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La insólita visita de Lady Gaga a Madrid poco antes de ser un fenómeno mundial
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La insólita visita de Lady Gaga a Madrid poco antes de ser un fenómeno mundial

La artista, que ya se puede considerar una leyenda del pop, ofreció un pequeño concierto en la capital en febrero de 2009. Nadie podía sospechar entonces que, en apenas unos meses, llenaría estadios de fútbol y la conocería todo el mundo

Foto: Lady Gaga, en la fiesta de los Oscar 2016 organizada por 'Vanity Fair'. (CP)
Lady Gaga, en la fiesta de los Oscar 2016 organizada por 'Vanity Fair'. (CP)

“Gaga me preguntó: ‘¿Toda esa gente está ahí para verme?”. “No. Toda esa gente no cabe y se quedaba fuera del concierto”. Así comentaban Prieto y Carrión a 'El País' cómo se había desarrollado un recital de Lady Gaga que tuvo lugar en febrero de 2009 en la antigua sala Ocho y Medio de Madrid. Ellos eran los organizadores, los encargados de traer a la neyorquina a aquella sala que solo era un sótano cercano a la Gran Vía madrileña. Sobra decirlo pero por entonces Gaga no era la estrella en la que se convertiría apenas año y medio después.

Porque otro de sus grandes conciertos en Madrid, celebrado en diciembre de 2010, ya parecía la entrada de Cleopatra en Roma: se celebró en el Palacio de Deportes, hubo lío con la venta de entradas duplicadas y congregó unas 20.000 personas que vibraron con su 'Alejandro' o su 'Bad Romance'. Nada que ver con aquella tímida visita a Madrid en la que ya se intuía a una leyenda del pop.

Foto: Filippo Monteforte/Getty images (Cortesía)

Preguntados por 'El País' en el citado artículo, los fans de la artista que pudieron verla en el pequeño concierto de 2009 aseguraban que estuvieron "en un concierto de Lady Gaga cuando nadie la conocía". Aquella chica que hizo del disfraz y de lo estrafalario un arte, con un especial talento para la composición y sobradas capacidades vocales, cumple 35 años este domingo. ¿Cómo fue su parada en Madrid? ¿Qué significó Madrid en el despegue de su carrera?

Corría el mes de febrero de 2008 y Stefani Joanne Angelina Germanotta llegaba a la calle Mesonero Romanos casi de incógnito. Aunque tampoco hacía falta mucha discreción porque casi nadie la conocía. El concierto lo había organizado MySpace y la joven, entonces una pipiola de 22 años, no esperaba lo que iba a ocurrir a continuación. El boca a boca entre sus fans, que ya coreaban 'Just Dance' o 'Poker Face', fue tan grande que en apenas unos minutos la cola ya llegaba casi a la plaza de Callao. La artista, humilde y consciente de que no todos sus seguidores podrían entrar en un concierto que, para más inri, era gratuito, decidió dar otro más esa misma noche. Los dueños de la sala agradecieron el detalle y la red se llenó de vídeos apasionados con cada detalle de la 'miniactuación' de la cantante y compositora. La potencia y todo lo que ha rodeado al estilo Gaga estaban ya muy presentes esa noche: "coreografías salvajes, disco-stick luminoso, pulsera de leds y lasers", según reza la crónica de un asistente en 'Jenesaispop'.

placeholder Lady Gaga, en la toma de posesión de Joe Biden. (Reuters)
Lady Gaga, en la toma de posesión de Joe Biden. (Reuters)

Apenas dos meses después de aquello, Gaga volvió a Madrid, o Leganés para ser más exactos, para participar en Festival Primavera Pop 2009 de Los 40 Principales. La leyenda pop se iba construyendo paso a paso. Habían pasado un par de meses y ya no era una artista idolatrada por cuatro o cinco adictos a MySpace, sino alguien capaz de llamar la atención de un amplio público.

Sin embargo, su regreso más sonado a la capital tuvo lugar en diciembre de 2010. Lady Gaga ya era entonces LADY GAGA, con mayúsculas. Esa noche fría llenó el Palacio de los Deportes con su 'Monster's Ball Tour', haciendo bailar hasta al más pintado. Ella misma llamó al evento la primera ópera pop-electro de todos los tiempos. Veinte bailarines y músicos la arroparon en escena. Se cambió unas veinte veces de ropa y no dudó en disfrazarse de dominatrix encuerada en negro y morado, de monja vestida de blanco y plástico transparente, de madrastra de Blancanieves, de hada de las nieves, heroína atacada por un gran monstruo o mujer galáctica cristalizada. Aquella noche incluso se enfudó en la bandera de España. Todo un espectáculo.

Para entonces, ya había vendido unos quince millones de discos y había triunfado en los Brit Awards de 2010 con tres premios: mejor álbum internacional, mejor artista femenina en solitario y mejor artista revelación internacional. Los que habían tratado con ella en el local del centro de Madrid, casi dos años antes, estaban alucinados. En poco tiempo se había convertido en la persona más popular del planeta (y nadie pone en duda de que lo fue durante todo ese año).

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Desde entonces hasta ahora, a Gaga le han llovido premios como el Oscar (por la canción de 'Ha nacido una estrella') y ha vivido lo bueno y lo malo de una fama planetaria. En la parte negativa, los miles de rumores que la acusaban de haber sido la causante de la ruptura de Bradley Cooper e Irina Shayk tras el rodaje de 'Ha nacido una estrella'. Discreta con su vida privada, vio cómo la prensa rosa analizaba cada minuto de la actuación de ambos, cantando 'Shallow' al piano, en la ceremonia de los Premios de la Academia de 2019.

También se dice que la diva del pop ha perdido la sencillez de antaño. Según un artículo publicado en este medio, cuando recaló en Barcelona en 2018 para ofrecer un concierto ya tenía numerosas manías de estrella: la cantante de 'Alejandro' especificó que no se la podía mirar a los ojos, algo que dificultó la labor de camareros y resto del servicio que la atendió en la capital catalana. Además, poco antes del concierto en el Palau Sant Jordi, pidió botellas de agua de 30 marcas diferentes, lo que enloqueció al personal que la atendía.

Foto: Lady Gaga sonríe orgullosa a Kamala Harris. (Reuters)

Sin embargo, esos detalles no han empañado su increíble labor filántropa, su activismo en favor de los migrantes, de los enfermos de VIH o de los niños que sufren acoso escolar. En 2012, por ejemplo, creó la Born This Way Foundation (BTWF), una organización con el nombre de uno de sus discos que, según Wikipedia, se ocupa del empoderamiento de la juventud, la confianza en uno mismo, el bienestar, la lucha contra el acoso escolar, el asesoramiento y el desempeño laboral.

Un detalle hacia algunos de sus 'pequeños monstruos', el sobrenombre con el que se conoce a sus fans, algunos de los cuales pudieron disfrutar de esa insólita visita a Madrid. Aquella noche de febrero de 2009 ellos sabían, mejor que nadie, que había nacido una estrella.

“Gaga me preguntó: ‘¿Toda esa gente está ahí para verme?”. “No. Toda esa gente no cabe y se quedaba fuera del concierto”. Así comentaban Prieto y Carrión a 'El País' cómo se había desarrollado un recital de Lady Gaga que tuvo lugar en febrero de 2009 en la antigua sala Ocho y Medio de Madrid. Ellos eran los organizadores, los encargados de traer a la neyorquina a aquella sala que solo era un sótano cercano a la Gran Vía madrileña. Sobra decirlo pero por entonces Gaga no era la estrella en la que se convertiría apenas año y medio después.

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