Deseadísimos y al alcance de la cirugía estética, ¿qué son los hoyuelos de Venus y por qué seguimos hablando de ellos?
Los dos hoyuelos que decoran la parte baja de la espalda justo encima de los glúteos han pasado de ser una curiosidad genética a una petición estética
Hay mil leyendas en torno a estos hoyitos cuyo nombre real –fosas lumbares– es mucho menos romántico. Seguramente surge del hecho de que dos de los dioses más glamurosos de la mitología los tenían: Venus, diosa del amor, la fertilidad y la belleza; y Apolo, dios de la perfección y la armonía masculina. Los dos lucían dos pequeñas y simétricas fosas justo al final de las espalda, sobre los glúteos.
Con unos embajadores tan míticos, es normal que a estos hoyuelos se les haya atribuido dos facetas muy interesantes: mejor sexo –dicen que donde hay hoyuelos hay también una mejor irrigación de la zona que ayuda a alcanzar antes el orgasmo– y buena salud. Sin embargo, ninguna de las dos están avaladas por estudios científicos, así que pertenecen estrictamente al terreno de la leyenda, pero lo cierto es que para más de un 40% de los hombres, los hoyuelos de Venus son la parte más sexy del cuerpo femenino.
Denominados en su origen como ‘fossae lumbares laterales’, estas pequeñas hondonadas al final de la espalda no son solo atributos considerados atractivos, también llevan años colándose en el arte, como un elemento clave de la belleza femenina. Desde la paleolítica Venus de Willendorf hasta las famosísimas 'Tres Gracias' de Rubens, en el que la figura que da la espalda al espectador muestra sus hoyuelos de la diosa del amor. La admiración por estos simpáticos hoyuelos llega hasta nuestros días, convirtiéndolos en un discreto objeto de admiración sobre la pasarela... Los desaparecidos desfiles de Victoria's Secret eran un ejemplo de los hoyuelos de Venus en el siglo XXI.
Los hoyitos de las celebs
Con Instagram en nuestras vidas, los hoyuelos de Venus han pasado de admirarse en un óleo a convertirse en objeto de deseo: Kendall Jenner, Miranda Kerr, Kristen Stewart, Miley Cyrus y prácticamente todas las modelos que desfilaron para la firma de lencería los tenían y mostraban los tienen, así que la red se ha llenado de espaldas anónimas que también presumen de ellos –algunas los adornan con diminutos diamantes– e incluso hay hashtags dedicados a ellos en exclusiva y a cómo quienes no los tengan podrán sacarlos a la luz través de ejercicios concretos, dietas o posturas.
Se tienen o no se tienen
Sin embargo, la mala noticia es que los hoyuelos de Venus son genéticos. Naces con ellos y si no naces con ellos, no los vas a tener nunca por mucho ejercicio que hagas. Y aquí podría terminar la historia si no fuese porque la cirugía se ha empeñado en cumplir hasta el último de nuestros deseos –y caprichos– y de la misma forma que afina un tobillo o define una rodilla ha creado una técnica para inventar unos sexis hoyuelos de Venus allí donde no los había.
Una microcirugía que funciona
El doctor Miguel Chamosa es el primer cirujano español que ha empezado a crear hoyuelos de Venus a partir de una intervención mínimamente invasiva. "La técnica –explica– consiste en introducir una pequeña cánula a través de una diminuta incisión que se realiza al final del pliegue interglúteo".
"La varilla se desliza bajo la piel hasta llegar al punto donde debería estar cada fosa –continúa –. Y una vez aquí, se gira la punta hacia arriba para hacer una pequeña erosión en la dermis y después se rota hacia abajo para succionar un diminuto botón de grasa". 'Et voilà!' Ya puedes presumir de hoyuelos.
Los detalles que debes saber
La intervención se realiza con anestesia local y dura una hora. Después, te irás a casa con una faja con puntos de presión en cada foseta que deberás llevar un par de semanas. Cuando te pongas el bikini, los hoyuelos ya serán visibles aunque los resultados son definitivos a los tres meses.
Los dioses romanos y la belleza femenina
Los hoyuelos de Venus no son el único atributo físico que se relaciona con la diosa Venus. Los finos aros que bordean el cuello y escote en algunas personas, reciben el nombre de 'anillos de Venus'. La falta de hidratación o el daño solar son algunas de las causas que favorecen la aparición de estas arrugas que, igual que ocurre con los hoyuelos, no son visibles en todos los cuerpos.
El pequeño Cupido, hijo precisamente de Venus, pone nombre a otra zona de la anatomía femenina, la boca. Llamamos arco de Cupido al perfilado corazón que da forma al vértice de los labios, como remate el surco nasolabial.
Hay mil leyendas en torno a estos hoyitos cuyo nombre real –fosas lumbares– es mucho menos romántico. Seguramente surge del hecho de que dos de los dioses más glamurosos de la mitología los tenían: Venus, diosa del amor, la fertilidad y la belleza; y Apolo, dios de la perfección y la armonía masculina. Los dos lucían dos pequeñas y simétricas fosas justo al final de las espalda, sobre los glúteos.