"Candela y yo nos conocimos de una manera especial. Mario no nos dejaba vernos fuera"

Óscar Casas (Barcelona, 1998) se ha convertido en uno de los jóvenes actores más queridos de nuestro país. Con tan solo veinticuatro años, el catalán ha participado en más de una treintena de películas y series. Además de dedicarse a la interpretación, es imagen de varias firmas. Muchos conocen a Óscar, pero pocos saben realmente quién es. Se define como una persona feliz, muy familiar y que tiene la suerte de dedicarse a una de sus grandes pasiones: ser actor.

Todo comenzó a los cinco años, cuando se inició en pequeños papeles y anuncios comerciales. Uno de sus primeros retos fue ponerle vida a Pablo, un pequeño atrevido, en el drama '53 días', en 2006. Tras más de quince años y tres decenas de interpretaciones a su espalda, su última aventura ha sido ‘Mi soledad tiene alas’, la primera película dirigida por su hermano Mario Casas.

A ritmo de Saiko, Lola Índigo y alguna canción que su mánager le recomendaba, Óscar Casas nos sorprendía con su faceta de DJ mientras le realizábamos una sesión de fotos tras la entrevista. Una conversación a corazón abierto y en exclusiva para Vanitatis, donde nos cuenta todos los detalles del filme y de su personaje, Dan.

¿En qué momento profesional te encuentras ahora mismo?

Me encuentro en un momento muy bonito de mi vida, sobre todo por este último proyecto: ‘Mi soledad tiene alas’. Durante estos meses, mi hermano Mario me ha enseñado la actuación a niveles que hasta el momento no había podido. Además, he seguido un tipo de método y técnicas que me han hecho aprender mucho.

¿Te ha supuesto un mayor aprendizaje ‘Mi soledad tiene alas' que los proyectos que has realizado anteriormente?

Lo que ha pasado en este rodaje es que lo único que le importaba a Mario era la actuación. La preparación fue de un mes y medio, cuando normalmente suelen ser tan solo dos semanas. Durante este tiempo, Mario hacía todo lo posible para que todo ‘volase’, podías llevarte la ropa del personaje a tu casa, podías dormir en su casa… Era un entorno artístico abierto a volar.

¿Cómo describirías tu trayectoria profesional?

Aún me encuentro en pleno aprendizaje. Comencé desde muy pequeño y eso me ha hecho pasar por distintos lugares emocionales. Al principio con cinco añitos era tan solo un juego. Cuando te das cuenta de que todo va más allá, comienzas a agobiarte y ver que salen algunos resultados que no terminan de convencerte. Todo actor pasa por distintas etapas y ahora me encuentro en esa del principio, estoy volviendo a recuperar a ese niño de cinco años.

¿Dirías que estás en el mejor momento de tu vida?

Sí, siempre lo digo. De alguna manera u otra, intento estar en paz con el presente que vivo y cada tiempo que voy pasando creo que es mi mejor momento. Lucho por crecer no solo profesionalmente, sino también como persona.

¿Te sientes orgulloso de ti mismo?

Sí, yo creo que sí. Soy una buena persona y lucho cada día por ello. No suelo hacer mucho daño y las veces que lo he hecho, he intentado no volver a repetirlo. Si apuestas por ser una buena persona, tienes que estar orgulloso de ti mismo.

Como todo personaje público, Óscar ha sentido más de una vez la sensación de agobio producida por las redes sociales. El actor cuenta con más de tres millones de seguidores en Instagram y su vida personal se ha convertido en uno de los temas principales para la prensa española. En más de una ocasión, él mismo ha comentado la necesidad de desinstalarse todas las redes sociales y disfrutar de momentos de desconexión. "En parte, tengo muchas ganas de terminar la promo para poder desinstalarme por algún tiempo de mi teléfono las redes sociales. No es algo sano, al final pasas mucho tiempo detrás de la pantalla y no es real. Lo veo mucho en mi hermanito pequeño, es todo muy peligroso, se ha convertido en una droga”.

¿Qué presión sientes al publicar contenido en tus redes sociales, teniendo más de tres millones de seguidores en Instagram?

Tengo mucho miedo de las cosas que subo y tengo mucho cuidado. Al final es algo que me representa y si alguna vez la lío, no pasa nada. Hay que tener cuidado con las cosas que comentas, aunque hay cosas que sí o sí tienes que apoyar.

¿Vas a terapia para saber gestionar todo el peso mediático?

Nunca he ido a terapia. Mi madre es una persona con mucha inteligencia emocional. Al vivir aún en casa de mis padres, cada día hablo con ellos, y si estoy fuera por trabajo, les llamo. Mi madre se ha convertido en mi verdadera terapia. Si tengo algún problema o me siento mal, es la persona que más me conoce y a la que recurro. Además, una de las experiencias que he descubierto y que practico mucho son los retiros, donde conoces a mucha gente especial.

¿Cómo es el ‘choque de realidad’ al llegar a casa y estar solo, después de haber estado rodeado de cientos de personas gritando tu nombre?

La promoción de esta película nos ha llevado por muchas ciudades, hemos estado en muchos cines y sobre todo hemos estado cerca de nuestros seguidores. Durante este tiempo, cientos de personas gritan tu nombre y es un momento muy bonito y llegas a vivirlo con mucha adrenalina, pero sales de ahí y sigues siendo la misma persona. He podido llegar a entender esa soledad que sienten muchos cantantes; es un subidón de dopamina que solo dura unos minutos y después cae en picado hacia abajo. Al final del día, vivo con mis padres y son los encargados de que afronte mejor estas cosas.

‘Mi soledad tiene alas’ es la primera película dirigida por Mario Casas. Un film que intenta romper con todos los prejuicios de la sociedad relacionados con los barrios humildes. Dentro del reparto se encuentran el propio Óscar Casas y Candela González, su pareja. Viven rodeados de fiestas, atracos y sin pensar en el futuro. Detrás de la apariencia de pequeños delincuentes, Dan tiene un talento como artista y una sensibilidad distinta a todo lo que le rodea.

¿Cómo fue el momento en que tu hermano Mario te dijo que ibas a ser el protagonista de su película?

Fue un momento muy feliz. Antes de empezar el guion, Mario ya me dijo que quería escribir algo para llevarme a un lugar en el que nunca había estado como actor. La primera vez que leí el guion, me llené de miedo y comenzaron a aparecer en mí los monstruos.

¿Por qué?

Miedo porque de repente lees un personaje que, tal como él quiso, nunca me había llegado. Era un papel enfocado en el naturalismo, rodeado de nuevos actores, gente del barrio de verdad, entonces me entró miedo de no poder estar a la altura de la interpretación. Al final no solo me defraudaba a mí mismo, sino que también defraudaba a mi hermano, que se la estaba jugando, y no quería hacerlo. Hasta la segunda semana del rodaje, tuve en mi cuerpo los temores, pero a medida que iba dándole vida a Dan, todo acabó esfumándose.

¿Qué fue lo que pensaste cuando te estabas poniendo en la piel de Dan?

Por mi cabeza rondaba el pensamiento de que no lo iba a poder hacer, no iba a ser capaz. Leí todos los personajes y absolutamente a todos me los imaginaba, pero leía el mío y era incapaz de hacerlo en aquella época de mi vida. Me acuerdo que ese día estaba en mi habitación, bajé a la cocina, que estaba mi madre, y me preguntó si me había gustado el papel, le dije que me había encantado, pero que no iba a poder hacerlo. Al final, la vida del actor es un continuo reto y este personaje me ha hecho sentir esta experiencia con miedos, inseguridades e incluso a veces pasándolo muy mal.

¿Cómo fue el proceso de preparación del personaje?

Lo primero que hice fue quitarme el estereotipo que tenía en mi cabeza al leer el guion de un chico de barrio. En los barrios hay personas, artistas, pintores, escritores; no son macarras que pintan grafitis. Son luchadores que quieren sacar su carrera y familia adelante.

¿Qué te llevas de Dan?

De Dan me llevo todo, la lucha, la oscuridad, la nobleza y el cómo la familia puede darte cosas bonitas, pero también cosas muy malas. En general, me llevo esa capacidad que tiene de sacar las alas y volar ante cualquier situación.

Cuando te adentras en un personaje ‘macarra’, ¿piensas en lo negativo que puede mostrar a los espectadores?

No, para nada, todo lo contrario. Con esta película lo que intentamos es eliminar los estereotipos que la sociedad tiene de lo que son los chavales del barrio.

¿Qué ha sido lo mejor de trabajar con Mario?

Vivir algo así con mi hermano ha cambiado la relación que teníamos. Ha sido una experiencia que va a perdurar en nosotros para siempre. Cuando tengamos cincuenta o sesenta años y comentemos todas las cosas bonitas que hemos vivido, serán unas acnétodas preciosas.

¿Y con Candela?

A Candela no la conocía, ella nunca había sido actriz, era rapera. Nos conocimos de una manera muy especial, Mario no nos dejaba vernos fuera del set, así que solo podíamos vernos durante el rodaje, siendo Vio y Dan. Fueron tres meses de conocernos de una forma muy bonita. Candela en este tiempo me ha visto en lugares emocionales en los que ni mi mejor amigo me ha visto.

Sheila, Christian y el pequeño de los cinco, Daniel, conforman la familia de los Casas. Una relación que va más allá de lo familiar, convirtiéndose en mejores amigos y en confidentes. Tanto Christian como Sheila han hecho pequeñas interpretaciones, pero el benjamín aún no se ha animado a ello.

¿Crees que Dani seguirá vuestros pasos?

No lo sé, la verdad, no le gusta mucho. En estos años le han mandado alguna propuesta para participar en alguna película, anuncio, pero siempre dice que no quiere. Hay que escuchar a los niños, qué les apetece y qué les mueve. De momento no ha hecho sus pinitos en el mundo de la actuación, pero sí le gusta mucho la música.

Una vida llena de sueños cumplidos, ¿qué opinan vuestros padres?

Totalmente, el otro día justo lo hablábamos es casa. Es muy fuerte que dos hijos tuyos participen en la misma película y no solo eso, que uno de ellos sea el director. Ha sido un proyecto por el que hemos luchado los ocho.

¿Tienen miedo?

Sí, sin lugar a dudas, tienen mucho miedo. Mi madre tiene mucho temor por nosotros, a que suframos, lo pasemos mal. Al final es una profesión por la que pasas por muchos lugares. La vida es una, hay que vivir y sufrir, no te puedes quedar en tu zona de confort.

Óscar ya se encuentra pensando en unas deseadas vacaciones familiares, para descansar de estos duros meses de trabajo. Además de momentos de desconexión, su vida profesional sigue creciendo y sigue grabando trabajos que verán la luz el próximo año.

[*] Agradecimientos: Madrid Palacio de Atocha de Coolrooms Hotels. Calle Atocha, 34. Telf.: +34 910 887 780