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Juan de la Sierra, hijo de los Urquijo: la sombra de una duda y el derecho al olvido
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FALLECIDO ESTE MARTES

Juan de la Sierra, hijo de los Urquijo: la sombra de una duda y el derecho al olvido

Un libro y varios testimonios nos revelan cuál era la relación del fallecido con sus célebres padres y el crimen que horrorizó a España en 1980

Foto: Juan de la Sierra, junto a su hermana Myriam en una imagen de archivo. (Getty)
Juan de la Sierra, junto a su hermana Myriam en una imagen de archivo. (Getty)

La muerte de Juan de la Sierra, hijo de los asesinados marqueses de Urquijo el 1 de agosto de 1980, ha vuelto a actualizar el suceso que acaparó las noticias de aquel año, los siguientes y hasta ahora. Cuarenta y dos años después, el crimen de los Urquijo mantiene el interés mediático y muchas incógnitas ante un veredicto que resultó sorprendente. En la sentencia figuraba que el doble asesinato lo cometió Rafa Escobedo, exyerno de los marqueses “por sí solo o en compañía de otros”. Nunca se supo quiénes fueron esos otros.

Rafael Escobedo, que estuvo casado con Myriam y fue uno de los amigos de Juan de la Sierra, se suicidó en 1988 en la prisión del Dueso. A grandes rasgos, este suceso, tal y como explicaba a Vanitatis Marcos García Montes, abogado de Escobedo y su gran amigo, “fue el crimen de la Transición más importante, en el que el poder, la banca, la aristocracia y el Opus eran ingredientes de la historia”.

Foto: Juan Urquijo y su hermana Myriam, en el juicio por el asesinato de sus padres.  (EFE)

Para Juan de la Sierra en su vida hay un antes y un después de la tragedia. A diferencia de su hermana Myriam, su imagen de hombre poco comunicativo, aparentemente débil y sin relaciones de pareja fijas le colocaban en la referencia informativa. Cuanto más pasaban los años, más interés tenía en que no le relacionaran con lo que había ocurrido en el chalet de Somosaguas en 1980. Se buscó una vida en Panamá, donde llegó a tener su círculo de amistades del organigrama económico y social, para los que era simplemente Juan Urquijo. Ni tan siquiera utilizaba el título que heredó de su madre para evitar preguntas desagradables o comprometidas. Así lo aseguran a Vanitatis personas que le trataron en Panamá y en Madrid.

placeholder Myriam de la Sierra, hija de los marqueses de Urquijo, con motivo de la publicación de un libro sobre sus padres en 2010. (EFE)
Myriam de la Sierra, hija de los marqueses de Urquijo, con motivo de la publicación de un libro sobre sus padres en 2010. (EFE)

En realidad, tuvo una doble vida entendiendo esta manera de funcionar en el sentido laboral y no en el amoroso. Estaba casado con Rocío Caruncho, con la que mantenía una relación de cordialidad y de la que nunca llegó a divorciarse. La casa familiar era y es el chalet de Somosaguas donde sucedió el crimen. La venta fue complicada y tuvo compradores que se echaban atrás cuando identificaban al propietario.

Según confirman a Vanitatis, no llegó a instalarse totalmente con los tres hijos en Panamá. “Venía a España cada dos meses y en vacaciones, pero su cuartel general y negocios los tenía allí. También venía para participar en monterías. Le encantaba cazar. Consiguió una privacidad que no tenía en Madrid. Juan era buena persona, pero muy raro. Con la gente nueva o que conocía poco era muy reservado y prefería no tratarla”. Este amigo cuenta cómo en el club Puerta de Hierro, al que solía acudir a comer y a cenar cuando estaba en Madrid, se mosqueaba cuando alguien sacaba el móvil para hacer una foto de grupo que no tuviera que ver con él. Se levantaba y se iba. Era una obsesión que no le reconocieran. Por eso en Panamá era feliz.

La periodista Angie Calero, autora del libro 'Honor. Todas las víctimas del crimen de los marqueses de Urquijo' (Almuzara), donde se narran hechos desconocidos, junto con Macarena, hija de Mauricio López-Roberts, que fue condenado por encubrir a Rafa Escobedo, explica a Vanitatis que "antes del crimen los hermanos De la Sierra ya vivían en un discreto segundo plano y después Juan y Myriam se alejaron de todo y continuaron con sus vidas en el más absoluto anonimato".


Otras personas que conocieron a Juan de la Sierra y que prefieren mantenerse al margen hablan bien de él, aseguran que su vida mucho antes del doble asesinato estuvo marcada por la soledad. Nunca tuvo una buena relación con su padre, al que definen como autoritario y con poca simpatía hacia el hijo. “Prefería a Myriam antes que a él. Cuando tenía confianza contaba que le llevaron interno a Inglaterra siendo pequeño. Su padre le dejaba en el colegio y la norma era que se buscara la vida. La verdad es que no había cariño por lo que se entiende una relación filial en condiciones. Algo más con la madre, pero era el padre quien marcaba las pautas en la unidad familiar, aunque fuera ella la que era rica de verdad. Una infancia y juventud triste, sin abrazos ni besos, que le marcó totalmente. Cuando cumplió 18 años no tuvo fiesta salvo un coche de los que se conocían como utilitario”.

Una tortura

La periodista Angie Calero relata que se pusieron en contacto con Juan de la Sierra “y nunca contestó. Myriam declinó de forma muy educada la propuesta y me reconoció que entendía perfectamente a Macarena y su 'derecho al olvido’. Para ella era también una tortura, sobre todo desde el punto de vista laboral, cuando la gente la buscaba en Google y solo aparecían noticias relacionadas con el asesinato de sus padres. A esto se sumaba que sobre los hermanos De la Sierra siempre planeó la duda de su implicación en los crímenes. La sombra de la duda les estigmatizó en un primer momento”.

placeholder Libro de la periodista Angie Calero y de Macarena López-Roberts sobre el famoso caso.
Libro de la periodista Angie Calero y de Macarena López-Roberts sobre el famoso caso.

En cuanto a la relación de Juan de la Sierra con sus padres, en el libro de Angie Calero aparecen las declaraciones de la secretaria del marqués asesinado, María Luisa García. “En el interrogatorio del primer sumario contaba que el padre, Manuel de la Sierra, se quejaba de que él aparecía como el malo de cara a sus hijos porque les exigía mucho y su mujer, la marquesa, estaba más ausente". A Juan le llamaba ‘el niño'. Según la secretaria, el padre tendió a protegerlo a su manera, que coincide con las informaciones que aseguraban que no era cariñoso y sí muy estricto. La empleada del aristócrata consorte asesinado narró, tal y como aparece en el libro, que “la intención del marqués era dejarle un buen paquete de acciones del banco Urquijo y, cuando fuera más mayor, su puesto en el consejo”.

Juan de la Sierra, VI marqués de Urquijo, rehízo su vida en Panamá y regresó a España cuando le detectaron la enfermedad. Cuentan que en aquel país tenía sus empresas, un hotel y edificios antiguos que se encargó de reformar. Económicamente era muy potente, como aseguran quienes llegaron a tratarle en la intimidad.

La muerte de Juan de la Sierra, hijo de los asesinados marqueses de Urquijo el 1 de agosto de 1980, ha vuelto a actualizar el suceso que acaparó las noticias de aquel año, los siguientes y hasta ahora. Cuarenta y dos años después, el crimen de los Urquijo mantiene el interés mediático y muchas incógnitas ante un veredicto que resultó sorprendente. En la sentencia figuraba que el doble asesinato lo cometió Rafa Escobedo, exyerno de los marqueses “por sí solo o en compañía de otros”. Nunca se supo quiénes fueron esos otros.

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