Canto del Pico, el 'palacio maldito' de los Franco, pasto de las llamas
El edificio, que vive años de abandono, se ha convertido en lugar de reunión para los jóvenes de la zona. Fue la residencia de verano de la familia del dictador
La que fuera residencia estival de la familia Franco sufrió un incendio la madrugada del viernes al sábado pasado. El incendio afectó al techado del palacio al incendiarse una superficie de unos 50 metros cuadrados de uno de los faldones de la cubierta del Canto del Pico. El incendio se produjo a las cuatro de la madrugada en unos tablones situados bajo uno de los faldones de la cubierta. Para sofocar las llamas acudieron hasta cuatro dotaciones de Bomberos de la Comunidad de Madrid que se encargaron de controlar el incendio, sin que fuera necesario atender a ninguna persona herida o intoxicada por el fuego.
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Al parecer, el incendio se produjo como consecuencia del uso de una chimenea por personas que se encontraban en ese momento dentro; eso, unido al lamentable estado del inmueble, provocó que la estructura del tejado ardiera en pocos minutos.
Los bomberos se personaron en la finca tras ser alertados por vecinos de la urbanización Los Robles, contigua a la finca donde está localizado el palacete, en el municipio de Torrelodones. La dificultad de la orografía, unido a la situación de abandono que sufre el palacete desde hace años, dificultó la labor de los bomberos, que consiguieron extinguirlo finalmente en algo menos de una hora.
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Declarado Bien de Interés Cultural (BIC), el palacio del Canto del Pico se hizo famoso por convertirse en residencia de veraneo de la familia del dictador Franco. Construido en los años 20 por José María de Palacio y Abárzuza, tercer conde de las Almenas, en una finca de 800.000 metros cuadrados del Parque Regional del Manzanares, por sus estancias discurrió parte importante de la vida política del siglo XX de nuestro país. En sus escaleras falleció en 1925 Antonio Maura, figura señalada de la política española de comienzos del siglo XX, y desde sus atalayas el general Miaja dirigió la decisiva batalla de Brunete, durante la Guerra Civil (1936-1939), después de la cual el conde donó el edificio al general Franco.
En 1988, la familia Franco vendió el inmueble al empresario de Torrelodones José Antonio Oyamburu, que pretendía explotarlo turísticamente. Al no conseguir llevar a efecto tal pretensión, el palacete languidece en la sierra norte de Madrid, convertido en improvisado lugar de botellón entre los jóvenes de la zona. Su esplendor se apagó con el abandono y la desaparición de los objetos de valor artístico que decoraban el interior del palacio y que, incomprensiblemente, han desaparecido.
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El valor artístico y paisajístico del palacio y su carácter emblemático hizo que fuera destacado en 1928 por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, que lo definió como “edificación suntuosa que no tiene paridad ni aproximada con ninguna otra” y destacó su situación privilegiada, sobre un monte desde el que se divisan hasta 37 pueblos de la Comunidad de Madrid. Hoy el palacio es un inmueble abandonado que se cae literalmente a trozos ante la pasividad de las administraciones locales y regionales y la inacción de su propietario. Las llamas llegan tras numerosos intentos de la Administración conminando a la propiedad para que presente un plan de consolidación que garantice la conservación del emblemático edificio. El fuego de este pasado fin de semana viene a ampliar la fama que tiene de 'maldita' la casa de veraneo del dictador.
La que fuera residencia estival de la familia Franco sufrió un incendio la madrugada del viernes al sábado pasado. El incendio afectó al techado del palacio al incendiarse una superficie de unos 50 metros cuadrados de uno de los faldones de la cubierta del Canto del Pico. El incendio se produjo a las cuatro de la madrugada en unos tablones situados bajo uno de los faldones de la cubierta. Para sofocar las llamas acudieron hasta cuatro dotaciones de Bomberos de la Comunidad de Madrid que se encargaron de controlar el incendio, sin que fuera necesario atender a ninguna persona herida o intoxicada por el fuego.
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