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Manuel Valls: la hermana indepe y de pasado turbulento que le puede quitar el sueño
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Manuel Valls: la hermana indepe y de pasado turbulento que le puede quitar el sueño

La pequeña de los Valls vive desde hace años en Barcelona, donde se trasladó para desengancharse de las drogas. Es impulsiva y ha criticado a su hermano por su discurso

Foto:  Manuel Valls, en una imagen de archivo. (Getty)
Manuel Valls, en una imagen de archivo. (Getty)

Cada día consulta Twitter con cierto temor. Manuel Valls sabe que su hermana, Giovanna, no está de acuerdo con su discurso político y más de una vez le ha enmendado la plana en las redes sociales. Con esta compañera de viaje y de vida, el camino a recorrer se complica.

Independentista, activista, tuitera, descarada y contundente, Giovanna Valls ha criticado a su hermano en las redes sin cortapisas. Después, a veces, se arrepiente. Pero las palabras no se borran, no en estos tiempos.

placeholder Manuel Valls, en un acto de Ciudadanos en Mallorca. (EFE)
Manuel Valls, en un acto de Ciudadanos en Mallorca. (EFE)

Una difícil entrevistada

Sucede a veces que los entrevistados se confunden. Si un personaje es impulsivo puede plantarse delante de un periodista y contarle su vida sin reflexionar ni ser consciente de que eso después será publicado. Y cuando ven sus palabras en un medio, a veces, ese arrebato les lleva al enfado. Es lo que le sucedió a Giovanna Valls con quien esto escribe. Así que no es de extrañar que su hermano, Manuel Valls, viva pendiente de ella.

Este fin de semana, por ejemplo, ha querido defender a Manuel y lo ha hecho con varios tuits, en varios idiomas. Giovanna sufre porque no puede preservar su intimidad, a pesar de que lo intenta. Cada gesto, cada movimiento, se convierte en titular y su hermano lo sabe. Este fin de semana, decíamos, ha advertido que piensa apoyarle en todo lo que haga. Es así como se desenvuelve esta francesa instalada en Barcelona desde hace años: un día ataca a Manuel, otro le defiende. Y él, mientras, se preocupa por las consecuencias. Su relación ha sido así desde hace años.

En 2014, Giovanna Valls abría la puerta de su casa familiar, en Horta, a quien esto escribe. Fue una charla larga e intensa que se publicó y no gustó a Giovanna. Era demasiado sincera, decía, no se tenía que haber publicado todo. Giovanna tenía previsto publicar un libro sobre sus vivencias ('Aferrada a la vida', RBA, 2014) y esa entrevista rebajaba la tensión editorial. La hermana del político estrella confesaba sus adicciones, contaba los graves problemas que la heroína provocó en su familia y cómo habia influido en la carrera política de su hermano.

Guerra de banderas

Después de una charla profunda y sincera, Giovanna llamaba enfadada y amenazante. Es como ella actúa, como lo ha hecho siempre. Adora a su hermano y le disgusta que su carrera no haya sido de izquierdas, como ella se siente y como siente a la familia.

Nunca la ayudó

"Mi hermano no podía ayudarme y nunca lo hizo", confesó entonces. "Él tenía que protegerse, yo lo entiendo, y solo vino a verme una vez. Pero es que me reenganché con 38 años, no había excusa". Recordaba la hermana de Valls que volvió a caer después de pasar dos décadas limpia, que vivía en Can Tunis (un barrio chabolista de la capital catalana) y que se pinchaba hasta cinco veces al día. Robaba en El Corte Inglés para drogarse y adelgazó hasta pesar 32 kilos. Aquel tiempo era el mismo en el que la carrera política de Valls tomaba impulso y llegaba a la alcaldía de Évry, a las afueras de París.

En aquellos días solo habló una vez con su hermano, en 2004: Giovanna acababa de salir de la cárcel y Manuel le pidió que recapacitara. "Te queremos mucho y estamos muy tristes", le dijo. O "sabemos cómo ayudarte, pero te pido que salgas de esta, tienes capacidad y valor para hacerlo, y nosotros estaremos aquí para ayudarte".

La tuitera impulsiva

Ahora, ambos instalados en Barcelona, la vida les une aunque la política les separa. Para Giovanna eso no es importante, porque su hermano mayor es "sagrado". Hasta que se enfade un día, claro, como sucedió cuando Manuel apoyó la aplicación del artículo 155. "Por Dios, basta! ¡Por el abuelo Magí! No es democrático ni lo es el 155. ¿Desde cuándo se ha visto una cosa tan bestia como cesar las libertades?", le respondía. Sabe Manuel que le puede volver a responder y ahí anda, visitando la cuenta de su hermana a diario.

Cada día consulta Twitter con cierto temor. Manuel Valls sabe que su hermana, Giovanna, no está de acuerdo con su discurso político y más de una vez le ha enmendado la plana en las redes sociales. Con esta compañera de viaje y de vida, el camino a recorrer se complica.

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