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Kenzo se cuela en el Museo del Louvre para convertirse en su mecenas aromático
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Arte floral

Kenzo se cuela en el Museo del Louvre para convertirse en su mecenas aromático

Icónicos y vanguardistas, el perfume de Kenzo se apoderará durante 3 años de los jardines de las Tullerías del Museo del Louvre para llenarlos de belleza y esencia

Foto: Primera exposición floral de Kenzo en el Louvre y el jardín de las Tullerías. Agradecimiento especial al Museo Nacional del Louvre y al Jardín de las Tullerías. Agradecimiento especial al Museo Nacional del Louvre y al Jardín de las Tullerías. ©
Primera exposición floral de Kenzo en el Louvre y el jardín de las Tullerías. Agradecimiento especial al Museo Nacional del Louvre y al Jardín de las Tullerías. Agradecimiento especial al Museo Nacional del Louvre y al Jardín de las Tullerías. ©

Belleza y arte siempre han ido de la mano, pero lo que no nos habíamos parado a pensar hasta ahora es que el arte también podía tener perfume. Si nos pudiéramos colar en el taller de un artista del Renacimiento, poder inspirar su aroma, sin duda nos ayudaría a recrear otra realidad.

[LEER MÁS: Dior se asocia con el Louvre para restaurar las Tullerías]

Está científicamente demostrado que los olores son excepcionales nexos con los recuerdos, de ahí que cuando vamos por la calle y nuestro olfato registra un aroma conocido, nuestra mente, acto seguido la asocie con alguna persona o experiencia. Recurriendo a su esencia más conocida, Kenzo se convertirá durante 3 años en el mecenas de los jardines del Museo del Louvre, decorándolos con exposiciones florales temporales.

placeholder Las amapolas de Kenzo en el Louvre. Agradecimiento especial al Museo Nacional del Louvre y al Jardín de las Tullerías. Agradecimiento especial al Museo Nacional del Louvre y al Jardín de las Tullerías. © Stanislas Liban
Las amapolas de Kenzo en el Louvre. Agradecimiento especial al Museo Nacional del Louvre y al Jardín de las Tullerías. Agradecimiento especial al Museo Nacional del Louvre y al Jardín de las Tullerías. © Stanislas Liban

Los arreglos florales aportados por la firma japonesa irán acordes a las exposiciones que se estrenen en el museo y, las composiciones florales buscan promocionar no solo el patrimonio cultural del Louvre sino también su política de biodiversidad.

Kenzo Takada, diseñador y creador de Kenzo, siempre ha sido un apasionado de las flores, de ahí que convirtiera a la amapola en el centro de toda su estética con la creación de Flower By Kenzo. El éxito del perfume, vino seguido de auténticas performances artísticas como las 32.000 begonias que aparecieron en el parisino Pont Neuf el primer día de primavera de 1994 (en la imagen de Instagram) o las 180.000 amapolas que se plantaron en la explanada del Centro Pompidou. E incluso Madrid fue otra de las ciudades de todo el mundo que se vieron llenas de flores de Kenzo… ¿Quién no recuerda el campo de 80.000 amapolas que se sembró en la plaza delante del Museo Reina Sofía? Arte, flores y perfume?

Pero en esta ocasión la puesta en escena floral no será efímera, sino que se mantendrá durante años decorando la entra y jardines del Louvre. Desde junio, ya se puede disfrutar de la primera exposición floral en el Jardín de la Tullería. Con el nombre ‘Cuerpo y Alma, de Donatello a Miguel Ángel. Esculturas italianas del Renacimiento’, los jardineros y paisajistas del Patrimonio Nacional del Museo del Louvre y el Jardín de las Tullerías han encontrado en el rojo de la amapola la base para recrear expresiones corporales y sentimientos humanos. Cada flor del arreglo tiene su motivo y su color, como las flores color rosa y malva que pretenden recrear la vaporosidad de los tejidos que contemplamos en las obras del renacimiento.

Conforme cambien las exposiciones, las creaciones florales se irán adaptando a sus temáticas, para envolver a los visitantes de una forma sensorial, no solo deleitando con sus arreglos sino embriagando sus olfatos.

Belleza y arte siempre han ido de la mano, pero lo que no nos habíamos parado a pensar hasta ahora es que el arte también podía tener perfume. Si nos pudiéramos colar en el taller de un artista del Renacimiento, poder inspirar su aroma, sin duda nos ayudaría a recrear otra realidad.

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