El gran salto de Gervasio Deferr: autodestrucción y cura del campeón rebelde
Fue oro olímpico en Sidney 2000 y Atenas 2004, y después vivió un infierno de drogas y alcohol, pero consiguió salir de él y ahora tiene fuerza para contarlo
Uno de los libros más destacados de los últimos meses fue 'Por si las voces vuelven', del presentador Ángel Martín. En él contaba con valentía por primera vez sus problemas con las drogas y su estancia en el hospital debido a un brote psicótico. Ahora quien se atreve a hablar de sus demonios personales y de cómo los superó es uno de los deportistas españoles más laureados de todos los tiempos: Gervasio Deferr.
El gimnasta de Premiá de Mar anunciaba en 2011 su retirada de la competición tras proclamarse doble campeón olímpico en salto en los Juegos Olímpicos de Sidney y de Atenas, añadiendo a esos metales la plata en suelo en Pekín. "Sé que no puedo ganar y por eso me retiro. No puedo perder", confesó sobre las razones tras esta decisión en una sincera entrevista con El Confidencial.
Gervi ya se había visto en polémicas nueve años antes, cuando la Federación Internacional de Gimnasia desposeía al español de la medalla de plata que ganó en los Mundiales de Debrecen (Hungría) en noviembre de 2002 como consecuencia del positivo por cannabis que había dado en octubre de ese mismo año.
"Me hizo darme cuenta de que cometí un error y que tenía que cambiar", aseguró Deferr en 'El periódico' tras su sanción. "Me enseñó quién estaba incondicionalmente a mi lado y quién solo estaba en la foto cuando ganaba. Yo tenía 19 y era un niño no me enteraba de nada y de repente era un tío de 23 que lo tenía todo clarísimo y fui a los Juegos. Las cosas pasan y hay que asumirlas, no esconderse de ellas".
Pero tras abandonar la competición llegaron los verdaderos problemas, de los que habla sin tapujos en su libro 'El gran salto': la adicción al alcohol, las drogas y una depresión resultado de las secuelas que dejó una vida dedicada al deporte y la competición extrema.
De aquel infierno de autodestrucción ha hablado también con la misma valentía con Jordi Évole en su programa de La Sexta. "Me quedo sin objetivos. Yo estuve cuatro años inundado en alcohol y drogas porque no encontraba la razón de nada y la única manera de parar mi cabeza era bebiendo", admite el exgimnasta.
Entre sus desgarradores recuerdos relata cómo "mi madre se moría y yo no podía estar porque estaba ciego. Hay cosas imperdonables en mí". A la pregunta de si temió a la muerte en aquellos momentos, Deferr asiente con la cabeza, asegurando que entonces solo tenía cerca "a mis demonios".
Este descenso a los abismos contrasta con la vida hasta entonces llena de éxitos de un deportista de élite cuya infancia estuvo marcada por el inicio en este exigente deporte a los cinco años y su posterior estancia en un centro de alto rendimiento para jóvenes deportistas, donde el catalán confiesa en su libro que no le quedó más remedio que asumir una coraza emocional.
Fue en Barcelona 92 cuando al contemplar al legendario gimnasta Vitali Shcherbo ganar seis medallas de oro, decidió que quería ser como él. Nunca pudo alcanzar al bielorruso en número de metales, pero sí se coronó como el segundo medallista español más joven, además de recibir otros reconocimientos como la Medalla de Oro de la Real Orden del Mérito Deportivo, la Orden Olímpica del COE, el Premio Don Felipe de Borbón al mejor deportista español en los Premios Nacionales del Deporte o la Gran Cruz de la Real Orden del Mérito Deportivo.
Pero, ¿hay vida más allá de los Juegos Olímpicos? Nombres como el del policía y MasterChef Saúl Craviotto o la ahora prolífica escritora Almudena Cid nos demuestran que sí, y muy brillante. En el caso de Gervasio Deferr, tras dejar atrás sus momentos más bajos, ahora su vida ha tomado otro rumbo: se dedica a entrenar a niños sin recursos en el barrio de La Mina, en Barcelona, y está encantado con su labor y con su día a día.
"Yo vengo de una familia con pocos recursos, el deporte a mí me cambio la vida", afirmaba el exdeportista ante las cámaras de 'Lo de Évole'. "Nunca he trabajado por dinero, si hubiese querido ganar dinero me hubiera montado un gimnasio en Pedralbes", añadía.
Además de enseñar a los que menos tienen, Gervi ha conseguido transmitir su talento a otro de nuestros grandes gimnastas. Cuando Ray Zapata se colgaba la plata en Tokio 2020, lo hacía en honor del que ha sido su ídolo y su gran valedor desde que el legendario deportista vislumbrara un potencial que ahora ya es una realidad.
Uno de los libros más destacados de los últimos meses fue 'Por si las voces vuelven', del presentador Ángel Martín. En él contaba con valentía por primera vez sus problemas con las drogas y su estancia en el hospital debido a un brote psicótico. Ahora quien se atreve a hablar de sus demonios personales y de cómo los superó es uno de los deportistas españoles más laureados de todos los tiempos: Gervasio Deferr.
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