Embarazos, esplendor y un gran fallo: looks memorables de las royals suecas en los Nobel

Cada año, el 10 de diciembre alberga una de las citas más esperadas por la familia real sueca. Es la fecha en la que se lleva a cabo la célebre entrega de los Premios Nobel en la que los Bernadotte, que presiden la gala, lucen sus mejores galas.

Especial atención ponen todos los amantes de la moda en las mujeres de la familia, quienes suelen escoger para este acto llamativos vestidos de alta costura, combinados con valiosas joyas, que nunca pasan desapercibidos.

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R. R.

Confirmada está ya la ausencia de Magdalena de Suecia este año, quien desde que se mudó a Miami, Florida, en 2018 suele causar baja en la esperada cita. El foco se posará sobre la reina Silvia, la princesa Victoria de Suecia y la princesa Sofía.

A continuación, vamos a repasar los look más recordados a lo largo de los años, comenzando por los del pasado 2022, en el que las mujeres de la familia real volvieron a brillar con todo su esplendor tras protagonizar el año anterior, en 2021, un sobrio evento ante el aumento de casos de covid.

Consciente de ello, en 2022, la princesa Victoria quiso dar el do de pecho con un potente vestido de raso de color rosa firmado por Camilla Thulin. Constaba de un cuerpo fruncido y un escote cruzado que finalizaba en anchos tirantes, así como de una voluminosa falda larga. Lo combinó con la tiara de seis botones, pendientes y collar de diamantes.

Su madre, la reina Silvia, se decantó por el color morado con un vestido de encaje que contaba con manga larga y una falda recta. A la altura de la cintura, en los laterales, nacían unos apliques de voluminosa tela que formaban una abultada cola. Lo combinó con tiara, collar y pendientes de amatistas.

En el caso de la princesa Sofía, optó por un vestido gris perla del modista sueco Ida Lanto, en el que destacó la capa semitransparente, el cuello alto con bordado floral y la falda fluida. Sobre su cabeza, Sofía optaba por la tiara que más le hemos visto desde que se casó. Se trataba de un regalo de sus suegros con motivo de las nupcias con Carlos Felipe. La combinó con pendientes de topacio y diamantes.

Otro año de gran esplendor en lo que se refiere a los looks de las mujeres de la familia real sueca fue el 2019, el año anterior a la pandemia y en el que la reina Silvia destacó con especial brillo con el estilismo escogido. Más osada que en otras ocasiones, se atrevió con las transparencias en el escote y las mangas, luciendo un vestido joya de Elie Saab con el cuerpo bordado con pedrería dorada y una falda color champán, drapeada en uno de los lados.

Si bien Silvia recibió todo tipo de halagos en la prensa por esta elección, su hija Victoria de Suecia también acaparó las miradas, pero motivos contrarios a los de su madre. 2019 fue el año en el que la heredera se equivocó definitivamente con su estilismo. Se decantó por un diseño en blanco y de telas gruesas que estaba firmado por Selam Fessahaye. El vestido contaba con un escote corazón y mangas asimétricas (la derecha abullonada y la izquierda caída). La zona derecha de la cintura estaba decorada con una gran flor, mientras que de la izquierda nacía una sobrecapa blanca que cubría toda la parte posterior de la falda. Demasiados volúmenes, adornos y detalles concentrados en un solo vestido, que sobrecargaba la vista.

A todo esto sumó las grandes joyas de la familia. Coronó su cabeza con la tiara Fringe, compuesta de 47 de diamantes que imitan los rayos de sol y que fue un regalo de los duques de Baden a su hija, Victoria, con motivo de su enlace matrimonial con el que después sería Gustavo VI de Suecia.

Completó el look con un collar de diamantes, unos pendientes a juego y un broche en forma floral que sujetaba la banda de la Orden de los Serafines, la más importante de Suecia.

Este descuido estilístico destacó, además, teniendo en cuenta el gran acierto que la princesa heredera había tenido el año anterior con su look. En 2018 decidió rescatar un vestido del armario de su madre. La reina Silvia ya lo lució en 1995.

Se trató de un espectacular diseño palabra de honor, de Nina Ricci, que combinaba tres tonos: el rosa en la zona del escote, el verde pistacho en la cintura, en forma de fajín con gran lazada en la espalda, y el gris en la falda.

Memorable fue también el vestido de auténtica princesa de cuento que lució la princesa Magdalena en el año 2016. El color rosa palo unido a un cuerpo de gasa, unas mangas abullonadas y una falda bordada con pétalos, generaron una imagen idílica de la hija de los reyes. Se trató de un diseño de Fadi El Khoury, con el que acertó al cien por cien.

Muy recordada es también su reaparición en la gala de los Nobel del 2014, tras ausentarse el año anterior por encontrarse embarazada de su primera hija, la princesa Leonore. Su regreso al evento fue por todo lo alto, luciendo un vestido de Fadi El Khoury construido sobre capas de organza de seda y tul italiano en tonos gris rosado, bordado a mano con cuentas de vidrio teñidas en tonos gris pardo y burdeos. Lo combinó con la tiara Modern Fringe y un broche y unos pendientes de amatistas.

Aquel año, sin embargo, no logró eclipsar a Victoria de Suecia, quien se decantó por un llamativo color rojo en un vestido al más puro estilo 'princesa'. Se trató una creación del diseñador sueco Par Engsheden, el mismo que realizó su vestido de novia.

La gala de los Nobel del año 2015 es recordada por dos hechos: los embarazos de Victoria de Suecia y de Sofía Hellqvist, que condicionaron sus estilismos, y por ser la primera gala de los Nobel a la que Sofía acudía por primera vez como princesa sueca y duquesa de Värmland.

La heredera se encontraba entonces en el séptimo mes de gestación de su segundo hijo y lució un diseño en color berenjena de la firma sueca By Malina. Se trató de un vaporoso vestido con falda plisada y escote en 'V' que la cubrió con una capa transparente.

A causa de su avanzado embarazo, a la heredera se le marcaba un ombligo muy prominente, algo que fue muy comentado en la prensa, donde se llegó a especular con la posibilidad de que esperase gemelos.

Pero la más esperada de aquella jornada era la princesa Sofía. La esposa del príncipe Carlos Felipe se encontraba en su sexto mes de gestación y estrenó un vestido negro confeccionado en seda con escote transparente y flores decorativas. Se trató de una creación de la colección primavera-verano del fallecido diseñador Oscar de la Renta valorado en 8.000 euros que combinó con la diadema de diamantes y esmeraldas que los reyes Carlos XVI Gustavo y Silvia le regalaron en su enlace matrimonial con Carlos Felipe.

Finalizamos este repaso de looks recordados en la gala de los Nobel con el vestido que la reina Silvia lució en 2013. Aquel año llamó mucho la atención porque escogió un diseño especialmente favorecedor que realzaba su figura. Se trató de un vestido rojo carmín con cuerpo de pedrería y falda larga de volantes que ya había en la cena previa a la boda de su hija Magdalena con Chris O’Neill. El diseño, que combinó con la tiara de nueve puntas rematadas con soles de diamantes, fue muy comentado y recibió todo tipo de halagos.