¿Dónde están los 1.500 millones de Sara Montiel?

Los seguidores de Sara Montiel, que los tiene y muchos, están tristísimos porque piensan que su diva se ha quedado en la calle con lo puesto. Y no es así. Es cierto que su administrador y hombre de confianza, Francisco Fernández, no ha cumplido con sus obligaciones.

Según palabras de la propia artista, se han esfumado alrededor de 1.500 millones de pesetas.Como ella no utiliza el euro y parece que continúa echando sus cuentas casi con ábaco, no se sabe muy bien si esta cifra es la real o forma parte del imaginario de la gran diva. 

Según los abogados que llevan sus asuntos, el desfase monetario sería de 400.000 euros, porque esa cantidad es la que por ahora se puede demostrar que no está donde debe. De hecho, la letrada Rocío Fernández, que lleva los asuntos legales de Sara, ya ha interpuesto una querella por apropiación indebida y administración desleal (delito societario), que ha sido admitida a trámite.

El 12 de abril Francisco Fernández deberá presentarse en el juzgado de instrucción número 5 de Madrid como imputado. Ese día no se verán las caras porque la presencia de Sara en estas preliminares no es necesaria. Durante este tiempo, tanto la actriz como los propios letrados intentarán desenredar esta maraña para determinar hasta dónde llega la apropiación indebida.

Sara hizo pública la supuesta estafa hace poco, aunque el drama se gestaba desde hace tiempo. La Montiel contaba a Vanitatis que el impago de unas colaboraciones televisivas le dieron la pista de lo que estaba ocurriendo con la administración de sus bienes, aunque le resultaba duro procesar que el hombre de confianza de Pepe Tous la estaba engañando.

Paco empezó a trabajar con él siendo muy jovencito. A la muerte de su marido, y dado que ella no sabía (o por comodidad, no quería)  firmar ni un cheque, Fernández se hizo con la organización administrativa de las finanzas familiares. El descubrimiento de la supuesta fechoría la ha dejado tocada emocionalmente. Si cualquier traición es dolorosa, lo es más si va acompañada de un delito societario. De todas formas, y para aquellos admiradores que ya piensan en hacer una colecta para la supervivencia de su mito, la realidad es que  económicamente está forrada.

Tiene siete pisos en Madrid y otros bienes inmuebles repartidos en Palma y Barcelona, amén de inversiones financieras y seguros de vida. Pepe Tous era un hombre muy previsor y solvente, igual que Sara. Fue la primera actriz con contratos importantes en Estados Unidos pagados en dólares. Y, por supuesto, no hay que perder de vista el tema joyas, que utilizando una comparativa, nada tendría que envidiar al tesoro de Ali Babá. Sólo el collar de brillantes y esmeraldas en forma de babero (que así lo llama Sara), mas las sortijas de brillantes tipo castaña pilonga bautizados como “los faros”, brazaletes de oro cuajados de brillantes, zafiros, rubíes, topacios, turquesas, aguamarinas… engarzados en piezas importantes suponen una estabilidad económica suficiente para ella y sus hijos. 

Por lo tanto, no hay que hacer cuestación pública porque no lo necesita. De todas formas, tampoco hay que olvidar que Sara Montiel es una mujer de imaginación prodigiosa y que gusta de engalanar sus historias. Hace años contaba un sucedido que ya forma parte de su leyenda. Regresaba a Madrid tras haber participado en una gala musical en Nueva York. La habían pagado en cash y llevaba el dinero en el bolso, sobre su regazo. De pronto se abrió su ventanilla del avión y el millón de dólares voló hacia la inmensidad del cielo. Lo contaba sin torcer el gesto, ni inmutarse ante la cara de sorpresa de sus interlocutores.

Por eso el desfase monetario entre los 1.500 millones que, dice, han desaparecido y los 400.000 del delito societario de la querella contra el administrador puede dar lugar también a una recreación cinematográfica. Hay un dato que puede avalar esta capacidad de Sara para guionizar su vida. Su hija Thais, la seriedad personificada, quitaba hierro al asunto la noche en que los amigos le organizaron un cumpleaños por todo lo alto en Alegoría. Y eso que, según su madre, ella y su hermano se habían quedado sin la herencia de su padre Pepe Tous. En vez de echar sapos y culebras al preguntarle por la supuesta apropiación indebida, Thais resolvió la cuestión con un: “Son cosas de mi madre. No tengo nada que decir”.