Carmen Morales, Luis Guerra y un 'bache' que, si llega a divorcio, no tendrá trabas económicas

Carmen Morales y Luis Guerra se han convertido en noticia. La pareja parece no estar pasando por su mejor momento y, en el kiosco de este miércoles, ‘Semana’ afirmaba que ya llevaban incluso diez días viviendo separados. Y no van desencaminados, aunque ha sido la propia Carmen la que ha explicado a Vanitatis cuál es la verdadera situación de su matrimonio y, efectivamente, no están pasando por su mejor momento, pero por ahora continúan viviendo juntos y no hay tomada una decisión de divorcio. Sencillamente, van a darse tiempo y a esperar acontecimientos.

De no lograr superar este bache y preferir finalmente continuar con sus vidas por separado, parece que el terreno económico no sería un problema ni un motivo de discusión, pues en sus empresas y propiedades todo está más que claro y compartimentado. Vanitatis tiene todos los detalles.

Los negocios de Carmen

Luis siempre ha sido empresario, aunque Carmen, en 2017, alejada de los focos y los escenarios donde había trabajado más de 20 años, decidió seguir la estela de su marido e invertir en algunos negocios. Pero no corrió la misma suerte que él. Tras varias aventuras en las que su cuñada, Bárbara Suanzes, y diferentes amigas la acompañaron, actualmente no tiene nada en activo. En 2017 creó Clover Events, una empresa de organización de eventos que al final, y tal como ella misma declaró a este digital, “simplemente no salió bien”. El pasado mes de octubre fue liquidada.

No fue el único proyecto de la hija mayor de Rocío Dúrcal. Con el mismo equipo se embarcó en una pequeña tienda de ropa bajo la firma WTheFab, de diseño propio y fabricación en España. En este caso fue el confinamiento y la incertidumbre de la pandemia lo que provocó que desistieran con esta idea que en un inicio le hacía muchísima ilusión.

En cuanto a propiedades que pudiera tener que repartirse con su marido, tampoco hay nada, pues el matrimonio se casó en régimen de separación de bienes. Carmen solo tiene a su nombre su domicilio habitual de Torrelodones, muy cercano a la conocida casa familiar en la que creció junto a sus padres y sus hermanos, que forma parte de su herencia. Esta y otras propiedades que heredó de sus padres son gestionadas por su hermano Antonio.

Las cuentas de Luis

Luis Guerra, sin embargo, tiene una amplísima actividad empresarial enfocada al mundo del deporte y el bienestar. Es administrador único y socio de Holiday Business Card Club S.L, Incorporated Clinic Center S.A, Infinnity Press S.L, Gasset Fitness S.L, Rozabella Capital S.A, Holiday Stores S.L y School Fitness Holiday & Franchising S.L; además gestiona siete de los gimnasios Holiday Fit que hay repartidos por toda España y es socio de otros ocho. Y aunque a primera vista pueda parecer lo contrario por la gran cantidad de sociedades, lo cierto es que, en los últimos años, Guerra no ha pasado por su mejor momento, puesto que los meses en que ha tenido los gimnasios cerrados por orden del Gobierno debido a la pandemia le han pasado factura y en 2020 tenía varias deudas que saldar con diferentes bancos y con la Agencia Tributaria. Nada insalvable, pero tampoco agradable.

En cuanto a propiedades, a lo largo de los años Luis ha podido invertir en inmobiliaria gracias a su trabajo. Además, ha recibido por herencia el porcentaje de algunos bienes. Tiene varios pisos no demasiado ostentosos en Ibiza y un chalé en Alicante, pero sus propiedades más importantes se encuentran en la localidad de Torrelodones, donde la familia siempre ha residido.

Es decir, el dinero no parece ser ni haber sido nunca un problema en la pareja, y puesto que están casados en régimen de separación de bienes y no hay ninguna sociedad ni propiedad que les una, en caso de divorcio, el económico seguiría sin ser un problema, lo cual facilita mucho las cosas a la hora de decidir terminar una relación tan consolidada como la suya y 11 años de matrimonio. Por el momento no es una decisión que hayan tomado y quizá, en unos meses, hayan superado el bache y el mero hecho de pensar en estos términos les parezca un sinsentido. El tiempo lo dirá.