Manuel Santos y Bud Lake, matrimonio con hijos (y su difícil camino para conseguirlo)

Manuel Santos y Bud Lake se casaron hace diez años y son padres de Álvaro y Carmen. Sus hijos llegaron al mundo por maternidad subrogada y los cuatro viven felices en Valencia. Hasta que nació el mayor, Manuel trabajó como guionista en varios programas de televisión en Madrid. Por decisión propia y consensuada con su marido eligió ser el organizador de la vida doméstica diaria. No hay problemas de egos entre ellos y tampoco discusiones por si uno hace más que el otro. Manuel es muy activo en las redes sociales y a través de su cuenta @twogaypapas ha normalizado lo que supone la diversidad familiar con una base de afecto, cariño y respeto. Manuel ha querido formar parte de este especial contando su historia personal cuando él y Bud quisieron ser padres y las dificultades que se han encontrado.

“Llegar a ser la familia de dos papás y visibilizar la diversidad familiar día a día no ha sido fácil pero sí muy gratificante por las puertas de futuro que hemos abierto a tantas y tantas parejas que han venido detrás”. Reconoce que queda mucho camino por recorrer en los colegios y la sociedad en general. “Aún tienen que cambiar muchas cosas, los problemas que hemos tenido en el cole, donde se empeñaron en que mi hijo hiciese un mural sobre el trabajo de su madre, aunque sabían que no tenía”, mantiene.

"Representamos un modelo de familia que los homosexuales nunca hemos tenido. Nosotros crecimos sin referentes y ahora somos uno de ellos para todos los jóvenes que creen que por ser diferentes nunca podrán formar una familia o vivir una vida normal. Esa es nuestra lucha. Explicar al mundo que hay muchos países donde se puede ser padres gracias a la gestación subrogada”, aseguran.

Viajes a la India y Tailandia

En España, este método para convertirse en padres no es legal y las adopciones son procesos muy largos y difíciles para parejas homosexuales. Manuel y Bud lo intentaron, pero no fue posible: “Nuestra primera opción fue la adopción nacional, pero teníamos 37 años y la funcionaria de la oficina de Valencia nos dio pocas esperanzas. Entre la espera media de 8 años y la edad que tendríamos para entonces la cosa pintaba mal. Ser padre no es un derecho, como tantas veces nos repiten, pero si hay países que te dan esa oportunidad, ¿por qué no aprovecharla? Si ser padre es mi sueño desde que tengo uso de razón, ¿por qué no intentarlo?”, explica Manuel.

El siguiente paso fue viajar hasta la India, donde la maternidad por sustitución está permitida, y al cabo de los años volvieron a vivir la experiencia vital con Carmen. En este caso no fue tan sencillo como había sido con su hermano. La política complicó de una manera terrible lo que debería haber sido un proyecto de generosidad feliz. El matrimonio viajó a Tailandia, donde hay más de cien clínicas de reproducción asistida en Bangkok. Manuel Santos cuenta que la madre gestante quería ayudar a padres que no podían tener hijos exclusivamente por solidaridad, sin una rentabilidad económica. Tenía trabajo y un marido que era un importante empresario del país.

“Todo iba perfecto, hasta que en mitad del embarazo hubo un golpe de Estado en el país, el ejército tomó el control del gobierno y, entre otras muchas medidas, cerró la gestación subrogada para extranjeros (no para nacionales) y empezó a 'perseguir' la homosexualidad, que, aunque allí no está amparada por la ley, sí que está normalizada por la sociedad. Ahí empezó nuestra pesadilla. Fue una historia de 17 meses luchando por nuestra hija, que en todo momento estuvo con nosotros, contra el ejército, pero con la ayuda de toda la sociedad tailandesa, que empatizó con nuestra historia e hicieron que políticos, prensa, periodistas, etc, cambiaran el rumbo de los derechos LGTBI en aquel país. Fue maravilloso que nuestra historia sirviera para que la sociedad tailandesa viera que dos hombres podían convertirse en padres. Algo tabú hasta ese momento", nos cuentan.

Un cuantioso crédito

Y añaden: "Fueron 17 meses atrapados y una factura en abogados internacionales de 120.000 euros, que terminaremos de pagar, según el cuadro de amortización del préstamo, en 2042, pero que no cambiaríamos por nada, no cambiaríamos ni una coma de esa historia. Con todo lo mal que lo pasamos y la pesadilla que vivimos. Porque algún día será contada y allí ya se estudia en las facultades de Derecho por lo pionera y poética que fue nuestra sentencia dictada por el tribunal superior de la familia”.

Manuel Santos, Bud Lake, Álvaro y Carmen tienen pendiente un viaje a Bangkok para reencontrarse con la madre gestante y agradecer toda la ayuda que recibieron. Una historia de amor que Manuel ha contado paso a paso en su cuenta de Instagram. “Fueron días muy difíciles, muy duros, en los que llegamos a pensar que podrían quitarnos a nuestra hija”.