Un estreno de un millón de euros: la princesa Amalia de Holanda arranca (por fin) su agenda en solitario

Han pasado tres años y dos meses desde que la heredera al trono holandés cumpliera 18 años y fuera presentada al Consejo de Estado, un paso crucial en su camino hacia el trono. Pensábamos entonces que, con aquel acto, comenzaba una vida institucional activa y en la que la hija mayor de los reyes tendría más visibilidad. Pero no fue así: no es hasta hoy cuando la princesa Amalia de Holanda arranca su agenda en solitario, en lo que va a ser un estreno de más de un millón de euros.

Porque esa es la cantidad, concretamente 1,6 millones, que el Gobierno destina para la princesa de Orange, en concepto de sueldo y gastos institucionales. Y esa es la cantidad también a la que se ha hecho referencia en foros y medios de comunicación cuando se ha hablado de la vida institucional de Amalia, que hasta ahora ha sido bastante inactiva.

Y es que, entre el año sabático que quiso tomarse antes de comenzar sus estudios universitarios, y la propia carrera, en la que aún sigue inmersa, no ha habido forma de que la hija mayor se presente ante los medios en solitario en estos tres años, provocando que algunas voces críticas pusieran el foco en ese más de millón de euros que sí recibe.

Más críticas aún al haber sido su hermana pequeña, la princesa Alexia, quien hiciera su debut mucho antes que ella, en septiembre de 2023. Y sin tener un sueldo institucional ni ninguna responsabilidad ni obligación oficial, ya que la segunda hija de los Reyes no tendrá ningún rol en la Corona más allá de ciertos actos relacionados con causas que le interesen, siguiendo el patrón de los príncipes Constantine y Laurentien, hermano y cuñada del actual monarca.

Y no es que en el caso de Amalia vaya a ser una cita crucial que requiera de mucha preparación o protocolos. De hecho, va a ser un acto calcado al que hace ya un año y medio protagonizó su hermana: la botadura de un barco que lleva su nombre. Así que la cita que prevé relajada, aunque no estará falta de expectación, por lo que este debut supone.

Pero tampoco es que no esté acostumbrada a ser el centro de atención, ya que sí ha participado en importantes actos desde que cumplió la mayoría de edad, pero siempre bajo el amparo de sus padres. Por ejemplo, la hemos visto en una gira por el Caribe holandés y, más recientemente, en los actos que conmemoraban el 80º aniversario de la liberación de Auschwitz.

También ha ejercido de anfitriona, siempre con los Reyes, en algunas visitas de Estado, así como en grandes actos royal, como la recepción por la coronación de Carlos III, la boda de Hussein de Jordania o el 18º cumpleaños de la princesa Ingrid Alexandra de Noruega. Faltaba ese pequeño empujoncito de estar sola, algo que por fin tendrá lugar este sábado.

Y claro, casi todas estas apariciones tienen un denominador común, como son la tiara, los vestidos de alta costura y gala. Unos elementos que también han hecho que Amalia sea cuestionada por ejercer de princesa solo por devoción y no por obligación. Es decir, solo cuando la aparición en cuestión implica joyas reales o diseños de primer nivel.

Y aquí hay que volver a esa cantidad a la que nos hemos referido antes de 1,6 millones de euros. Cierto es que Amalia no cobra la cifra íntegra, puesto sí renuncia, por el momento a la parte que es de su libre disposición, que no llega a los 300.000 euros. Pero aún así, el marcado carácter comercial de los holandeses hace que no vean con muy buenos ojos el elevado presupuesto que se destina a la princesa de Orange. Para la mayoría es un sueldo excesivo a cambio de nada.

Más aún cuando, en un gesto muy aplaudido, renunció a él para centrarse en sus estudios, arrepintiéndose unos meses después y reclamándolo al Gobierno incluso con carácter retroactivo. De ahí que ese millón y medio de euros se haya convertido en el protagonista involuntario de este estreno de la princesa Amalia.

Y sin ánimo de comparar -o sí-, no podemos negar que hay mucha diferencia con otras casas reales europeas y sus herederos. Ni Christian de Dinamarca ni Elisabeth de Bélgica ni la princesa Leonor de Borbón cobran actualmente un sueldo, mientras que los tres ya han afrontado actos en solitario.

Esta diferencia que se une a los muchos motivos que han hecho bajar bastante los índices de popularidad de la Corona holandesa, que a partir de hoy, con su estreno en solitario, la princesa Amalia tiene la oportunidad de revertir. La pregunta es si sus padres, los reyes, en ese afán de que sus tres hijas vivan una vida acorde a su edad y no a su título, están dispuestos a permitirlo.