Matilde de Bélgica hace uso del 'privilegio de blanco': con mantilla para visitar al Papa

La reina Matilde de Bélgica estuvo entre los dignatarios de veinte países, junto a la reina emérita Sofía de España o el canciller colombiano, Álvaro Leyva Durán, que despidieron el pasado 5 de enero al papa Benedicto XVI en una multitudinaria misa funeral que tuvo lugar en la plaza de San Pedro del Vaticano ante unas 50.000 personas. En lo que fue una circunstancia casi inédita en la historia de la Iglesia católica, el papa Francisco presidió el funeral de su predecesor, que fallecía a los 95 años, una década después de su histórica renuncia al pontificado.

Nueve meses después, los reyes de Bélgica han puesto rumbo al diminuto país para esta vez reunirse con el pontífice argentino en una audiencia privada. La reina Matilde, de 50 años, lució para la ocasión un modesto vestido blanco que le llegaba justo por debajo de la rodilla. Completó su look para la ocasión con una vistosa mantilla del mismo color que llevaba sobre la cabeza.

El encaje negro es habitual cuando se visita al Papa, pero tan solo a unas pocas personas se les permite vestir de blanco en torno a la figura religiosa cuando visitan el Vaticano.

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De hecho, tan solo siete mujeres en todo el mundo pueden optar por lucir el color blanco delante del Papa. Se trata de Charlène, la princesa de Mónaco; la reina Letizia de España, la reina Matilde de Bélgica y María Teresa, la gran duquesa de Luxemburgo. Este privilegio se extiende también a la reina Paola de Bélgica y a la princesa Marina de Nápoles.

Esta prerrogativa se aplica a estas integrantes de la realeza porque son las que pertenecen a la religión católica. Por eso, cuando la reina Camila visitó al Papa, tuvo que vestir de negro, ya que profesa la religión anglicana, a pesar de haber crecido en un hogar católico.

Mientras su marido, el rey Felipe, que acaba de cumplir sus primeros diez años en el trono, lució elegante con un traje negro y una corbata azul estampada, el vestido de la reina Matilde en este caso también era de manga larga y le cubría los hombros y el cuello. El Vaticano tiene un estricto código de vestimenta: los visitantes no pueden llevar vestidos escotados o sin mangas, minifaldas, pantalones cortos ni sombreros.

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Wim Dehandschutter. (Bruselas)

Según se puede leer en su página web, "el Vaticano es un Estado independiente en el que tiene su sede la Iglesia Católica Romana e impone sus normas de vestimenta en toda la ciudad. La vestimenta exigida es modesta y requiere, por respeto al carácter sagrado de las instituciones, que se cubran determinadas zonas del cuerpo". También dicen que está "absolutamente prohibido" llevar por ejemplo una camiseta o top "que muestre el vientre".

Los reyes de Bélgica entraron por el patio de San Dámaso, donde se recibe a los jefes de Estado y de Gobierno que se disponen a efectuar una audiencia privada con el Papa. La reina Matilde, sonriente y mostrando buen ánimo, estrechó la mano de monseñor Leonardo Sapienza antes de entrar en el recinto.

La reina belga llevaba un atuendo muy similar al que lució en 2015, cuando realizó su última visita al papa Francisco. Excepto que la última vez que tuvo una audiencia privada con él, llevaba unas aparatosas muletas y necesitó la ayuda de una silla de ruedas, ya que había sufrido una caída y se había lesionado la rodilla. Pero eso no impidió que siguiera adelante con sus compromisos.