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Fotoprotectores, los mejores aliados para disfrutar del sol
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Apunta la fecha: 13 de junio

Fotoprotectores, los mejores aliados para disfrutar del sol

A las puertas del verano, la celebración del Día Mundial contra el Cáncer de Piel nos recuerda que el uso de protectores solares y el sentido común son básicos para disfrutar de un día de verano

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Las ganas de saborear las semanas más cálidas del año son evidentes. Llegan las vacaciones, los planes al aire libre, las jornadas bajo el agua… Y, cómo no, una exposición extra al astro rey. Los beneficios que nos aporta el sol son muchos ya que no solo es el encargado de ayudarnos a sintetizar la vitamina D (esencial para absorber el calcio, juega un gran papel en la salud de los huesos, influye en los sistemas nervioso, muscular o inmunitario…), también nos activa, nos permite liberar serotonina (esa hormona llamada 'de la felicidad' que se relaciona con los estados de tranquilidad) y lucir un atractivo bronceado.

Sin embargo, parece que, por fin, cada vez somos más conscientes de que las radiaciones solares también tiene relevantes consecuencias negativas que pueden afectarnos en mayor o en menor medida. Sí, el coste de presumir de moreno puede ser muy alto (altísimo) y el espectro solar, tan interesante como complejo, esconde infinidad de datos útiles que se deben tener en cuenta por el bienestar de la piel, una de las principales damnificadas por él.

Hay que tener presente que solo el 45% de la luz visible llega a la superficie terrestre, ya que la ultravioleta C queda absorbida por la capa de ozono, mientras que la ultravioleta B (UVB) llega en un 5% y la ultravioleta A (UVA) en un 95%. Estos porcentajes pueden resultar engañosos puesto que está demostrado que los UVB son entre 20 y 1.000 veces más dañinos que los UVA. Quizá el efecto más evidente que provocan es el fotoenvejecimiento prematuro de la piel, pues infinidad de estudios confirman que el sol es el responsable del 80% del mismo. Sin embargo, dentro de este galimatías de siglas, es preciso explicar cómo afecta al detalle cada longitud de onda del espectro.

  • UVB. Son los culpables de las quemaduras solares y uno de los elementos que aumentan el riesgo de padecer cáncer cutáneo, ya que pueden dañar la estructura del ADN celular. Su intensidad se incrementa durante los meses de verano, se intensifica en las horas centrales del día y aumenta un 15% por cada 1.000 metros extra de altitud.
  • UVA. Tienen la capacidad de penetrar en profundidad, por lo que son responsables del fotoenvejecimiento (generan pérdida de colágeno y elastina), de la aparición de manchas oscuras, pero también potencian que se desarrolle un cáncer de piel. Sus daños son a largo plazo, pero hay que tener en cuenta que están presentes de un modo más homogéneo, durante todo el año, y son capaces de penetrar a través de las ventanas.
  • Luz azul solar. Es la que nos permite ver y se relaciona con el incremento de hiperpigmentaciones, manchas oscuras o cambios en el tono de la piel (las mayores damnificadas son los fototipos altos).
  • Radiación infrarroja. Es la culpable de generar sensación de calor e intensifica los efectos negativos de la luz visible.
placeholder Foto: Unsplash.
Foto: Unsplash.

Aunque todo esto te parezca muy teórico, la realidad es que, según cifras de la AEDV (Academia Española de Dermatología y Venereología), en las últimas décadas las tasas de incidencia de cáncer cutáneo se han duplicado en España. La entidad habla de que se diagnostican unos 300 pacientes con melanoma cada mes y desde un estudio realizado por la AECC (Asociación Española Contra el Cáncer), reconocen que los casos de melanoma aumentan un 10% cada año.

Todos estos reveladores datos no hacen más que confirmar que la conmemoración del Día Mundial contra el Cáncer de Piel (13 de junio) resulta imprescindible para lograr una mayor sensibilización y concienciación de la población con la misión de trabajar sobre su prevención, adoptando buenos hábitos en relación con el sol.

¿La solución? Sentido común y uso de fotoprotector

La teoría básica la dominas: no salir durante las horas centrales del día (de 12 h a 16 h), evitar la exposición directa (buscando las sombras), aliarte con el uso de sombreros de ala ancha y gafas de sol, beber mucha agua… Y, por supuesto, no olvidarte de aplicar un fotoprotector adecuado.

También es esencial dejar a un lado la idea de que el bronceado natural es suficiente para protegerte. Cuando te expones, produce más melanina como un mecanismo de defensa, aumentando así el color de tu dermis. Sin embargo, esa melanina que te sube el moreno no evita que las radiaciones puedan influir negativamente… Por lo que se suma otro punto a favor de la necesidad de utilizar un fotoprotector que te ofrezca protección tanto para los rayos UVB como para los UVA:

  • En el caso de los rayos UVB, el SPF indica la resistencia a este tipo de radiación.
  • Para asegurarte de que tu producto te protege de los rayos UVA, debe llevar dichas letras en un círculo, lo que significa que garantiza protección de mínimo ⅓ del SPF.

Esta categoría de producto, además, ayuda a reducir las irritaciones, el enrojecimiento y las alergias que puedan derivarse. Como plus, también contribuye a retrasar los signos del envejecimiento asociados al sol, minimiza la aparición de manchas, prolonga la duración del bronceado y, muy importante, es ese aliado imprescindible para prevenir el riesgo de padecer cáncer cutáneo.

Cada día y bajo supervisión médica

Todos los expertos coinciden en que la única manera de reducir los efectos negativos cutáneos del astro rey es a través de la fotoprotección solar. Vivimos en un entorno que se caracteriza por el alto número de días soleados, lo que provoca que, aunque en verano y durante las actividades al aire libre (sobre todo si piensas estar en remojo), debes prestar una atención especial a su aplicación, el uso debe convertirse en un paso imprescindible cada día, durante todo el año.

Lo más importante es seleccionar las fórmulas en función de las necesidades de cada cutis, no escatimar en la cantidad, seguir las pautas de reaplicación indicadas y hacerte chequeos de lunares, al menos, una vez año con tu dermatólogo (siempre que percibas un mínimo cambio sobre alguna mancha, lunar o peca, deberás adelantar esa cita inmediatamente).

Las ganas de saborear las semanas más cálidas del año son evidentes. Llegan las vacaciones, los planes al aire libre, las jornadas bajo el agua… Y, cómo no, una exposición extra al astro rey. Los beneficios que nos aporta el sol son muchos ya que no solo es el encargado de ayudarnos a sintetizar la vitamina D (esencial para absorber el calcio, juega un gran papel en la salud de los huesos, influye en los sistemas nervioso, muscular o inmunitario…), también nos activa, nos permite liberar serotonina (esa hormona llamada 'de la felicidad' que se relaciona con los estados de tranquilidad) y lucir un atractivo bronceado.

Porque mi piel lo vale
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