Si te has quemado con el sol (aunque no deberías), no quites esa piel y sigue estos pasos

Antes de que existiera conciencia solar, coronar un día de sol con alguna quemadura no era algo extraño (quien ha sido niño antes de este siglo sabrá de esto). Desgraciadamente, incluso a día de hoy puede verse aunque sea de forma ocasional, a pesar de las contundentes campañas de fotoprotección por parte del colectivo de dermatólogos y de los laboratorios. Y aunque es deseable formar parte del 79 % de españoles que ha incorporado el protector solar a su vida, no siempre lo hacemos de la forma conveniente.

El observatorio Heliocare 2020, que analiza los hábitos de los españoles al sol, confirma que el 29% sigue relacionando la piel morena con la belleza. En ocasiones a cualquier precio, aunque ello implique enrojecerse para conseguirlo en tiempo récord. Un eritema producido por la radiación UVB responsable de las quemaduras se inicia a las 2 horas, su pico más alto llega a las 24 horas y desaparece en 72. En cuanto al porqué se producen las quemaduras, lo aclara el dermatólogo Carlos Morales Raya, de la clínica con su nombre: “Son consecuencia de sobrepasar el límite de tolerancia de la piel a la radiación solar, sobre todo a la radiación UVB. Este exceso de radiación ocasiona daños estructurales a nivel celular, produciéndose eritema (aumento de rojez) e inflamación, con formación incluso de ampollas".

"El daño es reparado por el sistema inmune generando piel nueva, pero pueden quedar alteraciones en el material genético de las células cutáneas, las cuales a su vez podrían generar tumores malignos de piel como el melanoma”, continúa.

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ADN de un aftersun

Desde la Academia Española de Dermatología (AEDV), las recomendaciones para no llegar a esta situación alarmante pasan por evitar la exposición entre las 12:00 y las 17:00 horas, utilizar un factor de protección mínimo de 30 que debe renovarse cada 2 o 3 horas y uno más alto en áreas sensibles como rostro o cicatrices, así como tirar de sombrillas, gafas, gorras o sombreros, tomar el sol de forma progresiva e hidratarse bien. Existen apps que contribuyen a evitar riesgos, como UV Derma o Sun Quiet, avalada esta última por el Instituto Valenciano de Oncología, que aconsejan y evalúan el riesgo de quemaduras según el fototipo y antecedentes del usuario. Si a pesar de todo la quemadura hace su aparición, las directrices están menos claras: sabemos que hay que aplicar aftersun, sí, pero ¿cuál es el bueno y qué hacemos si la piel se levanta?

El Dr. Morales considera básico evitar cualquier tipo de exposición al sol en las semanas siguientes, asegurar un ambiente fresco y húmedo, además de una adecuada ingesta de agua, hidratar la piel con emulsiones suaves y no oclusivas e incluso aplicar antiinflamatorios en casos de quemaduras de segundo grado bajo la supervisión dermatológica. ¿Le darían los especialistas el visto bueno a un aftersun con los requisitos necesarios a nivel cosmético? “Estas lociones suelen llevar activos emolientes y humectantes así como principios calmantes, como el bisabolol. Consiguen hidratar y reparar la piel, suavizando el escozor, aunque no logran reparar el dañar celular ni bajar la inflamación en caso de que sea importante”.

Entre los ingredientes top, el dermatólogo señala, junto al mencionado, otros humectantes como el ácido hialurónico, el glicerol, la caléndula y el hamamelis y activos reparadores y antioxidantes como la vitamina E. Y ojo, porque lo de echarse agua fría para calmar es un error. “Fresquita, pero no muy fría, y nunca hielo”, añade el Dr. Morales. Elisabeth Álvarez, directora del centro Inout, recomienda también evitar el agua caliente y cubrirse con ropa para salir a la calle con el fin de evitar más exposición solar, y en el caso de que la piel llegue a pelarse, no tocar. “Ni quitarla, porque puede infectarse, irritarse más e incluso causar manchas”.

Ojo con los remedios caseros

Por internet circulan numerosas propuestas caseras para aportar alivio, algunas más clásicas como el aloe vera, la patata, el agua fría o leche fría, y otras de reciente adquisición, como el supuestamente útil-para-todo aceite de coco. “Muchos de estos remedios llevan en su composición extractos que nos pueden ayudar; sin embargo, usarlos en su forma bruta (hoja de aloe vera o patata triturada, algunos de los más comunes) pueden empeorar las quemaduras solares y favorecer la aparición de infecciones y cicatrices, por lo que se desaconseja su uso de manera directa”, concluye Morales Raya.

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