El funeral de Carmen Sevilla (con carta de su hijo Augusto) convoca a sus grandes amigos en Madrid

Finalmente, Carmen Sevilla sí ha tenido una misa funeral con la asistencia de amigos de siempre y ciudadanos anónimos que han querido participar en esta despedida religiosa. Esta tarde, a las 19:30 horas, comenzaba la liturgia en la iglesia de San Antón de la calle Hortaleza de Madrid, organizada por Rappel, gran amigo y confidente. El vidente ha querido señalar que tenía el permiso de Augusto Algueró para esta celebración.

“Por supuesto se lo comuniqué a su hijo, que me dijo que le parecía muy bien, que nadie mejor que yo, que era su amigo, para organizar esa despedida. Me dio las gracias muy emocionado”, ha dicho. José Manuel Parada, otro de los asistentes, ha tenido palabras para la que fue su amiga: "Por fin Carmen, que siempre fue una mujer muy religiosa, ha tenido su despedida".

El padre Ángel, que siempre tiene un lugar importante en cualquier tema que requiera sus servicios, ha sido el oficiante. Han intervenido, en total, tres sacerdotes. Hace unos días, el padre concelebraba el sacramento del matrimonio para Tamara Falcó e Íñigo Onieva. Ahora su papel no es alegre, pero ha querido estar presente en este último recuerdo a Carmen Sevilla. Durante el oficio ha intervenido Pilar Jurado, que ha cantado el 'Ave María'. El grupo de cuerda que ha tocado era Capilla del Exilio. En la iglesia había dos pantallas en las que han ido pasando imágenes de su vida. La artista aparecía junto a su hijo, con Algueró, con Patuel, con Concha Velasco... El comentario general es que no ha acudido nadie de la Academia ni de la SGAE.

Entre los amigos que han asistido se encontraban Marilí Coll, Glenda Gaby, María Rosa, José Manuel Parada, Euprepio Padula, Enrique del Pozo, Regina Do Santos y María Jesús Solaguren, hija del tabernero José Luis. Toda la familia Solaguren fue íntima de Carmen, que en todas sus celebraciones contaba con el catering de esta empresa. También ha habido un lugar especial para José María, la pareja de Rappel desde hace treinta años. Él se ha encargado de la decoración.

La carta de Augusto

La gran sorpresa del funeral ha sido la carta enviada por su hijo Augusto, que no estaba presente: "Queridos amigos Rappel y padre Ángel: quiero daros las gracias por esta misa. Transmitid todo mi agradecimiento a los que la quisieron. Me habría gustado ir al funeral, pero no me encuentro con fuerzas y espero comprendáis. Para mí era, ante todo, mi madre".

Rappel explicaba a Vanitatis cómo surgió la idea: “Durante los años que estuvo en la residencia, hablaba mucho con Augusto para preguntarle por su madre. En una ocasión, le dije que me gustaría ir a la residencia y darle un abrazo. Me contestó: 'Rappel, mamá no te va a reconocer y lo vas a pasar muy mal por verla así, tan deteriorada. Para qué vas a pasar un mal rato. Y lo entendí, porque mi madre también padeció alzhéimer. La diferencia es que fueron cuatro años y no los once de Carmen”.

El vidente asegura que la enfermedad de la actriz ha sido una agonía para su hijo. Carmen Sevilla fallecía el 27 de junio en Madrid después de varios días ingresada en la Fundación Jiménez Díaz, donde siempre estuvo acompañada por Augusto Algueró, que ha sido quien la ha resguardado del interés mediático.

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P. Izquierdo

Cuando Rappel se enteró de que el entierro iba a ser en la intimidad, que no habría misa y, por lo tanto, sin despedida pública, tomó la decisión de pedir por ella con la misa de este jueves.

“Al principio tenía pensado que fuera en los Carmelitas de la calle de Ayala. Esta iglesia se encuentra frente a la casa de modas que yo tenía y a la que Carmen venía a menudo. Yo le hice mucha ropa y cuando terminaban las pruebas me comentaba: 'Vamos a cruzar para ver a tu Virgencita'. Y ahí nos íbamos los dos a rezar y después nos tomábamos algo en la cafetería de la calle Velázquez”. A esta Virgen del Carmen, Rappel le hizo en su día seis mantos que la imagen lucía cuando salía en procesión por el barrio de Salamanca.

"Carmen le tenía mucha devoción y por eso se me ocurrió que era el mejor sitio para la misa”. El cambio de iglesias tuvo lugar cuando Rappel se encontró con el padre Ángel y le comunicó su idea. El sacerdote le propuso que, en vez de en ese templo, fuera en el de San Antón, la sede de Mensajeros de la Paz, como así ha sido.