Así recordaba María Teresa Campos cómo casi muere por la Guerra Civil

Con motivo del fallecimiento de la que fuera ‘la reina de las mañanas’, recordamos la otra vez que la comunicadora estuvo a punto de perder la vida e incluso salió en los periódicos su nombre, cuando tan solo tenía cuatro años.

Lo contó ella misma en su libro de memorias ‘Mis dos vidas’, que publicó en el año 2004. Una dura vivencia de cuando vivía en Málaga siendo niña, a la que llegó de la mano de sus padres con un año, pues había nacido en Tetuán cuando este era aún un protectorado español.

“La primera vez que mi nombre apareció en los periódicos tenía poco más de cuatro años. No es un farol”, escribió sobre uno de los primeros recuerdos de su más tierna infancia. Todo ocurrió el 30 de noviembre de 1945, cuando poco después de la Guerra Civil, “Antonio Rueda Morales, el chico de los recados del salón de limpiabotas de la calle de Santa Lucía, caminaba por el Pasillo de la Cárcel (hoy avenida de la Rosaleda)”, explicaba en su libro.

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“Antonio, de catorce años, iría pensando en sus cosas cuando, de pronto, se encontró con algo que le llamó la atención: una bola negra. Creyó que se trataba de una pelota e hizo lo que habría hecho cualquier chaval de su edad: la cogió”, narraba entonces María Teresa. Una pelota que no era tal y que tras caer al suelo detonó provocando una fuerte explosión justo en el momento en el que la presentadora se encontraba muy cerca.

“El chico de los recados del salón de limpiabotas no estaba jugando, como creía, con un balón: jugaba con una bomba. Y allí, en ese instante, estaba yo, con algo más de cuatro años, a tan solo cincuenta metros, cogida suavemente de mi tía Elvira”, recogía en sus memorias.

Un momento dramático que pudo haber acabado con su vida, pero que, por suerte, no lo hizo. Eso sí, el impacto alcanzó algunas partes de su cuerpo y ella misma confesó en dicho libro: “Aún hoy tengo cicatrices en los brazos y las piernas, marcas imborrables que me acompañan desde entonces como prueba de aquella mañana de noviembre en que fui lo que ahora llamaríamos un daño colateral”.