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La curiosa historia del 'little black dress', el vestido más copiado y exitoso
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HISTORIA DE LA MODA

La curiosa historia del 'little black dress', el vestido más copiado y exitoso

Icónico, elegante y atemporal, el vestido negro a la rodilla creado por Chanel sigue siendo un símbolo de elegancia universal a pesar del protagonismo actual de las tendencias más efímeras y virales

Foto: Exposición sobre el 'little black dress'. (Reuters/Stephanie Keith)
Exposición sobre el 'little black dress'. (Reuters/Stephanie Keith)

En una época y un mundo, sobre todo el digital, en el que el éxito de la comunicación parece basarse en las palabras clave y el sistema SEO –para la optimización de los motores de búsqueda online–, los contenidos de moda en webs y posts incluyen constantemente términos de búsqueda masiva como 'barbiecore', 'balletcore', 'Y2K' o 'slip dress'. Hacen referencia a algunas de las tendencias en vestidos más virales y perseguidas por las lectoras de los últimos meses y no existe celebrity o reina del street style que no las haya lucido de forma reiterada.

Pero hubo un tiempo en el que uno de los conceptos clave del mundo de la moda, sin importar sus búsquedas en Internet, respondía a tres letras: LBD. Su significado, 'little black dress', hace referencia a la icónica prenda creada por Coco Chanel y que ha sido ejemplo de uno de los mayores éxitos de la historia de la moda, aunque últimamente no se vea ni emplee tanto debido al claro protagonismo de otros tipos de vestidos de éxito efímero pero potentísimo.

Es obvio que la genial couturier francesa no inventó algo tan básico y sencillo como un vestido corto negro, pero sí fue ella quien dio un giro inesperado a esta prenda. De estar reservada casi exclusivamente a ocasiones de duelo, luto y funerales, Gabrielle Chanel la convirtió en epítome de la elegancia atemporal, el chic y la versatilidad.

placeholder Catherine Deneuve. (Getty)
Catherine Deneuve. (Getty)

Cronología de un éxito universal

Como todo hito, existen algunas fechas clave que explican el éxito in crescendo que ha ido experimentando esta prenda a lo largo de los años dentro de la historia de la moda. Aparece en 1926, cuando la revista 'Vogue' publica un boceto firmado por Coco Chanel y titulado Chanel’s Ford, en referencia al deseo de su creadora, quien quería que esta prenda se convirtiera en algo tan democrático como los coches Ford de la época.

Este Petite Robe Noire primigenio destacaba por su silueta suelta y de cadera baja, en consonancia con la estética flapper del momento, tenía manga larga y bajo justo por debajo de la rodilla. Y es que si hay algo que odiaba la célebre diseñadora era enseñar las rodillas; según ella, meras “articulaciones” que no merecían ser exhibidas.

El éxito fue inmediato, y a pesar de las crisis económicas y guerras tanto en Europa como en EEUU, el LBD –su versión en inglés, 'little black dress', es la más utilizada– se consolidó como una pieza poderosa, revolucionaria y liberadora para la mujer. Un símbolo de una nueva feminidad liderada por Mademoiselle Chanel, creadora de otros hitos de elegancia universal como las bailarinas bicolor, las piezas de bisutería 'de lujo' con perlas, leones dorados y camelias, los bolsos con asa de cadena o las míticas chaquetas de tweed, una de las prendas más imitadas de la historia por todo tipo de firmas y que enamoran incluso a la reina Letizia.

placeholder Un LBD de inspiración Chanel con sus perlas. (Getty)
Un LBD de inspiración Chanel con sus perlas. (Getty)

El LBD dejaba libertad de movimientos a la mujer que lo lucía, y su sencillez y elegancia incuestionables lo convirtieron en una prenda funcional, versátil y transversal, pues estaba pensado para favorecer a todas las mujeres, independientemente de su edad, estilo, fisonomía o nivel de poder adquisitivo. Triunfó entre las actrices de Hollywood de los años del Technicolor, pues los vestidos negros no se distorsionaban en cámara –como sí ocurría con los colores–, y fue una prenda deseada muy especialmente entre las damas de la alta sociedad americana. Así lo atestigua 'Desayuno con diamantes', el filme clásico de 1961, en el que Audrey Hepburn lucía el ya mítico vestido negro sin mangas y con parte de la espalda al aire creado por Hubert de Givenchy. Aunque se trata de un diseño largo hasta los pies, y Chanel apostaba por la discreta elegancia y comodidad del largo por debajo de la rodilla, es uno de esos LBD célebres e icónicos. Como también lo fue el famoso 'revenge dress' (vestido de la venganza) que Lady Di lució en junio de 1994 coincidiendo con la confesión pública de adulterio de su entonces marido, el príncipe Carlos. Esta pieza, diseño de la griega Christina Stambolian, causó furor por su exquisita sensualidad y sofisticación.

Hablamos de una prenda universal que conecta nombres de mujeres tan dispares como Marilyn Monroe, Grace Kelly, Claudia Schiffer, Elizabeth Hurley, Natalie Portman o, más recientemente, Taylor Swift en su cumpleaños el pasado mes de diciembre o Margot Robbie hace tan solo unos días en Los Ángeles; la protagonista de 'Barbie' dejaba a un lado el omnipresente (y algo empalagoso) rosa de los últimos meses y se decantaba por la elegancia y sofisticación chic de un minivestido de Schiaparelli de marcadas hombreras.

placeholder Jennifer Aniston. (Getty)
Jennifer Aniston. (Getty)

También en la reciente gala de los Globos de Oro, que cada año inaugura la temporada de red carpets, hemos visto algunos ejemplos, aunque bastante anecdóticos en términos cuantitativos, de LBD. La actriz Jennifer Aniston, fiel a los minivestidos negros en miles de ocasiones y su strapless largo de Dolce & Gabbana, o la directora de la película 'Barbie', Greta Gerwig, con vestido largo de Fendi y guantes al codo, demuestran que estos vestidos siguen triunfando, aunque su presencia se vea eclipsada por tendencias más propias de la era digital.

Ayer, hoy y siempre

Coco Chanel afirmaba que “la moda que no llega a las calles no es moda”, y hoy estaría tremendamente orgullosa del alcance universal logrado por su 'little black dress', pieza fundamental de cualquier fondo de armario que se precie. Su poder estilístico radicaba, y así sigue ocurriendo casi 100 años después, en que su sencillez y elegancia suponen una base sólida y efectiva para crear todo tipo de looks dependiendo de los accesorios con los que se combinen.

Además, se trata de una prenda que ha inspirado desde su creación a todo tipo de diseñadores y firmas, incluido Dior y su New Look de 1947, y aunque los desfiles de este invierno nos dejaron pocos ejemplos de vestidos negros versátiles relevantes, podemos asegurar que la próxima temporada P/V tendremos muchas más posibilidades de inspirarnos, si es que no podemos adquirirlos, en LBD de auténtica pasarela. ¿Algunos ejemplos destacados? Chanel y sus versiones transparentes que distan bastante de los códigos clásicos de este clásico vestido, pero que son igualmente maravillosos. En Dior, Maria Grazia Chiuri propone una original y lavable versión inspirada en las gabardinas, pero con falda corta y sin mangas y cinturón tipo trench. Bottega Veneta apuesta por el elegante largo midi y escote corazón con tirantes y en Carolina Herrera destaca un diseño con bajo a media pierna y escote con lacito y tirantes bastante clásico. Alexander McQueen nos enamora también con su versión deconstruida del vestido-blazer corto con el que la modelo y celebrity Kaia Gerber abrió su desfile parisino del pasado mes de septiembre y Givenchy nos maravilla con la increíble declinación que hace Riccardo Tisci, ya exdirector creativo de la maison, de esta prenda icónica con todo tipo de siluetas y texturas, incluidas las transparencias y un vestido que recuerda al mítico de Holly Golightly en el célebre filme de Blake Edwards, pero en versión ultra sexy. Si existe el verdadero oscuro objeto de deseo es el LBD.

En una época y un mundo, sobre todo el digital, en el que el éxito de la comunicación parece basarse en las palabras clave y el sistema SEO –para la optimización de los motores de búsqueda online–, los contenidos de moda en webs y posts incluyen constantemente términos de búsqueda masiva como 'barbiecore', 'balletcore', 'Y2K' o 'slip dress'. Hacen referencia a algunas de las tendencias en vestidos más virales y perseguidas por las lectoras de los últimos meses y no existe celebrity o reina del street style que no las haya lucido de forma reiterada.

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