Carmen Lomana, 'traicionada' de nuevo por sus íntimos

La vorágine mediática en la que se ha visto envuelta durante los últimos meses ha convertido a Carmen Lomana en una mujer mucho más práctica de lo que era antes de dar el salto a la prensa del corazón. Cuando algo no le gusta, toma medidas en el asunto y ya está. Lo hizo cuando Wilson, su chófer, al que siempre protegió y presentó a su círculo de amistades como su hombre de confianza, la traicionó y grabó, presuntamente, algunas de sus conversaciones privadas. Ahora también ha dado el puñetazo en la mesa cuando la persona que la ha acompañado durante el último año y medio, Eduardo, al que nunca presentó como su novio, ha intentado desestabilizarla por muchos frentes.

Al parecer, éste habría monopolizado alguno de sus perfiles en las redes sociales y también su página web oficial, donde todos los lomanistas, que siguen siendo muchos, podían estar al tanto de las últimas novedades de la mediática existencia de la socialité. Pero, como es habitual, Lomana, descontenta con la actitud de quien creyó que era su amigo, ha puesto remedio. Está pensando en crear otro site para sus fans y ha solicitado a Facebook que elimine todos los perfiles que no sean suyos. Desde que se produjo el distanciamiento con él, la relación entre ambos ha desembocado en una situación insostenible. Especialmente por estas últimas desavenencias que no han conseguido que cunda la desilusión en la vida de la televisiva, a pesar de que como hiciera con Wilson lo presentó a sus influyentes amistades y le ayudó en todo.

Durante estos días se encuentra de vacaciones en su casa de Marbella, donde los fotógrafos la han pillado de compras en la playa. En esta ocasión, no han conseguido un topless, pero posiblemente lo haya, porque a ella no la ha cambiado la fama en ese aspecto. A sus 61 años no pueden irle mejor las cosas. Es imagen de una conocida firma de joyas, tiene pensado lanzar su propia línea de cosméticos en breve y ya está cocinando un nuevo programa de televisión que verá luz la próxima temporada. Además, con el verano a la vuelta de la esquina las invitaciones para acudir a mil convocatorias con diferentes epicentros festivos no dejan de llegar a su casa.

En el terreno personal, Lomana disfruta como la que más de su soltería. Ivo, un apuesto caballero con el que se presentó en la entrega de los Premios Paquiro de Toros celebrados recientemente, tan sólo es un buen amigo. Y nada más, aunque la prensa, acostumbrada a que presentara a sus antiguas conquistas con el mismo apelativo, hizo que las alarmas se dispararan. Pero desde que falleciera su marido Guillermo, pocos han sido los que han logrado alcanzar un estatus importante en el corazón de la socialité. Eso sí, todos los hombres que han pasado por su vida son cañonazos, como ella siempre ha dicho. Ni uno feo. Ni tan siquiera Eduardo, su último “acompañante”, que cumple con los cánones de belleza a la perfección, pero que, desgraciadamente, también le ha salido rana.

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