Emiliano Suárez nos habla de su último proyecto y su nueva vida: "Hubo un tiempo en que no estaba a gusto en mi piel"

Emiliano Suárez pertenece a la tercera generación de una de las firmas de joyería con más solera nacida en Bilbao. Durante muchos años fue director de marketing hasta que en plena pandemia decidió organizar su vida de otra manera. Buscó un lugar en un barrio emergente y montó ‘Garaje Lola’.

Aquí está su oficina y su caja de resonancia de los muchos proyectos líricos y artísticos que promueve cada temporada. El nombre es un homenaje a su madre y a su hija. Vive una etapa feliz con su mujer, Carola, que le da paz y tranquilidad. Pasó una etapa complicada hasta que su cerebro le dijo basta. A partir de ese momento comenzó su terapia personal. Su último proyecto es una exposición fotográfica que ha bautizado con el nombre de ‘Textura’ que refleja una visión diferente de Berlín. Antes ya lo hizo con Nueva York y La Habana.

¿Cuáles son tus próximos proyectos?

Aquí en ‘Garaje Lola’ tenemos una programación estable y mensual. Hemos hecho dos óperas aquí: ‘La traviata’, con Ainhoa Arteta, y ‘Tosca’, en versión reducida. Presentamos espectáculos de jazz, de pop, teatro, folclore… No todo es ópera, pero como la productora se llama ‘Ópera Garaje’, la gente confunde con ‘Garaje Lola’. Nosotros seguimos con la gira. Ahora vamos a Burgos, Bilbao y en Madrid haremos veinte funciones con tres óperas.

’Garaje Lola’ se ha convertido en tu prioridad. ¿En qué consiste?

Es mi día a día. Mi rincón creativo y mi modelo de negocio, que yo pensaba que no existía. Un proyecto que lo ideé en pleno confinamiento y decidí buscar un lugar donde poder contar historias y la manera de exponer ideas contemporáneas que traigo de otras ciudades. Poner en valor el trabajo a partir de un contenedor cultural. Era arriesgado, pero tenía claro que no quería quedarme en casa viendo la tele y asustado por lo que estábamos viviendo.

Una nave industrial en un barrio que no es el de Salamanca

Precisamente esa era la idea. Montar este proyecto en un barrio emergente y salirme del guion que se espera de mí. No habría tenido sentido montarlo en el barrio de Salamanca. Cada tipo de espacio tiene su lugar. Aquí no se vende lujo. Es otro objetivo con programación estable, música en directo, arte contemporáneo, montajes musicales.

¿A qué se debe el nombre de ‘Garaje Lola’?

A varias circunstancias. Por un lado, porque mi opción profesional cuando dejé de estar en el día a día de la empresa familiar fue montar mi primera exposición de fotografía en un garaje en Bilbao en 2017. Y se me ocurre montar también una ópera en un lugar donde no se había hecho en ninguna parte del mundo. Y Lola era hacer un homenaje a mi madre y demostrarle lo que quería hacer. Y también a nuestra primera hija, que se llamó Lola.

Siempre decían que Emiliano Suarez era el juerguista, el divertido, y pocos pensaban que fueses capaz de organizar esta empresa…

Siempre he tenido esta creatividad, ya fuera director de marketing del Grupo Suárez o de otros proyectos en los que he estado involucrado. Creo que he demostrado tener algo innato que no se estudia. Creo que es el único don que tengo y que ahora está al servicio de lo que hago. Lo que yo sabía es que no era joyero. Reconozco que da seguridad tener una empresa como Suárez, de la que formo parte del Consejo de Familia.

¿La imagen de 'niño pijo' es difícil de evitar?

Estamos en la sociedad de las etiquetas y no merece la pena luchar contra esos prejuicios. Te encasillan sin conocerte. Eso de que solo pueden ser artistas o empresarios de este sector con un perfil determinado es del todo injusto. Antonio Banderas, por ejemplo, dice verdades como puños. No le conozco, pero me parece el paradigma de la persona inteligente e independiente. No necesita estar reivindicándose, posicionándose todo el día. Pone el foco en su profesión y habla con una honestidad que es poco frecuente. Y como dice cosas que son de puro sentido común, como buen emprendedor que es, se ha ganado el respeto de todo el mundo.

Ahora tu proyecto ya es una realidad, pero imagino que convencer a los primeros artistas sería complicado...

Aceptar esa oferta era un reto artístico para los profesionales dentro de un lugar tan curioso como este. He tenido que pedir muchos favores. De todas formas, el artista no tiene aquí ninguna barrera para tener éxito. En realidad, para traer grandes nombres hace falta la confianza, la amistad y ofrecer una idea llamativa y curiosa, que es lo que hacemos. José Mercé ofreció un concierto de flamenco puro.

Los artistas soléis ser complicados ¿Cómo es Carola, tu mujer?

Tener a una persona como ella, que es vital, optimista y que transmite energía positiva, es muy tranquilizador para mí. Ayuda mucho.

¿Tenéis repartidos los papeles familiares?

Sí, claro. No sé si de una manera justa en los tiempos que corren, donde hay una balanza en todo lo que hace él, ella, elle… Necesito echarle muchas horas a lo que hago, porque no soy de horarios y no trabajo rápido. A la pequeña, cuando puedo, la voy a buscar. Más que nada porque me hace mucha ilusión. Y lo que hacemos Carola y yo es irnos a desayunar para hablar de nuestras cosas y buscar nuestros momentos.

Dicen que los Suárez sois una familia muy unida. ¿Qué rol ocupa Lola, tu madre?

Mi madre es una matriarca y ese es el rol que ha elegido. Está clarísimo. Es una figura que tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Crea mucha tensión porque parte de su vida es gestionar a la familia y eso también supone desgaste. Es alucinante lo sacrificada que es por todos nosotros. Y creo que tiene claro que lo hace porque quiere. Nosotros solo podemos estar agradecidos. Y si no lo hiciera, la seguiríamos queriendo igual. Las madres que no son como la mía también merecen un respeto.

¿Qué piensas de los padres que son los que se quedan en casa porque el desarrollo profesional de la mujer es más importante?

Lo que pasa es que tendemos a etiquetar. Si no estás encima, eres mala madre. Si estás es que no tienes ambiciones. Y lo mismo sucede con los padres.

En un momento de tu vida paraste porque las cosas no iban bien, ¿qué sucedió?

Era un poco locura. No estaba a gusto en mi piel. Llegó un momento en que vivía tremendamente angustiado, preocupado por mi salud, y con mucha ansiedad, y no sabía cómo resolverlo. La vía de escape era salir, beber, divertirme, y se pasaban todos los males. El problema era que al día siguiente el estado de ánimo era pésimo. La angustia no se calmaba y la cabeza se desordenaba. Afortunadamente, pedí ayuda a tiempo. Llevo catorce años en terapia y es lo mejor que he hecho en mi vida. Me ha ayudado a vivir a gusto en mi piel.

¿Ha cambiado la sociedad respecto a este tipo de temas o siguen siendo tabú?

Ojalá sea así. Poco a poco se va teniendo conciencia de lo importante que es cuidar la salud mental y se considera que es como cualquier otra enfermedad. El cerebro hay que cuidarlo cuando está en esa situación. Es verdad que ahora es más fácil pedir ayuda. Antes la referencia era decir “este está chalado”. Yo necesito estar ordenado.