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'Market Couture': de Chanel a Anya Hindmarch, la moda invade el supermercado
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'Market Couture': de Chanel a Anya Hindmarch, la moda invade el supermercado

Las firmas presentan sus colecciones en el súper y transforman sus piezas más icónicas en productos de la compra. ¿Tienes preparado tu carrito?

Foto: Foto: Twitter
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Incluso el más despistado sabe que no vivimos el mejor momento económico y, por ende, social. La moda, un constante termómetro de actualidad, ha querido solidarizarse con la situación haciendo del supermercado la pasarela definitiva. No todos hemos estado en el Grand Palais, pero sí hemos pisado la tienda de al lado. Los titanes fashionistas luchan por combinar dos mundos antagónicos (aparentemente, porque incluso Anna Wintour tendrá que hacer la compra de vez en cuando, aunque sea para tener unabrillantador para sus gafas de sol), al unir las tareas cotidianas con el lujo.

Hastael cinese ríe estos días del lujo en películas como Blue Jasmine, donde Cate Blanchett es capaz de vagar por las calles, arruinada, sin despegarse de su chaqueta de tweed y su bolso de Hermès,que, por cierto, fue prestado para el largometraje (no comprado). Chanel ha creado un supermercado a su medidapor el que las modelos deambulan en deportivas que superan los 5.000 eurosy chándales roídos. Sus bolsos, aunque mantienen las insignias de la maison, aparecen envasados al vacío o metidos en cestas de la compra.

placeholder Bolso envasado al vacío de Chanel (Foto: I.C)

El súper de Karl Lagerfeld no tenía productos habituales, sino cargados de historia y anécdotasde la casa francesa. El queso Camembert se llama Camonay, la calle en la que Coco Chanel trabajó y donde la firma aún tiene una tienda. En otra etiqueta, se puede leer "Arroz negro de Elsa-prohibido a grandes coutieres", una divertida alusión (solo apta para freaks)entre Coco y Schiaparelli. La firma presentó 100.000 artículos creados adhoc para el desfile."¿Por qué un supermercado? Pertenece al día a día cotidiano. Inclusola gente que lleva Chanel va allí", aclara Lagerfeld.

La colección masculina de Moschino también se presentó en un súper milanés. Bill Shapiro y Rossella Jardini quisieron rendir homenaje, según las palabras del primero, "a la fuerza gráfica de los supermercados". La firma transformó el logo de Budweiser o del detergente Fresh en el estampado estrella de sus sudaderas. Otra de las marcas que se lanza a coger un par de bolsas para visitar los pasillos de las tiendas es lainglesa Ashish, que bien podría haberse inspirado en la web People of Walmart, en la que trabajadores del supermercado americano y clientes mandan imágenes de looks imposibles de sus clientes. No solo combina prendas de lentejuelas con otras más descuidadas, sino que los bolsos son, en realidad, bolsas de la compra.

placeholder Desfile de Ashish (Foto: I.C)

Otra firma que se inspira en los productos encontrados en las tiendas es Anya Hindmarch, que convierte al detergente Ariel ylos cereales Frosties en bolsos."La colección parte de la belleza de lo banal. Quería tratar el día a día como algo extraordinario", explicala diseñadora. Pero si quieres que tuscerealessepan realmente deliciosos, nada como los bolsos de Charlotte Olympia, que emulan a los clásicos cartones de leche. El precio, eso sí,no lo encontrarás ni en los productos de la sección gourmet (715 euros).

¿Alguna idea? Tal vez puedasrebuscar en los armarios de tu cocina y en tu nevera. ¿Quién sabe sila siguiente pieza de Alta Costura se esconderádetrás de una botella de zumo de naranja?Solo nos queda desear queestas colecciones cuenten con ofertas dignas del súper del barrio.Entonces, lamodasí que habría aprendidolo que es vivir con precios ajustados.

placeholder Anya Hindmarch, London Fashion Week A/W 2014 (Foto: I.C)

Incluso el más despistado sabe que no vivimos el mejor momento económico y, por ende, social. La moda, un constante termómetro de actualidad, ha querido solidarizarse con la situación haciendo del supermercado la pasarela definitiva. No todos hemos estado en el Grand Palais, pero sí hemos pisado la tienda de al lado. Los titanes fashionistas luchan por combinar dos mundos antagónicos (aparentemente, porque incluso Anna Wintour tendrá que hacer la compra de vez en cuando, aunque sea para tener unabrillantador para sus gafas de sol), al unir las tareas cotidianas con el lujo.

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