El lenguaje corporal de Terelu Campos y Carmen Borrego tras la muerte de María Teresa Campos: sus gestos clave y significado
De la mano, unidas frente a la adversidad y con un semblante muy emocionado, las hijas de la presentadora han mostrado una actitud diferente en esta situación
Tras ser ingresada en la Fundación Jiménez Díaz a los 82 años, los gestos de Terelu Campos y Carmen Borrego, hijas de la fallecida presentadora, María Teresa Campos, nos hacían presagiar lo peor. Su estado era muy grave tras haber sufrido una insuficiencia respiratoria aguda y finalmente fallecía en la madrugada del martes, 5 de septiembre, coincidiendo con la fecha de la muerte de su propia madre, con diecisiete años de diferencia.
El hecho de que hubiera tantas visitas en el hospital de familiares y amigos, además de la seriedad en el rostro de sus hijas, daba cuenta de que la vida de la comunicadora pendía de un hilo. Podíamos verlas finalmente, y tras conocerse la noticia del fallecimiento de María Teresa, en el tanatorio de La Paz, donde numerosos familiares y personas reconocidas se acercaban a dar el último adiós a la periodista.
Ambas vestían de negro y llegaban al tanatorio madrileño cogidas de la mano, mostrando una imagen de unidad absoluta después de algún tiempo de tiranteces en público. Muy apenadas y con semblante serio, aguantaban el tipo completamente desbordadas por los permanentes gestos de cariño hacia su progenitora en un día marcado en negro en el calendario de las Campos.
Se fundían en un tierno abrazo con Alejandro Rubio, exmarido de Terelu y padre de su hija Alejandra, al que consideran parte de su familia a pesar del divorcio. En un momento dado, las dos hijas de María Teresa salían a atender a los medios presentes. Carmen se mostraba más entera, aunque mantenía sus gafas de sol puestas, un claro signo que equivale al de esconder la mirada, según los expertos en lenguaje no verbal. Esto nos permite sentirnos menos expuestos a los demás, más protegidos y resguardados, lo que otorga un nivel de seguridad en uno mismo.
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Más rota se veía a Terelu, que mostrando sus ojos, se emocionaba en público al responder a la prensa, que esperaba que su madre se hubiera marchado recibiendo todo el cariño expresado en los últimos días antes de su muerte. Bajaba entonces la cabeza, signo de su bajo estado anímico, según los expertos, con los ojos inundados en lágrimas, rota de dolor, tratando de taparse con la mano para no llorar delante de las cámaras como símbolo de protección, tratando de ocultar su rostro.
Carmen cogía el testigo y hablaba entonces para dejar recomponerse a su hermana, que había asegurado que este último año había sido muy duro y que habían querido preservar la imagen de una María Teresa Campos llena de vida, manteniendo su deteriorada salud en un ámbito más privado.
Recordaba la hija mayor de la presentadora que, aunque la gente hubiera perdido a una gran profesional, ellas habían perdido una madre, por lo que se encontraban muy agradecidas por los numerosos homenajes, el cariño y el respeto con el que se las trataba, pero estaban muy afectadas. De hecho, Terelu tenía que tragar saliva y humedecerse los labios con la lengua, para poder proseguir. Un gesto que los expertos entienden como apaciguador y autotranquilizador, que estimula el labio liberando una tensión emocional interna.
Este miércoles, podíamos ver a Carmen Borrego a su llegada al tanatorio, donde se ha producido la incineración en la más estricta intimidad, de la mano de su hija, Carmen Almoguer. Llegaba con rostro cansado y protegiendo su rostro de nuevo con unas gafas de sol, toda vestida de negro. Allí solo podía agradecer todo el cariño recibido, y acertaba a decir: “Sabíamos que a mi madre la querían mucho, pero ayer nos desbordó tanto cariño”.
Terelu prefería entrar por otra puerta diferente a la principal para no tener que enfrentarse a la prensa y era su hija a la que podíamos ver una vez transcurrida la incineración. Al borde del llanto y sin apenas poder articular palabra, con la cabeza ligeramente agachada, que demuestra tristeza, agradecía a los medios su presencia, portando una flor amarilla, al igual que hacía su madre. Tampoco salía a hablar Carmen tras el acto, de apenas quince minutos, probablemente sobrepasadas por la emoción del último adiós.
No pudimos ver a las hermanas en la misa llevada a cabo a las nueve de la noche por el padre Ángel, pero sí sabemos gracias a ‘El programa del verano’ que Terelu leyó unas líneas y “se derrumbó al final”. Un momento muy emotivo en el que casi nadie de los presentes pudo contener las lágrimas.
Tras ser ingresada en la Fundación Jiménez Díaz a los 82 años, los gestos de Terelu Campos y Carmen Borrego, hijas de la fallecida presentadora, María Teresa Campos, nos hacían presagiar lo peor. Su estado era muy grave tras haber sufrido una insuficiencia respiratoria aguda y finalmente fallecía en la madrugada del martes, 5 de septiembre, coincidiendo con la fecha de la muerte de su propia madre, con diecisiete años de diferencia.
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