Antiedad, retro y sencillo, el contouring de ojos ha llegado para salvar los maquillajes

Las texturas en crema han llegado al maquillaje para quedarse. Más fáciles de trabajar y con un acabado muy natural, son las responsables de la adaptación de la técnica del contouring a la mirada. El juego entre luces y sombras con el que crear volúmenes y depresiones se adapta a la mirada, para convertirse en aliado de los primeros signos de la edad: levantar el párpado caído sin necesidad de recurrir a una blefaroplastia, abrir los ojos y llenarlos de luz o aportar la cantidad exacta de oscuridad sin recargar el párpado son algunas de las bondades de los contouring eyes.

Igual que en el contouring podemos señalar las zonas en las que arrojar luz (parte alta del pómulo o frente) y otras en las que subir el tono para crear un contraste con el que falsear el volumen, en el párpado también se encuentran dos áreas muy diferenciadas. En el párpado móvil se colocan las sombras más luminosas -siempre en tonos beis, vainilla, arena o champán-, mientras que el tono oscuro se reserva a un preciso trazo en la cuenca del ojo. Distan por tanto de los bronzing eyes, el maquillaje smokey de acabado cremoso.

El efecto es el de un ojo muy abierto en el que se marca la profundidad del párpado con una marcada estética de los años 50, exactamente al estilo de Sophia Loren o Sharon Tate.

Natalia Belda, maquilladora de confianza de Blanca Suárez, se decantaba por esta tendencia cuando la actriz presentaba el vídeo que grabó para Guerlain en la isla de Ouessant. “Tras aportar luminosidad en el párpado móvil, dibujé un trazo fino que seguía toda la curva de la cuenca ligeramente por encima. Este es un truco que a menudo hago con colores más suaves, beis y topo, para abrir la mirada de forma imperceptible. En esta ocasión quisimos subir el voltaje y marcar una línea mucho más poderosa, inspirada en los maquillajes italianos de los años 50. Para conseguir la precisión que buscaba, apliqué esta sombra directamente con pincel, para modular el trazo a la medida”, precisaba la maquilladora.

Nikki Wolff, directora global de arte de KVD Beauty, precisamente se hizo conocida por desarrollar este tipo de maquillajes en los que la cuenca del ojo queda muy marcada, creando esa tridimensionalidad a la que se suma un delineado muy fino que rasga la mirada. El efecto retro es inmediato y el ojo cambia de forma, viéndose más amplio y levantado, sin necesidad de pinchazo ni bisturí.

Pero la innovación llega a este maquillaje que ya triunfó en los 50 y 60 de la mano de las texturas cremosas. Las sombras de ojos aplicadas con los dedos, como vimos en los looks de María Valverde en el Festival de Cine de San Sebastián, se han convertido en un recurso rápido con el que graduar la cantidad de color y mantener siempre un tono muy luminoso en el que no existan las líneas. Un ejemplo son las sombras Eyes to Mesmerise de Charlotte Tilbury, 27,99€ en Sephora.

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Para conseguir que el trazo que marca la cuenca del ojo sea firme y no quede fijado en la zona exacta, las sombras en stick, similares a un lápiz de ojos con una mayor oferta de tonos y una punta más gruesa, son la herramienta más precisa y sencilla de utilizar a la hora de hacer un contouring de ojos. Se puede apoyar directamente en la cuenca del ojo y deslizar o tomar el producto con un pincel y aplicarlo, como veíamos en la mirada de Blanca Suárez. En concreto, la maquilladora utilizó la sombra dual en barra Mad Eyes Contrast Shadow Duo en tono Brun de Guerlain, 35,99€ en Sephora.

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Los sticks duales permiten simplificar el maquillaje en un cosmético, encontrando la sombra clara en un extremo y la oscura en otro. En el caso de preferir un acabado más dramático, los tonos mate son clave. Quick Stick de Tarte, 29,99€ en Sephora.

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El plan B, por supuesto, es crear el contouring, con sombras de ojos tradicionales, creando un cut crease más difuminado. Entre los fichajes de paletas de sombras de ojos de la temporada como la Wild Tiger de Huda Beauty, 29,99€ en Sephora. Al combinar tres tonos de sombras vainilla con distintas tonalidades y acabados de sombras más oscuras, permite crear contourings más o menos dramáticos, además de ofrecer la posibilidad de adaptarlos a cada tono de piel.

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Otra zona que cuidar a la hora de realizar el contouring de ojos, ya sea con cosméticos en crema o con sombras en polvo, es iluminar el arco de la ceja. El truco está en difuminar el punto de luz para que no quede antinatural, pero se potencie esa sensación de mirada levantada. Para crear un maquillaje más elaborado, se pueden combinar los acabados mate con los satinados, además de jugar con más de dos colores, momento en el que las paletas de sombras son auténticas baritas mágicas. Para economizar el espacio en el neceser de maquillaje, nada como recurrir a paletas en tonos muy neutros con pocos colores pero todos muy útiles como la Wet & Dry de Yanbal, en el color Caramel Nude, 30€ en su web.