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Los Alba evitan la polémica en la 'levantá' del Cristo de los Gitanos
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Los Alba evitan la polémica en la 'levantá' del Cristo de los Gitanos

El año pasado nadie esperaba que fuera Genoveva Casanova, exnuera de la duquesa de Alba, la que recibiera al Cristo de los Gitanos a las puertas

El año pasado nadie esperaba que fuera Genoveva Casanova, exnuera de la duquesa de Alba, la que recibiera al Cristo de los Gitanos a las puertas del palacio de Dueñas. Muchos menos llegaron a pensar que esa dama fuese la encargada de dar el toque al martillo para la "levantá" del paso en la “madrugá” sevillana. Un gesto que siempre había hecho la jefa del clan y que, salvo por enfermedad, nunca había cedido este honor a ninguno de sus hijos, ni mucho menos a una persona que ya no pertenecía a la familia, por muy querida que fuese por ellos. La tradición manda y más en estos casos de liturgia religiosa donde no hay cabida para ese tipo de innovaciones que ni gustan ni son admitidas.

Lo sabia Cayetana y todos los de su entorno se quedaron perplejos ante esa alteración de protocolo. Y las críticas no se hicieron esperar. Aducían que Genoveva estaba divorciada, no pertenecía a la Casa de Alba y que si la titular estaba enferma o no podía aguantar hasta las seis de la mañana, que fueran sus hijos quienes la representaran en tan relevante acción. El asunto quedó en el olvido para todos los que no son de Sevilla y desconocen la raigambre de los usos y costumbres de Semana Santa, que hay que cumplir cuando se aceptan las normas de las cofradías. Otra cosa son las personas que vienen de fuera y no entran en esa dinámica.

Este año, escarmentados, los Alba han querido calmar los ánimos. El ambiente ya venía caldeado y la inquietud de los cofrades era evidente, nerviosos por si la controvertida situación del año pasado se volvía a producir. Para muchos no sólo no hubiera resultado comprensible esa decisión, sino que verían ese 'punto folclore' de personaje social que horroriza a los fieles del Cristo de los Gitanos. Y aunque la duquesa es una de las mayores benefactoras de esta cofradía, no había necesidad de dar que hablar. Durante la tarde noche fue la comidilla. ¿Quién dará el toque?, se preguntaban titulares y devotos de este paso procesionario, uno de los más emotivos de la Semana Santa sevillana, junto con la salida de la esperanza de Triana, la Macarena y el Gran Poder. 

Pero esta vez no hubo sorpresa. En las puertas del Palacio de Dueñas esperaba el duque de Huéscar, primogénito de Cayetana de Alba y heredero del valioso ducado. Junto a él se encontraba su hermano Cayetano Martínez de Irujo y su exmujer Genoveva Casanova, que esta vez iba a mantenerse en un discreto segundo plano por respeto a los devotos del Cristo. También estaba con ellos el duque consorte de Alba, Alfonso Díez. Los honores recayeron sobre el Heredero, que anunció la “levantá” del Cristo de los Gitanos, y sobre Alfonso, que hizo lo propio con la Virgen de las Angustias. 

El año pasado nadie esperaba que fuera Genoveva Casanova, exnuera de la duquesa de Alba, la que recibiera al Cristo de los Gitanos a las puertas del palacio de Dueñas. Muchos menos llegaron a pensar que esa dama fuese la encargada de dar el toque al martillo para la "levantá" del paso en la “madrugá” sevillana. Un gesto que siempre había hecho la jefa del clan y que, salvo por enfermedad, nunca había cedido este honor a ninguno de sus hijos, ni mucho menos a una persona que ya no pertenecía a la familia, por muy querida que fuese por ellos. La tradición manda y más en estos casos de liturgia religiosa donde no hay cabida para ese tipo de innovaciones que ni gustan ni son admitidas.