Así (no) ha cambiado Isabel Preysler: recorrido beauty de la socialite

Isabel Preysler, la filipina de exóticos rasgos que ascendió al Olimpo del papel cuché tras su boda en 1971 con Julio Iglesias y nunca ha descendido de él, ha cumplido unos 69 años que, desde luego, no aparenta. Pero, buenos genes aparte, en su perpetua lucha contra el paso del tiempo ha contado con el bisturí como fiel aliado.

Retoques, operaciones, rellenos e inyecciones han conseguido durante los últimos años que el tiempo no pase por ella. Un tiempo en el que, en lo personal, la hemos visto romper con el cantante, convertirse en marquesa tras casarse con Carlos Falcó, dar mucho que hablar en los 80 cuando le abandonó por Miguel Boyer y dar de nuevo la campanada cuando al tiempo de enviudar apareció del brazo del nobel Mario Vargas Llosa.

En cuanto a su estilo, ha pasado de lo puramente clásico que lucía hace décadas al boho trendy de ahora. Pero en el plano puramente físico, ¿cómo ha sido la evolución de su rostro durante los últimos 20 años? Subámonos a la máquina del tiempo y retrocedamos primero hasta 2001. En los inicios de siglo observamos que su cara aún continuaba prácticamente inalterada.

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Aunque hace ejercicio y se cuida también por dentro –durante su visita a ‘El hormiguero’ en 2016 desveló que sigue una rutina diaria que comienza con un batido verde y en la que abundan los complementos vitamínicos–, en esta foto de 2005 podemos observar que el bisturí empezaba a hacer su aparición.

Bordeando el cambio de década, observamos cómo la edad empieza a cobrarse su precio en el rostro de la socialite, aunque su piel sigue como siempre: tersa como la de una adolescente.

¿Su radiante aspecto se debe únicamente a la cirugía? La 'reina de corazones' ha confesado por ejemplo en varias ocasiones que para ella dormir es uno de sus secretos de belleza: "Necesito dormir ocho horas, aunque a veces no se puede. Pero lo intento", ha asegurado.

Además de varias intervenciones en nariz o pecho, la viuda de Miguel Boyer también se ha sometido a pequeños retoques con los que mantener a punto su rostro, como vitaminas, bótox y otros tratamientos para lucir siempre fantástica.

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Unos tratamientos y retoques a los que tampoco es ajena su hija, Tamara Falcó, que siempre ha dicho que procura cuidar su piel y cara al máximo, y esto incluye, según ella misma ha confesado, citas con el bisturí.

Y así luce cuando está a un año de cumplir los 70. Los años la han convertido en una mujer madura de belleza serena, que sigue conservando el tirón mediático y cuyas apariciones en público siguen siendo observadas con lupa. Una cosa queda clara: nos queda Preysler para rato...