Los hombres de la vida de María Teresa Campos: del padre de sus hijas, José María Borrego, al discreto arquitecto Félix Arechavaleta y su tercer 'hijo', Gustavo

A sus 82 años la presentadora fallecía hoy a las cinco y media de la madrugada. María Teresa Campos ha vivido intensamente el amor, aunque su prioridad siempre fue, en muchas ocasiones, su trabajo como periodista. Tres han sido, quizá, los grandes amores de su vida, y su hija Carmen Borrego confesaba en una ocasión a Televisión Española: “Sé que el amor es una parte muy importante de la vida” de su madre. Algo así como “la pieza que hace que todo encaje”, aseguraba la menor de sus hijas.

Con apenas 16 años comenzó a salir con José María Borrego, su único marido, con el que se casaba a los 23 años en Málaga. Corría el año 1964 y María Teresa formaba una pareja convencional propia de la época. Pero una oferta laboral en la capital hizo que dejara la radio en la ciudad andaluza para dar el salto profesional que le sirvió de coartada para cambiar de rumbo su vida.

Confesaba años después que su marido llegó a ser “casi como un hermano” puesto que ella residía en Madrid y solo le veía cuando viajaba a Málaga. Entonces, y ya con dos hijas, Terelu y Carmen Borrego, no pudo decirle que se quería separar legalmente, una situación que ya vivían de facto. Precisamente fue su hija mayor la que confesaba en TVE que sus “padres en esa época tenían una relación por nosotras, ya no había amor”.

Pero en 1984, tres años tras su traslado a la capital, la presentadora recibía una terrible noticia y es que su marido decidía quitarse la vida, un hecho del que apenas ha querido hablar en público por respeto a sus dos hijas en común. Poniendo fin a veinticuatro años de relación, tras diecisiete años de matrimonio y siete de noviazgo.

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Nunca más volvió a casarse, aunque son muchos los que creen que su gran amor fue el arquitecto vasco Félix Arechavaleta, al que conoció por casualidad tras una avería con el coche. Su relación duró doce años y la misma presentadora fue la que contó que era un desconocido que paró para ayudarla y se quedó con ella esperando a la grúa.

Félix fue como un segundo padre para Terelu y para Carmen hasta que falleció en 2006 por un ataque al corazón. Entonces la periodista y el arquitecto ya habían puesto fin a su relación, cinco años antes, pero todo el clan de las Campos lloró su pérdida.

Durante un tiempo tuvo diferentes parejas esporádicas, que no duraron más allá de dos años. Salió a cenar en varias ocasiones con el empresario sevillano Felipe Maestro o con el periodista José María Hijarrubia, divorciado y con dos hijas. También conoció al empresario Santiago García, gran aficionado a las motos, con el que disfrutó del verano de 2007 en Marbella y del que confirmaba la ruptura un año después.

​El abogado argentino Gustavo Manilow fue un gran apoyo en épocas difíciles de salud, pero otro de sus grandes amores llegaba en 2014 sorprendiendo a todos, Edmundo Arrocet, más conocido como Bigote. Entonces, aparecer de la mano del humorista hizo correr ríos de tinta, acaparando muchas portadas. Se mostraba entonces feliz María Teresa, una relación que duró cinco años y en la que Edmundo se convirtió en su mano derecha.

Tras una dura y fría ruptura a través de un mensaje de texto por parte del humorista, la periodista vivió el desamor en estado puro. No se le ha vuelto a conocer ninguna relación sentimental, pero un hombre ha sido uno de sus pilares en su vida, convirtiéndose casi en su tercer hijo, su chófer Gustavo González.

Su hombre de confianza y acompañante durante más de tres décadas, al que quiere casi como un hijo más y que ha sido uno de los primeros en visitarla en el hospital Jiménez Díaz tras su ingreso. A él hay que añadir, en el terreno familiar, a su nieto José María Almoguera, hijo de Carmen Borrego, quien precisamente la convirtió en bisabuela de su primer bisnieto: Marc. Hombres muy importantes en lo personal para la comunicadora, que han marcado su vida en diferentes puntos.