Alfredo Landa sale del infierno

El último año y medio ha sido un “infierno” para Alfredo Landa. Tras sufrir un ictus cerebral, ha pasado por un hospital, una clínica y un centro de recuperación. Pero la luz empieza a encenderse en la vida de este actor tan querido por el público, porque los médicos que le tratan le han dicho que antes del verano podrá volver a andar.

Alfredo se maneja ahora sobre una silla de ruedas. Él, que siempre ha sido un hombre inquieto y enemigo de la inactividad, lleva muy mal eso de estar “sujeto” a la silla, pero sabe que no puede venirse abajo.

Cada día acude al centro de rehabilitación para realizar sus ejercicios. Dos horas por la mañana y otras dos por la tarde. Y no falta ni una sola jornada a esa cita tan necesaria. Lo que no ha perdido es el buen humor.

El pasado miércoles día 3 celebró su 77 cumpleaños en su casa, rodeado de familiares y algún que otro amigo íntimo, de esos que juegan con él a las cartas muchas tardes en un hotel cercano a su domicilio. Las llamadas telefónicas de felicitación se sucedieron a lo largo de todo el día. Y si no fuera porque le han recomendado que no reciba excesivas visitas, su casa estaría llena todo el día de amigos.

Landa afirma que “nunca he perdido el ánimo. Soy un hombre fuerte y jamás me he venido abajo. Y si pudiera elegir un buen regalo, sería volver a andar, porque soy un culo inquieto y llevo fatal eso de depender siempre de la silla de ruedas”.

Otra cosa que no lleva demasiado bien es que le hayan puesto un régimen especial de comidas, porque es un hombre de buen comer. Maite, su mujer, es su “ángel de la guarda”. Ella y sus tres hijos son los puntales en los que hoy se apoya Alfredo: “Tengo una mujer y unos hijos maravillosos, que no se han separado de mí en todo el proceso de la enfermedad. Soy un hombre muy afortunado”, ha confesado a Vanitatis.

Aún así, reconoce que “lo he pasado muy mal, aunque prefiero no acordarme de aquellos primeros momentos en los que el ictus me jugó una mala pasada. Lo importante es que día a día me siento mejor”.

En el centro de rehabilitación aseguran que “es un buen enfermo, realiza los ejercicios sin rechistar, se esfuerza al máximo cada día, no protesta por nada y tiene una fuerza de voluntad increíble”. Siempre tuvo fama de tozudo, de no amilanarse ante la adversidad. En el gimnasio es muy popular, todos se acercan a hablar con él. Y es que Alfredo ha escrito con letras de oro muchas páginas del mejor cine español de las últimas décadas.