¿Qué es el lipedema y cómo podemos abordarlo?

Seguro que ya lo has oído más de una vez y es que el término 'lipedema' se ha popularizado bastante en los últimos años. A pesar de que existía desde mucho antes (la Asociación Española del Linfedema afirma que fue originariamente descrito en 1940), la Organización Mundial de la Salud lo declaró como enfermedad hace relativamente poco, en el año 2018, y afirma que afecta al 20% de las mujeres. Sí, has leído bien: una de cada cinco féminas lo sufre en su propia piel.

Pero ¿qué es el lipedema? En palabras de Gema Cabañero, directora de la Clínica Antiaging & Estética Avanzada Gema Cabañero, “es una alteración crónica y progresiva del tejido adiposo, también conocido como tejido graso”. La experta explica que su desarrollo implica un cúmulo gradual de células grasas que se centra sobre todo en las piernas (en la zona superior de los muslos, caderas y rodillas, aunque, en los estadios más avanzados, puede aparecer también por encima de los tobillos), pero también puede producirse en la parte superior de los brazos.

La Dra. Josefina Royo de la Torre, de Instituto Médico Láser, apunta que es importante resaltar que el lipedema no siempre va acompañado de obesidad o celulitis, pero “este cúmulo desproporcionado de grasa colapsa el sistema linfático y puede inducir, además, a una predisposición de la aparición de linfedema (es cuando se produce una acumulación de líquido linfático en los tejidos adiposos, justo debajo de la piel)”.

A nivel visual, lo más característico es un exceso anormal del volumen en las zonas de las piernas, muslos o glúteos que muestran una clara desproporción respecto al resto del cuerpo. Y otro dato fundamental es que aparece progresivamente y se acentúa con la edad.

¿Por qué aparece?

Aunque parece que el origen exacto no está muy claro, “está demostrado que tiene carácter hereditario y que esta dolencia está ligada a las hormonas, ya que, principalmente, afecta a las mujeres en periodos de cambios hormonales como la pubertad o el embarazo”, sostiene Gema Cabañero.

Respecto a la otra gran pregunta que es si se puede prevenir, hay que tener en cuenta que no es una consecuencia del sobrepeso, pero “ser una persona sedentaria, la insuficiencia linfática y venosa o no llevar una dieta adecuada puede agravar la dolencia”, apunta la experta.

Síntomas del lipedema

Desde Instituto Médico Láser han hecho un breve listado resumiendo los efectos más comunes a los que se enfrentan las personas que lo padecen:

• Se inicia como hinchazón simétrica y blanda en determinadas zonas de muslos, glúteos, rodillas, tobillos o incluso brazos. Eso sí: es importante recordar que nunca afecta a los pies.
• Otra de las características es que aumenta la tendencia a la fragilidad de los capilares venosos. “Aparecen arañas vasculares dilatadas como consecuencia de la dificultad de retorno venoso que sufren las venas más superficiales ante la obstrucción que genera el exceso de tejido graso”.
• Hay una constante sensación de pesadez, edema o hinchazón de piernas.
• En más del 60% de los casos resulta doloroso o molesto al palparlo, ya sea en movimiento o en reposo.
• Presenta edema (hinchazón de los tejidos blandos por la acumulación de líquido) de forma progresiva y pueden aparecer zonas amoratadas por el roce.
• Empeora con la edad y, en los estadios avanzados, puede producir dificultad en la movilidad.

Grados del lipedema

Al ser una enfermedad que se intensifica con el paso del tiempo, podemos hablar de diferentes grados por los que pasa la dolencia, que “se distinguen según la estructura que presenta el tejido”, apunta Gema Cabañero. La profesional indica que, en el primer grado, “el tejido graso subcutáneo es ya grueso, pero la apariencia de la piel es lisa y su consistencia blanda”. En el grado dos y tres, “se aprecian síntomas dolorosos, ya que el volumen graso aumenta provocando que la superficie de la piel luzca más irregular. Además, comienzan a aparecer bultos o abolladuras y el tejido se nota más duro al tacto”.

¿Qué hacer cuándo tienes lipedema?

“Ante un posible diagnóstico de lipedema, es importante descartar que exista patología asociada de tipo venoso-linfática”, apunta la Dra. Josefina Royo de la Torre. Resulta esencial aportar un diagnóstico preciso y hay herramientas que permiten realizar una fotografía integral del nivel de envejecimiento de la piel y el organismo para localizar las células adiposas dañadas y prestar los tratamientos necesarios. Un ejemplo es el diagnóstico Inner Wellness de la Clínica Antiaging & Estética Avanzada Gema Cabañero.

Las normas básicas para lidiar con el lipedema se centran en frenar su evolución, y la doctora diferencia un plan de ataque más conservador y otro con tratamiento quirúrgico. En el primero se engloba la restricción del consumo de sal, mantener una vida activa (sobre todo con ejercicios de agua que evitan el impacto) o el uso de medias de compresión. Respecto a la alimentación, Gema Cabañero recuerda que es aconsejable “intentar optar por una dieta antiinflamatoria rica en omega-3, selenio o magnesio. Además, evitar a toda costa los embutidos, las carnes rojas, el trigo blanco, las frutas deshidratadas y cualquier tipo de azúcares”.

Una combinación de tecnologías centradas en combatir la celulitis, reafirmar o tonificar la piel pueden mantener el lipedema a raya. En función de las necesidades de cada paciente, los síntomas pueden ser contrarrestados por radiofrecuencia (logra beneficios como el drenaje linfático) o lipomasajes (ayudan a reducir zonas con cúmulos de grasas a través de la estimulación mecánica celular y otras tecnologías como la mesoterapia virtual o la presoterapia)”, afirma Gema Cabañero.

Respecto a los tratamientos quirúrgicos a los que te puedes someter, la doctora Royo de la Torre afirma que diversos estudios indican que “la liposucción selectiva (respetuosa con los vasos linfáticos y mínimamente invasiva) es eficaz en el tratamiento del lipedema para reducir el volumen de la grasa, retrasar la progresión de la enfermedad y minimizar el dolor del lipedema, así como reducir la limitación de la movilidad en los casos más graves. La experta afirma que estas cirugías suelen ser planificadas en varias etapas y estar acompañadas por las medidas de apoyo linfático ya nombradas como las medias de compresión, el drenaje linfático manual, la realización de ejercicio adecuado y los cuidados personales.