Ingrid Bergman y R. Rossellini: el romance de Hollywood que escandalizó al Vaticano
La actriz y el director revolucionaron a toda una generación al atreverse a romper sus matrimonios
A lo largo de los últimos cien años, el cine se ha convertido en un escaparate de las grandes preocupaciones humanas, entre las que no puede faltar el amor. Así, míticos romances del séptimo arte nos han hecho llorar, sufrir o aplaudir según cuál fuera su final. Sin embargo, tenemos que reconocer que "la realidad supera la ficción". Nos referimos a la historia entre Ingrid Bergman y Roberto Rossellini, la gran actriz y el prestigioso director vivieron un amor imposible y de película.
Nos debemos remontar a la época del Hollywood clásico, donde los contratos con los grandes estudios, la prensa sensacionalista y la caza de brujas anticomunista del general McCarthy no dejaban mucho espacio para la libertad.
Así, la en teoría industria de los sueños era un espacio donde resultaba difícil salirse del guion. Por eso, sorprendió más si cabe, que la actriz de 'Casablanca' y el director de 'Europa '51' se atrevieran a desafiar las normas puritanas de la meca del cine e incluso al Vaticano.
Todo comenzó con una carta en 1948. "Querido señor Rossellini: He visto sus dos filmes, 'Roma, ciudad abierta' y 'Paisà', que me han gustado mucho. Si necesita una actriz sueca, que habla el inglés perfectamente, que no ha olvidado el alemán, a quien apenas se entiende en francés y que del italiano solo sabe decir 'Ti amo', estoy dispuesta a acudir para hacer una película con usted. Ingrid Bergman".
Una misiva que se transformó en realidad, porque la intérprete fue contratada para rodar junto al cineasta 'Stromboli'. Sin embargo, lo que podría haber sido una película más, se convirtió en el escándalo de la década cuando la prensa descubrió que las dos estrellas estaban saliendo y esperaban su primer hijo en común.
Un planteamiento feliz que se enfrentaba a algunos problemas, entre ellos que Rosellini estaba casado desde hacía 10 años con la actriz Anna Magnani e Ingrid Bergman, por su parte, con el médico Petter Lindström, con quien tenía una hija de 10 años, Pía (aunque su relación estaba rota desde mucho antes de ese viaje a Italia).
Así, los nuevos enamorados decidieron que era el momento de romper sus anteriores matrimonios, pero se encontraron con una sociedad que no veía esta unión con buenos ojos. Especialmente juzgando a la intérprete, que llegó a ser declarada persona 'non grata' en territorio estadounidense.
La actriz recibía miles de cartas recriminándole su actitud, el Vaticano tachaba este romance de indecente, los estudios de Hollywood eran presionados para que no la volvieran a contratar y el senador Edwin C. Johnson de Estados Unidos se refirió a ella como "una poderosa influencia en pro del mal".
Unos duros momentos que no se frenaron con el nacimiento en 1950 de su hijo Roberto. Al no estar legalmente divorciada de Petter Lindström, este podría reclamar al bebé como suyo. Por eso, decidieron que se registraría al pequeño a nombre del director italiano y de "una madre cuya identidad se revelaría posteriormente".
Finalmente, el divorcio del matrimonio sueco se tramitó en México, donde también se casaron por poderes Bergman y Rosellini (a distancia) ese mismo 1950. Un productor amigo de la pareja y un abogado representaron el papel de contrayentes, mientras los auténticos Ingrid y Roberto se encontraban en su casa de Roma.
Tras tres hijos en común y siete años de matrimonio, la pareja decidió separarse. Una mezcla de problemas financieros, los celos profesionales de Rosellini por el éxito de su mujer y la separación de su hija Pía en Estados Unidos fueron algunos de los detonantes. Un adiós, con sus luces y sombras, que no pareció enturbiar el recuerdo de la actriz sobre su exmarido.
"Se ha escrito sobre mi vida con Roberto que junto a él descubrí un mundo mucho mejor que el que conoce la mayor parte de la gente. Es cierto. Mi dicha a su lado fue tan intensa como los disgustos. Pero las penas componen también nuestra existencia. Nadie paladea la felicidad continuamente. El individuo en estado constante de felicidad debe de ser un latazo... y Roberto desde luego no lo era", confesó Ingrid Bergman en su autobiografía. Una historia donde el final feliz no lo encontraron juntos, pero por el que se atrevieron a desafiar a toda la sociedad.
A lo largo de los últimos cien años, el cine se ha convertido en un escaparate de las grandes preocupaciones humanas, entre las que no puede faltar el amor. Así, míticos romances del séptimo arte nos han hecho llorar, sufrir o aplaudir según cuál fuera su final. Sin embargo, tenemos que reconocer que "la realidad supera la ficción". Nos referimos a la historia entre Ingrid Bergman y Roberto Rossellini, la gran actriz y el prestigioso director vivieron un amor imposible y de película.
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