El suntuoso alojamiento de los Príncipes en Israel

Casa Real no lo confirma, pero en Jerusalén es un secreto a voces que los Príncipes de Asturias se alojan en el imponente Hotel King David de la ciudad santa. Es lujoso, muy exclusivo y ha sido durante muchos años la primera opción para miembros de la realeza y mandatarios extranjeros. Por sus habitaciones han pasado desde Barack Obama, Nicolas Sarkozy o Margaret Tachter. En sus suntuosas suites, Elisabeth Taylor y Richard Burton han sellado con las maravillosas vistas del Monte de los Olivos y una copa a rebosar de champagne una de sus tantas reconciliaciones de ida y vuelta.

Felipe y Letizia, como todos ellos, también se han rendido a la opulencia de este enclave, que brilla mucho más que cinco estrellas juntas. Y en el que pernoctar dos noches nunca baja de los 1.300 dólares por una habitación estándar. En el King David, que debe su nombre al segundo rey del antiguo reino de Israel, el lujo y la distinción tiene un alto precio.

Por ejemplo, por dos días y tres noches en la suite real se puede llegar a desembolsar más de 2.500 dólares, lo que lleva implícito el uso y disfrute de un comedor con un aforo de 16 personas, un jacuzzi, donde descansar de las reuniones y las visitas oficiales, y las mejores comodidades repartidas en 140 metros cuadrados.

Entre los herederos, el personal de seguridad y la delegación entre los que se encuentra el propio jefe de comunicación de la Casa del Rey, Ramón Irribarren, la factura ‘real’  a buen seguro ha superado con creces los 6.000 euros. Nada que ver con las vacaciones de perfil bajo del primer ministro británico David Cameron y su mujer Samantha en el Albaicín granadino, que la oposición poco ha tardado en tildar de populistas.

“Es habitual que los jefes de Estado o los príncipes en este caso se hospeden en hoteles y no en instalaciones cedidas por el propio Gobierno israelí. Ha sucedido en más ocasiones con otros mandatarios y representantes”, confirman desde la Embajada de España en Tel Aviv.

Un hotel con historia

Miles de leyendas entorno al enigmático hotel, antigua sede del Mandato británico que sufrió un atentado del Irgún que terminó con la vida de al menos cien personas, mantienen que sus desayunos son de los mejores de la ciudad y que pueden llegar a ser tan reparadores como los minerales del Mar Muerto. Los ingredientes: frutas exóticas, cereales y las delicatesen más exquisitas, de las que los Príncipes han disfrutado durante sus dos noches de estancia.

“Tenéis una princesa guapísima. Es muy educada y ha encandilado a los periodistas del país. Además, sabe hablar muy bien inglés”. A pesar de que no han paseado como dos turistas más por la transitada Vía Dolorosa ni han visitado ningún kibbutz, como hicieron los Reyes durante su visita en 1993, los Príncipes han conseguido crear una gran expectación entre el personal del servicio del King David, que suele caracterizarse siempre por su discreción.

Un interés que se ha hecho notar en el aumento del dispositivo de seguridad en el propio hotel y que ha llevado a la Casa Real a seguir a rajatabla la política de no facilitar demasiadas informaciones al respecto de la visita. “Es un país donde la situación es un poco complicada y preferimos omitir aspectos que no son de interés general”, dicen en conversación con Vanitatis.

Su periplo por Oriente Próximo terminará en Jordania donde cenarán en una recepción privada con los reyes Abdalá y Rania. Volverán a alojarse de nuevo en un lujoso y céntrico hotel, del que todavía, por razones de seguridad, no se puede adelantar su nombre. Felipe y Letizia ya estuvieron en la capital del reino hachemita durante su luna de miel.

Álbum: Vea las fotos del viaje de los príncipes

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