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Palabra de experto: por qué no debes usar la crema de la cara en el cuello
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Palabra de experto: por qué no debes usar la crema de la cara en el cuello

Cuello y escote son los grandes olvidados en la rutina cosmética. Y si nos acordamos de ellos, solemos aprovechar el mismo producto del rostro. Los expertos nos orientan

Foto: La piel del cuello tiene menos glándulas sebáceas que la del rostro. (Alta Costura Keepa 2024/Launchmetrics Spotlight)
La piel del cuello tiene menos glándulas sebáceas que la del rostro. (Alta Costura Keepa 2024/Launchmetrics Spotlight)

Algo no debemos hacer bien cuando nos aplicamos las cremas, porque a partir de cierta edad (de los 40, digamos) es muy normal tener una cara cuidada seguida de un cuello y escote que chirrían, porque están mucho más envejecidos.

Es como si nos pusiéramos una careta: no hay coherencia cronológica visible. Y claro, a menos que hayamos empezado a prevenir tiempo antes, apresurarse a solucionar el problema cuando llegan las consecuencias de poco sirve.

Por eso preguntamos a los que más saben sobre cuál es la rutina ideal para cuidar el cuello, cuándo empezar y si podemos tirar de los mismos productos que usamos en el rostro.

placeholder También esta zona posee menos fibras elásticas. (Burc Akyol/Launchmetrics Spotlight)
También esta zona posee menos fibras elásticas. (Burc Akyol/Launchmetrics Spotlight)

Los grandes olvidados

La piel de la cara y la del cuello no son la misma, y esto es la base de todo. Le preguntamos a Marta García, de Marta García Esteticistas, que aclara la diferencia. “La del cuello y escote tiene menos glándulas sebáceas que la del rostro y de otras zonas corporales, es más fina y se dehidrata más fácilmente. También tiene menos melanocitos, que son los encargados de la defensa natural contra las radiaciones solares y la luz azul, y menos sostén muscular, lo que provoca que el óvalo se descuelgue y pierda firmeza; por último, también contienen menos fibras elásticas. Por todo esto es normal que en cuello y escote aparezcan antes arrugas finas de deshidratación, que se note el fotoenvejecimiento con manchas antes y que por diferentes posturas (al dormir, consultar el móvil o tablet, leer, etc) aparezcan primero las arrugas”.

placeholder Olvidamos a menudo proteger la zona del sol. (JW Anderson/Launchmetrics Spotlight)
Olvidamos a menudo proteger la zona del sol. (JW Anderson/Launchmetrics Spotlight)

El caso es que la piel comprendida entre donde termina el rostro y empieza el pecho actúa como chivata de la edad por esas diferencias de su estructura especial, pero no son el único motivo.

Prosigue Marta García que tendemos a olvidarla cuando nos aplicamos la rutina de skincare, y en invierno, con el frío y los cuellos altos, no digamos. La farmacéutica Marta Masi añade un gesto crucial y que, sin embargo, solemos pasar por alto: nos olvidamos a menudo también de extender el fotoprotector más allá de la mandíbula, cuando precisamente es una zona muy expuesta.

placeholder Muchas mascarillas llegan al mentón y olvidan el cuello y el escote. (Unsplash/Laura Jaeger)
Muchas mascarillas llegan al mentón y olvidan el cuello y el escote. (Unsplash/Laura Jaeger)

Sérum sí, pero no cualquiera

“Por la mañana conviene que bajemos hasta el cuello y escote nuestro protector solar, de esta forma protegemos y evitamos un envejecimiento prematuro del mismo (en forma de arruguitas, flacidez y manchas), y por la noche pondremos productos específicos para mejorar la elasticidad y firmeza como pueden ser los retinoides a concentraciones óptimas para la zona y los péptidos de efecto tensor”, recomienda Marta Masi.

Marta García añade el paso previo de limpiar y tonificar mañana y noche, y luego sí, el sérum, la crema de tratamiento y, si es de mañana, el SPF. ¿Sérum cuál, el mismo del rostro? “Dependerá del producto y de las necesidades de la piel, pueden que no sean las mismas en cara y cuello. Si se trata de nuestro sérum antioxidante diurno, el cuello y escote también se verán beneficiados de la capacidad anti radicales libres que este presenta. Acompañado de nuestro protector solar sería el dúo perfecto para usar cada mañana y realizar prevención”, prosigue Marta Masi. A continuación, la crema.

placeholder Retinoles y péptidos, los activos estrella. (Weinsanto/Launchmetrics Spotlight)
Retinoles y péptidos, los activos estrella. (Weinsanto/Launchmetrics Spotlight)

La industria cosmética ofrece un amplio abanico de opciones para el rostro y algunas también para el cuello. Tantas que a veces una no sabe con qué quedarse o si escoger una específica. Marta García es rotunda: “Sin duda es preferible una de cuello y escote, porque esta piel, al igual que la del contorno de los ojos, tiene distintas necesidades. Los activos y las texturas suelen ser diferentes en un 90% de los casos”.

Para Masi, al ser más fina también es menos resistente a concentraciones elevadas de ingredientes activos, de ahí que suelan incluir ingredientes reafirmantes, como péptidos, y si contienen retinol, suele ser a una concentración baja-media. Pero, aunque al igual que la piel periocular esta es más delicada, no son iguales, por eso no es lo ideal utilizar un contorno de ojos en el cuello o viceversa, tal y como explica el Dr Leo Cerrud, especialista en medicina estética y con un amplio abanico de procedimientos clínicos para rejuvenecer el cuello.

placeholder De día, la mejor crema es la protección solar. (De Vincenzo/Launchmetrics Spotlight)
De día, la mejor crema es la protección solar. (De Vincenzo/Launchmetrics Spotlight)

La piel del contorno de los ojos y el cuello es muy similar, y muy diferente a la del rostro. Es en ambos casos mucho más fina, delgada y frágil. La de los ojos es, incluso, más fina y delicada aún. Utilizar la crema del contorno para el cuello no es mala opción, y los activos necesarios son similares, aunque en el caso del cuello es necesaria una alta y continua protección solar, pues tiende más a las manchas y arrugas por culpa del sol. Los activos más adecuados en ambos casos son los hidratantes, y en el caso del cuello hay que incluir los relipidizantes, es decir, los que recuperan los lípidos, como la vitamina B5 o pantenol, la niacinamida o la manteca de karité”.

Exfoliar, pero con cuidado

En este paso sí hay que ser recatada, porque “si realizamos una exfoliación en esa zona, lo más apropiado es utilizar un producto suave de tipo físico con gránulo pequeño o un exfoliante enzimático, de esta forma retiramos células muertas de una forma muy respetuosa”, cuenta la experta en dermofarmacia Marta Masi.

placeholder Es preferible evitar los exfoliantes químicos. (Dmitry Ilkevich/Launchmetrics Spotlight)
Es preferible evitar los exfoliantes químicos. (Dmitry Ilkevich/Launchmetrics Spotlight)

En general, y desde mucho antes de notar los efectos, en torno a los 30, recomienda Marta García, “es muy importante hacer rutinas completas en estas zonas, que son las grandes olvidadas. Y añadir muchos antioxidantes tópicos, nutrir e hidratar y reforzar la elasticidad”.

El masaje, en el buen sentido

Lo que aplicamos es básico, pero cómo lo hacemos también, de ahí la importancia de realizar un buen masaje, ya que así no solo los activos penetrarán mejor, sino que combatiremos la falta de tono y la flacidez.

Lo explica Marta García: “Aunque puede depender de las necesidades de cada persona, la norma más acertada es trabajar a favor del drenaje, y esto es desde el centro a los laterales bordeando el óvalo facial, bajando hacia los ganglios linfáticos de la clavícula. También es correcto realizar movimientos de planchado, desde el mentón hasta el escote con el dorso de los dedos de ambas manos, presionando ligeramente, y alisar la zona de la papada con el mismo movimiento de planchado, desde el mentón hacia la parte de atrás de las orejas, sin olvidar llegar al hueso mastoideo”, concluye la experta.

Algo no debemos hacer bien cuando nos aplicamos las cremas, porque a partir de cierta edad (de los 40, digamos) es muy normal tener una cara cuidada seguida de un cuello y escote que chirrían, porque están mucho más envejecidos.

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