Stretching, te contamos en qué consiste la técnica del momento

Una buena rutina de ejercicios requiere muchos puntos a tener en cuenta. Tiene que ser equilibrado y además potenciar lo que buscas. Por ejemplo, no es lo mismo entrenar para ganar músculo que para mantenerte.

Sin embargo, hay una actividad que siempre debería formar parte de nuestro entrenamiento, el stretching. Tanto antes como después del ejercicio, conviene estirar los músculos, y es precisamente en este punto donde se centra esta actividad.

El stretching es recomendable para cualquier persona, incluso para quienes no realicen más ejercicio que este. Estirar los músculos y hacerlo de forma adecuada nos ayudará a evitar dolores, mejorar la flexibilidad, eliminar la rigidez e incluso relajarnos.

Además también ayudará a fortalecer tus músculos, a evitar tensiones y posibles lesiones. Sobre todo si, después del stretching, queremos practicar otro entrenamiento un poco más fuerte. A pesar de esto, estos estiramientos, que beben de disciplinas como el yoga o el pilates, son muy completos por sí mismos.

Uno de sus puntos clave estiramientos reside en la respiración, que nos ayudará a concentrarnos en los movimientos de nuestro cuerpo. Son ejercicios con los que recorremos todos los músculos, desde las piernas a los brazos, sin olvidar el tronco. Pero todos ellos sin llegar al dolor, ya que debe ser una experiencia placentera.

Una de las cosas que diferencia al stretching de otro tipo de entrenamiento es que requiere que adoptes la postura con lentitud y, una vez alcances un buen nivel de tensión, lo mantengas de 10 a 30 segundos. Luego hay que repetir cada ejercicio de dos a cuatro veces.

El stretching se realiza después del calentamiento y puede hacerse tanto de pie, como sentada o tumbada. Por ejemplo, uno de los ejercicios que practicarás en esta disciplina es, tumbada boca arriba, doblar las rodillas y acercarlas al suelo juntando las plantas de los pies.

Otro ejercicio habitual es, estando sentada, elevar los brazos tanto como se pueda por encima de la cabeza para que la espalda quede completamente estirada. Unos ejercicios que, a pesar de que no parecen complicados, siempre conviene hacer bajo la supervisión de un profesional, que te guiará y ayudará para evitar que puedas hacerte daño.