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Fuegos artificiales y ostras en la boda sorpresa de Alejandro Sanz
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Fuegos artificiales y ostras en la boda sorpresa de Alejandro Sanz

La mayoría de los doscientos invitados que acudieron a la finca que el cantante tiene en los Parrales Altos, en Jarandilla de la Vera, Cáceres, estaban

Foto: Fuegos artificiales y ostras en la boda sorpresa de Alejandro Sanz
Fuegos artificiales y ostras en la boda sorpresa de Alejandro Sanz

La mayoría de los doscientos invitados que acudieron a la finca que el cantante tiene en los Parrales Altos, en Jarandilla de la Vera, Cáceres, estaban convocados para celebrar el bautizo de Dylan, el tercer hijo de Alejandro Sanz. Así lo habían anunciado y así estaba previsto.  

Lo que nadie imaginaba, y de ahí la absoluta sorpresa de todos, fue que también los anfitriones decidieran darse el sí quiero ese mismo día. Era casi un secreto de estado y, por eso, la mayoría de los amigos acudieron con ropa mucho más informal que la que se esperaría en una boda, como le ocurrió a Paulina Rubia, que vistió un estilismo de falda corta poco habitual para un enlace.

También estuvo Elena Tablada, que llegó acompañada por su novio David Arigita, el guitarrista Paco de Lucía, que se convirtió en el padrino del pequeño, Miguel Ángel Gil Marín, consejero delegado del Atlético de Madrid, Antonio Carmona, Pepe Barroso, presidente de Don Algodón, y su esposa, o José María Michavila, el abogado del cantante, que se encarga de leer las letras del cantante antes de que lleguen incluso a la productora. También estuvieron Fiona Ferrer, Mariola Orellana.

Alejandro y Raquel habían organizado un encuentro festivo y religioso por todo lo alto. En el jardín se colocaron dos carpas. Una inmensa donde se organizó el convite y otra adyacente, mucho más pequeña, para los niños.

La liturgia religiosa se celebró en una capilla que hay en la finca. Los novios aparecieron del brazo, vestidos de blanco y precedidos de los tres hijos del cantante: Manuela, Alexander y Dylan, también con diseños del mismo color. En el altar les esperaba el sacerdote, que recordó a la madre de Alejandro, que falleció hace un mes. Ese momento fue uno de los más emotivos junto al  intercambio de anillos y promesas matrimoniales.

Una vez finalizadas las dos ceremonias, los invitados y anfitriones pasaron a la gran carpa donde se había dispuesto un impresionante bufet servido por La Maquina. No faltó de nada y la oferta resultó espectacular. Marisco, ostras, arroces, ensaladas de todo tipo, hojaldres, carnes y pescados, cortadores de jamón. Y lo más llamativo, una zona dedicada exclusivamente a los postres y, por supuesto, chucherías, ya que oficialmente se trataba de una celebración para niños.  

En este sentido, se había dispuesto una zona para los pequeños con juegos y animadores. Hubo quien lo definió como un gran lugar sacado de la película Charlie y la fabrica de chocolate. Hasta hubo fuegos artificales.

Tampoco faltaron las barras temáticas. Una de Gin Tonics, otra de mojitos, otra de champán. Y, por supuesto, la música fue uno de los platos fuertes de la noche, con flamenco y chirigotas. Paco de Lucia, como siempre, dio su clase magistral, amenizando la velada con su portentoso talento. En cambio, Alejandro solo canto en petit comité, ya de madrugada.

Por cierto, uno de los comentarios de la fiesta fue que Alejandro y Raquel ya se habían casado en Barcelona el pasado 23 de mayo.  En realidad, la fecha era lo de menos, lo mejor fue la felicidad de los novios, sus hijos y de sus doscientos mejores amigos.

La mayoría de los doscientos invitados que acudieron a la finca que el cantante tiene en los Parrales Altos, en Jarandilla de la Vera, Cáceres, estaban convocados para celebrar el bautizo de Dylan, el tercer hijo de Alejandro Sanz. Así lo habían anunciado y así estaba previsto.  

Alejandro Sanz