Incredulidad y tristeza en el entorno de Xandra Falcó tras la muerte de su marido
La edad temprana y la manera súbita en que se produjo la muerte del banquero han dejado un poso de extrañeza y estupor que se ha reflejado también en su último adiós
El denominador común de los familiares y amigos que se han acercado al tanatorio de Tres Cantos para dar el último adiós a Jaime Carvajal y Hoyos era de una profunda tristeza y una gran incredulidad. Acudían para despedirse del amigo y, sobre todo, para acompañar a Xandra Falcó, sus tres hijas (Isabel, Camila y Blanca) y a los padres, Jaime Carvajal e Isabel Hoyos.
Los marqueses de Isasi regresaron de Palma nada más saber la noticia de la muerte inesperada de su primogénito. Su dolor era compartido por todas las personas que apreciaban al banquero y consejero delegado del banco de inversiones Arcano. Jaime era un hombre muy querido en la empresa, no solo por los de su generación, sino también por los empleados más jóvenes, que destacaban su empatía con ellos. “Cuando entras en una empresa, lo que menos te imaginas es que el que manda se acerque a ti para preguntarte cómo te va en tu puesto de trabajo y si te has adaptado bien”, explicaba a Vanitatis uno de los profesionales que empezó como becario con Carvajal.
A sus 56 años, era una persona con una trayectoria profesional impecable en el plano laboral. Y lo más importante, con una familia unida que celebraba todo lo festejable, incluyendo cualquier buena noticia por insignificante que fuera. Las hijas adoraban a su padre, con el que compartían aficiones comunes como navegar y esquiar. La familia había pasado parte del verano en Mallorca, ya que ese era el lugar de referencia desde que los marqueses de Isasi decidieron veranear en las Baleares. Con los años, se fueron uniendo los hijos, sus respectivos cónyuges y los nietos. Para todos la isla era un punto de encuentro y este verano aún más después de estar separados por la pandemia y de sufrir la tragedia de la muerte del marqués de Griñón el 20 de marzo. Para Xandra, su marido fue el gran apoyo ante el drama que tuvieron que vivir entonces. El matrimonio fue quien se encargó de trasladarle desde la finca El Rincón, donde vivía Carlos Falcó con Esther Doña.
A las cinco de la tarde del jueves 3 de septiembre, se abrió la capilla ardiente y desde ese momento fueron llegando familiares y todas las personas que apreciaban al banquero. Las niñas Carvajal Falcó estaban arropadas por su grupo de amigos y prefirieron estar fuera de la sala, sentadas en el suelo y compartiendo vivencias del verano y del futuro académico de todos ellos, que está aún por definir. Isabela, la mayor, estudiaba en Estados Unidos y en breve retomará su formación en ese país. Jaime Carvajal y Xandra Falcó querían para sus hijas una educación internacional como la tuvieron ellos mismos.
Jaime Carvajal era un hombre deportista y con una vida estructurada y saludable. De ahí la sorpresa ante lo que fue un infarto fulminante. El día de su fallecimiento se encontraba comiendo en un restaurante asiático con colegas de Arcano. Una vez finalizó el almuerzo, se sintió mal y pidió que le acompañaran a la clínica más cercana, como así fue.
Como sucede con las tragedias, el destino no estaba de su parte y falleció poco después. Este viernes, 4 de septiembre, a las doce del mediodía los reyes Felipe y Letizia acuden al tanatorio para despedir al amigo Jaime Carvajal. Después se oficiará un funeral.
El denominador común de los familiares y amigos que se han acercado al tanatorio de Tres Cantos para dar el último adiós a Jaime Carvajal y Hoyos era de una profunda tristeza y una gran incredulidad. Acudían para despedirse del amigo y, sobre todo, para acompañar a Xandra Falcó, sus tres hijas (Isabel, Camila y Blanca) y a los padres, Jaime Carvajal e Isabel Hoyos.