Felipe Varela deja la firma de moda que Letizia le ayudó a hacer mundialmente famosa

La última vez que vimos a la reina Letizia vestida de gala fue en la visita de Estado que realizaron los Reyes españoles a Dinamarca, el pasado mes de noviembre. El palacio de Christiansborg, sede entre otras cosas del Parlamento danés, recibió a la versión más regia de Letizia, que aquella noche lucía por tercera vez un vestido largo de gala de Felipe Varela, con cuerpo estructurado y falda princesa. La Reina, soberbia, lucía como complemento una de las mejores piezas del joyero real, la tiara Flor de Lis.

La primera vez que estrenó ese vestido fue cuando el presidente de Perú visitó España y se organizó una recepción de gala en su honor en el Palacio Real. Corría el año 2015 y Letizia empezaba a 'volar sola' estilísticamente hablando. Hasta 2014, fecha de su proclamación como reyes, el diseñador madrileño había firmado el 90% de sus estilismos.

Varela debutó con la familia real en 2004, cuando los entonces Príncipes de Asturias contrajeron matrimonio. Fue el encargado de confeccionar los trajes que lucieron para la boda tanto Paloma Rocasolano como sus hijas, Érika y Telma Ortiz. A partir de ahí, el diseñador y la Princesa comenzaron una fértil relación profesional, convirtiéndose Felipe Varela en el modisto de cabecera de Letizia, además de en una persona de su absoluta confianza. También la reina Sofía tuvo diseñadores 'de cabecera' a lo largo de su reinado, como Valentino o la aragonesa Margarita Nuez.

Desde su proclamación en 2014, y sobre todo a partir de la contratación de la estilista Eva Fernández, el armario de la Reina empezó a cambiar. Se abrieron las puertas y empezaron a colgar de sus perchas nuevas firmas, en una revolución tan silenciosa como implacable. Hoy doña Letizia se ha convertido en el gran escaparate de la moda nacional, dando visibilidad a firmas de todo tipo. Durante un tiempo, sin embargo, Letizia seguía teniendo deferencias con quien había sido su mano derecha en los años como princesa. La celebración del Día de la Fiesta Nacional y la entrega de los Premios Princesa de Asturias siempre eran una oportunidad para ver alguna creación de Varela. Sin embargo, desde los Princesa de Asturias de 2019, no ha vuelto a estrenar nada de él y todo lo que luce ya es reciclado.

Nunca sabremos qué pasó exactamente. Si fue un desencuentro personal o simplemente una decisión profesional. El hecho es que Felipe Varela se quedó sin su mejor clienta, la que había hecho famosa mundialmente su firma de costura esmerada y sastres impecables.

Desde entonces, y paulatinamente, el diseñador madrileño se ha ido desvinculando de la firma que creó a finales de los años 90. Hasta el punto de que el pasado 6 de febrero dejó de ser oficialmente administrador de Centro de Costura Castresana, la empresa que ampara su firma, y que ya gestionaban desde hace tiempo sus hermanos Abraham y Jacob. Este medio no ha sido capaz de recabar su versión para conocer cuáles han sido las razones que le han llevado a tomar esta decisión. "Felipe vive desde hace años en Miami, hacía tiempo que no estaba encima", dicen fuentes extraoficiales.

Felipe Varela, nacido en Madrid en 1968, ha vivido siempre a caballo entre la capital, Miami y París, la ciudad en la que se formó. Según su biografía oficial, estudió en el Institut Français de la Mode y en la Escuela Internacional de Diseño Esmod. En París trabajó en los ateliers de grandes firmas como Thierry Mugler, Kenzo, Dior y Lanvin, hasta que decidió regresar a España para fundar la suya propia. En 1996 comenzó a desfilar en Cibeles, cosa que hizo hasta 2002 y en 2016 retomó brevemente "para celebrar el 20 aniversario de la marca".

Aquel movimiento desconcertó a algunos por aquello de la alergia a la exposición pública de Felipe, pero formaba parte de la estrategia que se había puesto en marcha en el seno de la empresa para relanzarla comercialmente. Había que amoldarse al signo de los tiempos y emprendieron el rebranding de la firma alumbrando Varela, una enseña más adecuada para esas mujeres a las que les gusta la calidad que ellos ofrecen, pero no contaban con tanto poder adquisitivo. Se trataba, como contaban entonces portales especializados como 'Moda.es', de “democratizar el mensaje y el producto”.

La idea era que esta segunda marca pudiera distribuirse en las tiendas multimarca, sin perder de vista al buque insignia de la firma, la alta costura, que seguiría vendiéndose en la calle José Ortega y Gasset de Madrid. Si una prenda de la marca madre se encuentra entre los 800 y los 1.200 euros, con Varela la horquilla se quedaba entre los 400 y los 500 euros. También querían "seguir expandiéndose internacionalmente".

En 2020, el diseñador decidió solicitar su entrada en ese amplio paraguas que es la Asociación de Creadores de Moda de España. Siguiendo el protocolo, Felipe Varela pidió formar parte de ACME a través de una carta enviada a su presidente, Modesto Lomba. El documento estaba firmado por dos asociados y en él se acreditaba "estar en posesión de la marca con la que se presenta o trabajar para ella como director creativo".

Tras una votación de los asociados con resultado positivo, Varela pasó a formar parte de ACME, la organización profesional formada por creadores de moda procedentes de toda España. En la nota de prensa que hicieron pública entonces, la asociación ya hablaba de esta "nueva etapa" de la firma Felipe Varela, "fuera de las pasarelas y muy centrada en la venta y la expansión internacional". Después de todo aquello, Felipe Varela volvió a desaparecer.

Hoy por hoy, además de la alta costura (con cita previa), la firma vende online y cuenta con un espacio en dos centros comerciales de Madrid y Valencia. La empresa acaba de actualizar cuentas y en el ejercicio 2022 declaran beneficios por valor de 77.000 euros, han bajado la deuda y la cifra de negocio ha subido un 50%, hasta el 1.800.000 euros. Dan empleo a 12 personas. Parece que lo peor ha pasado y hay futuro, aunque sea sin Felipe.