Vargas Llosa firma un manifiesto contra el Gobierno desde la biblioteca de Miguel Boyer

Mario Vargas Llosa cumple a rajatabla la cuarentena decretada nuevamente por el Gobierno desde que se iniciara el 13 de marzo. Es persona de riesgo y, por lo tanto, no debe correr peligros innecesarios. Desde el despacho que fue el reducto de Miguel Boyer en la mansión de Puerta de Hierro hace sus directos con sus seguidores a través de Instagram con las lecturas que considera oportunas.

Hace unas semanas quiso hacer un homenaje a su amiga la poetisa Blanca Varela, reconocida como una de las figuras más importantes de América Latina, leyendo 'Supuesto', una de sus obras. Y este jueves, 23 de abril, celebró el Día del Libro desde este mismo lugar destacando la importancia de la lectura en tiempos convulsos.

Fue una fecha importante para el escritor, no solo por la repercusión de la festividad de San Jorge, sino también porque se hizo público el manifiesto de la Fundación Internacional para la Libertad, que él preside. Un documento que ha firmado en esta estancia de la casa que también fue el lugar donde el exministro de Economía y vicepresidente del Gobierno de Felipe González tuvo que enfrentarse a la crítica feroz de la cúpula de su partido. Entre ellos, Alfonso Guerra, Txiqui Benegas, José Barrionuevo, Joaquín Leguina y hasta el propio González.

El despacho de los 15 millones

En noviembre de 1992 apareció en la revista '¡Hola!' un reportaje de treinta y dos páginas de la imponente mansión en la que vivía el militante socialista con trece cuartos de baño, dos piscinas y pista de tenis en una parcela de mil quinientos metros cuadrados. Y lo más llamativo: la perra Jenny, plantada como un guardiamarina ante la puerta de su caseta con calefacción. En aquel momento, se pedía desde el Gobierno “voluntad y esfuerzo conjunto para hacer frente a la crisis”.

Han pasado veintiocho años y ahora es el nobel el que ha querido plasmar su firma en este manifiesto que lleva por título 'Que la pandemia no sea un pretexto para el autoritarismo' y que apoyan personalidades del mundo de la cultura y la política nacional e internacional. En el escrito se hace una crítica a los gobernantes que “han identificado una oportunidad para arrogarse un poder desmedido”.

Desde que comenzó la era Sánchez, Vargas Llosa ha sido muy crítico con sus actuaciones. La historia se repite y el despacho de Miguel Boyer vuelve a ser escenario de oposición. El escritor pasa mucho tiempo recluido en esta habitación con chimenea presidida por un cuadro de la dueña de la casa, con la firma de Pinto Coelho, que ya ocupaba un lugar presidencial en el chalet de El Viso que compartió con el marqués de Griñón. Es la única pared que está libre. El resto lo cubren librerías de roble hasta el techo que aún mantienen los volúmenes de historia de Egipto, economía y física del exministro. La mesa Luis XVI en la que escribe fue un regalo de Isabel a Boyer.

Cuando llegó Vargas Llosa a la mansión de Puerta de Hierro no hubo cambios y el escritor se amoldó a la vida doméstica de su novia. El despacho se mantiene con la misma decoración que eligió Preysler en sus inicios y que la revista 'Tiempo' valoró en 15.290.000 pesetas, algo menos de 92.000 euros. El reportaje describe, con precio incluido, los objetos que decoran este lugar que es ahora el lugar de trabajo y de los directos del autor de la inolvidable 'La tía Julia y el escribidor'.