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El sastre 'mudo' del Rey, que ya no concede entrevistas
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El sastre 'mudo' del Rey, que ya no concede entrevistas

“Sois bien recibidos. Hablamos de lo que querías, pero no me preguntes por el Jefe, por favor”. Dicha así, la frase podría sonar a una de

Foto: El sastre 'mudo' del Rey, que ya no concede entrevistas
El sastre 'mudo' del Rey, que ya no concede entrevistas

“Sois bien recibidos. Hablamos de lo que querías, pero no me preguntes por el Jefe, por favor”. Dicha así, la frase podría sonar a una de esas célebres máximas de El Padrino, de las que luego pasan a la posteridad de los anales de la historia. Pero no. El autor de la frase es Gonzalo López Larrainzar, ante la propuesta de realizar una entrevista. Para más señas, es el sastre del Rey. La conversación con él resulta prudente hasta el extremo: propia de dos polis dispuestos a dar el asalto final al caco. Mensajes cifrados y silencios.

Su trato con la prensa siempre ha sido más que cordial; algo obvio teniendo en cuenta la promoción de contar con el Jefe del Estado en su cartera de clientes habituales. Aunque la estrategia a seguir ha cambiado. Recientemente, un influyente medio de comunicación publicaba una información que resultó ser incierta y que le reportó varios y serios problemas. De ahí que del Jefe ahora no quiera ni hablar. Ni tampoco de los clientes que aparecen en la lista de los hombres más ricos de Forbes o de los empresarios y ejecutivos que confían en sus bespokes. Para ello quedan las hemerotecas. No es ninguna prohibición, sino más bien autocensura.

El sastre del Rey

Gonzalo López Larrainzar, que regenta la sastrería López Herbón y Compañía en la calle Cedeceros de Madrid -que nada tiene que envidiar a la Saville Row londinense-, ha recogido el testigo de toda una saga de ilustres sastres, que como en cualquier cuento de Chéjov, han tratado con Reyes, aristócratas, gentes de bien… Su abuelo vistió a Manuel Azaña y su padre fue el alfayate de Franco. Nunca les tembló el pulso al tomarle las medidas lo mismo al presidente de la Segunda República que al del régimen político opuesto. Quizá tenga mucho que ver el origen navarro de la familia y el respeto que siempre aplican a sus clientes.

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Don Juan Carlos entró por primera vez en el taller de López Herbón en 1985, tras la muerte de su sastre de cámara, Ángel Gallo, el mismo del de Don Juan, su padre. Aunque la entrada física nunca se produjo. Una llamada telefónica desde Zarzuela les asignó el título de sastres reales, y desde entonces la lealtad mutua ha sido la tónica reinante. Fue gracias a Simeón de Bulgaria, casado con Margarita Gómez Acebo, prima hermana del duque de Badajoz, como Don Juan Carlos conoció a la familia de los Larrainzar. Curiosamente, con el paso de los años, Javier Larrainzar, primo hermano del sastre del Rey, entraría a formar parte a su vez de la lista de los diseñadores favoritos de la infanta Elena y de María Zurita, hija de los duques de Soria.

Secretos de Estado

Las medidas del Jefe de Estado siempre han estado consideradas, valga la redundancia, todo un secreto de Estado. Ojear el patrón de don Juan Carlos para bien conocer los centímetros de abdomen o el tallo de su pierna es algo imposible, porque todos y cada uno de ellos, sin excepción, son custodiados celosamente por la familia de artesanos. Lo mismo sucede en el caso de la Reina Sofía. Sin embargo, en la tienda de Felipe Varela en la Milla de Oro madrileña, es fácil encontrar la réplica exacta de cualquiera de las últimas adquisiciones de la princesa Letizia. Pero lo que no es una incógnita son los gustos del marido de doña Sofía por las chaquetas cruzadas de materiales ligeros y colores oscuros, que van entre el azul y el gris.

Óscar de la Renta, Constantino de Grecia, Emilio Botín, El Cordobés, Enrique Ponce… muchos son los hombres que visten en la emblemática tienda López Herbón y Compañía. Pocos los que saben apreciar la historia de un oficio sin principio ni final. Dibujar, coser, enhebrar…y vuelta a empezar. Ahora que la artesanía se encuentra sumida en su crisis de valores más profunda, clientes y sastres dignifican un oficio “para el pueblo y con el pueblo”.

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“Sois bien recibidos. Hablamos de lo que querías, pero no me preguntes por el Jefe, por favor”. Dicha así, la frase podría sonar a una de esas célebres máximas de El Padrino, de las que luego pasan a la posteridad de los anales de la historia. Pero no. El autor de la frase es Gonzalo López Larrainzar, ante la propuesta de realizar una entrevista. Para más señas, es el sastre del Rey. La conversación con él resulta prudente hasta el extremo: propia de dos polis dispuestos a dar el asalto final al caco. Mensajes cifrados y silencios.