Sissi, la emperatriz esclava del cabello que no comía carbohidratos
La emperatriz más famosa de la historia no solo pasó a la posteridad por su trágica vida o las películas de Romy Schneider, también dejó huella en el sector de la belleza con sus meticulosos rituales
Decir que una peluquera austriaca del siglo XIX está detrás de algunos de los estilismos que a día de hoy vemos en la alfombra roja es solo el encabezado de la larga lista de las contribuciones de la emperatriz Sissi al mundo de la belleza.
Las leyendas sobre su carácter, a la altura de las que se cuentan sobre Maria Antonieta, mantienen, sin embargo, un poso de mayor credibilidad que las de la mujer de Luis XVI, prueba de ello es que podemos constatar la esclavitud capilar a la que estaba sometida Sissi, simplemente contemplando alguno de sus retratos o su preocupación por el tono -tanto de color como muscular- de su piel al revisar los cosméticos de la época que la emperatriz consumía con asiduidad.
En pleno 2022, en el que una serie de televisión puede sacudir el mundo de las tendencias y lograr que el pelo de Pamela Anderson se convierta en el corte más deseado, viralizando tutoriales sobre cómo recrear su famoso moño XXL, la emperatriz Sissi vuelve al candelero mediático con el estreno de la serie ‘Sisí’ en Disney +. La serie, una coproducción Alemania-Austria, se estrenó en 2021, pero no ha sido hasta ahora cuando la plataforma de VOD ha adquirido los derechos para su difusión.
Aunque la Sissi de Disney se centra en el proceso de madurez a marchas forzadas de Isabel de Baviera hasta convertirse en emperatriz de Austria, apartar la mirada de sus elaborados recogidos o pasar de largo las rutinas de belleza que hicieran famosa a la austriaca merecen un minucioso repaso con los ojos del siglo XXI.
Solo una persona en toda la corte podía tocar su cabello
La larguísima melena de Sissi era su seña de identidad. Los retratos que nos quedan de ella muestran una cabellera castaña frondosa en la que era imposible identificar una punta abierta. Entre la rumorología al respecto, siempre se ha señalado la combinación de esencias florales con brandys y demás ungüentos para lavarlo cada dos o tres semanas, durando el proceso varias horas.
Frente al mito, lo que sí se conoce es el nombre propio de la mujer que vivía atada al cabello de Sissi, Fanny Feifalik. Nos confirma que Feifalik era su peluquera personal Martin Mutschlechner, experto en la familia Habsburgo y miembro del departamento científico y conservador del palacio Schönbrunn, la residencia vacacional de la emperatriz en Austria.
“Fanny era originalmente peluquera del teatro de la corte, pero luego fue contratada al servicio personal de la emperatriz”, señala el experto. Al parecer, la fama de la peluquera era tan popular que llamó la atención de Sissi, incluso podría haber visto su trabajo en una obra de teatro y haber pedido que entrara a formar parte de su equipo de confianza.
El conocido e imitado por las mujeres de la época peinado 'steckbrieffrisur' fue creado por las habilidosas manos de Fanny y, en parte, a él se debe la fama ‘beauty’ de Sissi. La larga melena de la emperatriz, que superaba de forma holgada el metro de longitud, se recogía en varias trenzas que conformaban una trenza corona sobre la que se apoyaban las coronas y tiaras. Con el steckbrieffrisur se conseguía reducir la melena de Sissi en un largo que sobrepasaba los omoplatos y resultaba mucho más cómodo para la emperatriz.
El peinado fue copiado por otras aristócratas de la época, pero el resultado nunca fue el mismo, la clave estaba en el pelo de Sissi. “Isabel tenía un cabello maravilloso y grueso, así que Fanny hacía todo tiempo de peinados para ella, lo que se convirtió en su propio sello”, afirma Martin Mutschlechner. Es imposible no encontrar similitudes entre la relación de comadreo entre estilista y estrella (o influencer) y la dependencia que la emperatriz desarrolló con su peluquera. Si Fanny no estaba disponible para peinarla, Sissi no acudía al evento.
Otras de las creaciones de la peluquera austriaca fue el uso de las horquillas joya. El accesorio capilar que ahora nos cansamos de ver en redes sociales, alfombras rojas o el street style de las diferentes semanas de la moda también se lo debemos a Sissi. En uno de los retratos más conocidos de la emperatriz austriaca, su steckbrieffrisur está salpicado de horquillas de estrellas brillantes, idénticas a las que han disparado la fama de Jennifer Behr, la preferida de las celebrities. Una vez queda establecida la conexión, es imposible no ver a Madame de Rosa y pensar: “¿Sissi?”.
El gimnasio portátil de Sissi
Espalderas, anillas o barras de dominadas eran una parte tan cotidiana del día a día de la emperatriz como lo podían ser los majestuosos cepillos con los que su peluquera acicalaba la melena real. De nuevo, nos encontramos ante un hecho constatado y no un mero rumor, “en todos los lugares en los que se quedaba algo de tiempo, montaba un gimnasio dentro de sus dependencias”, explica el curador del palacio Schönnbrunn.
La preocupación de Sissi por su forma física rompía con los cánones de la época, ella quería una figura esbelta y fibrosa, y sabía que para lograrlo debía apoyarse en una alimentación equilibrada, apoyada de un riguroso entrenamiento deportivo, algo normal en nuestros días pero un método novedoso en el siglo XIX. Como explica el experto en la familia Habsburgo, “Isabel practicaba gimnasia dietética, que una tendencia de salud en ese momento. Esto fue una novedad e inusual para una dama de su clase”, explica. Esto no significa, sin embargo, que estuviera obsesionada con dietas estrictas como siempre se ha dicho o que padeciera trastornos alimenticios, “simplemente trataba de comer de una manera muy equilibrada", apunta el experto.
Su confesa debilidad por los dulces era quizá el único capricho que se permitía en su controlada alimentación. No es cierto que solo comiera carne, pero sí evitaba los carbohidratos. Sus comidas consistían en una mezcla equilibrada de carne y verduras; también le encantaba la fruta fresca, principalmente las frutas mediterráneas (naranjas, limones, etc)”.
Borramos así de la lista de mitos beauty de la emperatriz austriaca aquel que aseguraba que únicamente comía una amplia variedad de carnes como prueba de su estatus y para mantener una mayor fortaleza sustentada en la ingesta de proteínas, de la que se desprendía otro rumor bastante fuerte, el de que su obsesión por la belleza se debía a la mala piel que la ingesta de carne le había generado.
El reclamo de las cremas
El interés que la emperatriz ponía en su imagen trascendía el vínculo con su gimnasio portátil (personal e intransferible) o su dependencia capilar a Fanny Feifalik. La cosmética ocupaba un puesto de honor en su rutina diaria, como apunta el experto en la familia Habsburgo, utilizaba los cosméticos de moda en la época, pero tenía un especial vínculo con los productos de la marca Guerlain.
En su búsqueda por una tez luminosa y más blanca, respondiendo a los cánones de la época, Sissi no podía vivir sin la Crème à la Fraise de la firma francesa, como ilustra María Borrás, PR & Communication Director de Guerlain España: “En el siglo XIX, Guerlain ofreció a las mujeres un cuidado de la piel blanqueador muy codiciado en aquella época. La misma Sissi Emperatriz no se dejaba ver sin Crème à la Fraise, cuya fórmula protegía y refrescaba el cutis. Jabones, aguas, polvos y lociones, desde Blanc de Perle hasta la Crème de Lys y Pâte d’Amande Royale, todas ellas fórmulas que satisfacían el reclamo de blanqueadores”.
Sissi se convertía así en un reclamo de ventas para la marca, algo que veríamos profesionalizado años más tarde con Victoria Eugenia y su anuncio de Pond’s o, más recientemente, Olympia de Grecia con su colección junto a The Organic Pharmacy.
La intensa relación de Sissi con Guerlain incluso está registrada en la enciclopedia Larousse, donde se acredita el incremento de la fama de la marca por la relación con la realeza europea. “Su fama aumentó aún más después de 1853, cuando Guerlain se convirtió en perfumista de su majestad la emperatriz Eugenia, para quien había creado Eau de Cologne Impériale Pierre-Francois Pascal Guerlain, que ya tuvo el honor de ser el perfumista de la duquesa de Baden-Württemberg y de la reina de Bélgica. Se convirtió luego en proveedor oficial de las más grandes cortes europeas, creando un agua espirituosa con verbena para la emperatriz Sissi, e imaginando perfumes para la reina Victoria e Isabel II de España”, podemos leer en su web con tan solo googlear ‘Guerlain’.
El perfume de Sissi, en cuestión, era Eau Spirituelle a la Verveine, una fragancia cítrica y apoyada en la verbena que contaba con la curiosa cualidad para la época de ser apta tanto para hombres como para mujeres. Lamentablemente, el perfume, creado por Aime Guerlain a finales del siglo XIX, desapareció del mercado.
Su muerte, hace ahora casi 124 años, no impide que las manías, lecciones e innovaciones de Sissi sigan formando parte de algunos rituales de belleza actuales, aunque las fresas solo se utilicen para blanquear los dientes y el gimnasio portátil se traduzca en una aplicación de entrenamiento al estilo de la Centr de Elsa Pataky y Chris Hemsworth... Al fin y al cabo, hasta las melenas Botticelli o prerrafaelitas son tendencia en 2022. Podría decirse que Sissi fue la primera 'royal it girl' de la belleza.
Decir que una peluquera austriaca del siglo XIX está detrás de algunos de los estilismos que a día de hoy vemos en la alfombra roja es solo el encabezado de la larga lista de las contribuciones de la emperatriz Sissi al mundo de la belleza.
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