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Eva González, una belleza entre los fogones de 'MasterChef'
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Eva González, una belleza entre los fogones de 'MasterChef'

El miércoles por la noche, más de un directivo de Televisión Española cruzó los dedos. MasterChef, un ‘talent show’ que ha dado la vuelta al mundo,

El miércoles por la noche, más de un directivo de Televisión Española cruzó los dedos. MasterChef, un ‘talent show’ que ha dado la vuelta al mundo, llegaba a España y se estrenaba en la pública. El programa es el más publicitado de la historia de la televisión, con ‘moscas especiales’ insertadas en otros espacios o resúmenes de los castings que han llevado a los participantes, aficionados a la cocina, a concursar en un programa que devuelve el entretenimiento a Televisión Española. Vanitatis acude al lugar elegido para devolver ese entretenimiento, los estudios Buñuel en los que también se hacía el mítico ‘Un, dos, tres’ o ‘Qué apostamos’. “Aquí se grababa, precisamente, Con las manos en la masa”, asegura la conductora, Eva González, al tiempo que se arranca a cantar la mítica canción del no menos mítico programa. Tanto ella como los jueces o el equipo de producción de Shine aseguran a este portal que estamos ante el programa que va a revolucionar la primavera televisiva

La presentadora ha saltado a este espacio desde ese Se llama copla que ya es uno de los programas emblemáticos de la televisión andaluza. Ella, siempre tan cercana y maternal con los concursantes que no consiguen su propósito, no tiene más remedio que controlarse en esta ocasión: “No me dejan consolarlos. Mi labor es más informativa, es más narrar al espectador qué está pasando que interactuar con los participantes. Me encantaría ir hacia los que no han hecho suficientes profiteroles y decirles que no pasa nada, que no se preocupen”. Si hay algo que ha hecho que la modelo y presentadora sevillana conecte con el público es su sinceridad. Impecablemente vestida de rojo, González derrocha simpatía, no se corta a la hora de bromear sobre el calor del plató y se nota que tiene buena sintonía con los tres jueces: el joven Jordi Cruz, la creativa Samantha Vallejo-Nágera y el incisivo Pepe Rodríguez Rey, cuya mirada fulminaría de una sentada las gafas de Risto Mejide. “Ojalá fuese el nuevo Risto, porque él lo único que hace es opinar sobre lo que hacen los demás. Nosotros también tenemos que conducir el programa junto con la presentadora bella que tenemos, a la que no vamos a eclipsar en ningún momento”, bromea él.

La belleza de Eva no les eclipsa, pero sí que es resaltada por ellos. Jordi Cruz le dice que no tendrá que esforzarse para salir bien en las fotografías que Vanitatis le hace. Ella recoge el cumplido con humor. Los gustos de Eva son un ejemplo para MasterChef. Nada de platos sofisticados como los que se puedan elaborar en el programa. Su favorito son “las lentejas”, lo cual da una idea de su carácter hogareño, el mismo de la chica que canta Con las manos en la masa o está encantada con las costumbres de su tierra.

Después de un casting laborioso, tanto ella como los jueces (y por ende, los concursantes) fueron elegidos para ser la cara de un programa que mueve a mucha gente, pendiente de una producción mastodóntica. Eva fue la protagonista de las últimas pruebas: “Hice uno con más gente y fui la última en llegar. Estaba el programa montado ya. Es un espacio distinto a Se llama copla, que es en directo. Allí yo manejo algo más el plató”. Si llegó la última fue porque el piloto ya estaba grabado desde hace tiempo. Fue la crisis la que lo dejó en la nevera hasta ahora.

'Shine' chequeó a los jueces, con una larga trayectoria, y eligió a tres veteranos del mundo de la cocina. “Hay mucha tensión y los concursantes a veces se derrumban y hasta lloran”, dice Jordi Cruz. Pruebas colectivas como las de alimentar a todo un ejército o individuales como las de elaborar un plato durante tres horas tienen una dificultad añadida en televisión: el espectador no saborea una carne ni huele una salsa para saber si está pasada o en su punto. ¿Cómo se supera algo así para que desde casa sean conscientes de lo que cuesta a los concursantes pasar de meros aficionados a profesionales de la cocina? La dureza del jurado es fundamental para explicarlo: “Si el jurado no fuese profesional, no sería tan duro. Mi parámetro es alto. No vengo a juzgar a niños que juegan, por eso soy duro”, asegura Pepe Rodríguez Rey.

“Yo no sabría valorar nada de cocina. Para mí, todos los concursantes cocinan de maravilla, pero luego veo cómo van a los jueces y les dicen que no y yo les digo “¿pero cómo va a ser malo el plato?” dice Eva González, que asegura que el jurado no está solo para criticar sino para ayudarles. “Queremos que el último, el ganador, tenga el método y el carácter de un chef de verdad. Hay que enseñarles lo que es un restaurante de verdad”, dice Jordi Cruz. Vallejo-Nágera. Aunque algunos se han quedado estancados, Samantha tiene claro que “con el avance del programa, el nivel se va a igualar y ahí sí que va a haber guerra”.

Sin embargo, que nadie espere que la sangre llegue al río. Como aclara la productora, esto, más que un reality, es un ‘talent show’ y siempre enmarcado dentro de un formato ‘blanco’ muy del gusto de una televisión pública. Los espectadores ni siquiera serán testigos de la convivencia de los concursantes en una casa. Los tiempos han cambiado desde el primer Operación Triunfo. “Es un programa donde hay cocina pero no es de cocina. La cocina es el hilo conductor de un programa donde hay gente que quiere cumplir sus sueños y superarse a sí misma. Hay muchos sentimientos de por medio y puede gustar a cualquier persona a la que no le guste la cocina. No es un ‘reality’ tal y como conocemos los ‘realities”, asegura Eva González al tiempo que Pepe Rodríguez Rey afirma que esa palabra “se ha devaluado”. “Se ha deformado tanto que el programa que lleva esa etiqueta tiene que ser un bodrio donde te pegas, te peleas…”.

Tan adaptado está MasterChef a la televisión pública que el programa ha cuidado mucho el patrocinio cultural para que no exista el menor atisbo de publicidad. Lo que más les ha costado justificar, en tiempos en los que TVE está en el punto de mira de políticos y espectadores, es que MasterChef sea un programa con cierto carácter de servicio público. Algo de eso hay en la potenciación de la gastronomía de nuestro país, como afirma Samantha Vallejo-Nágera: “Nos sacan de viaje y conocemos la gastronomía de toda España. Estamos intentando que nos lleven a Ibiza pero no hay manera”, bromea Vallejo-Nágera. Y es que, en muchos de los recorridos de los espectadores por el país, todos van en compañía. Uno de sus próximos destinos es Burgos y allí “dormiremos todos juntos”, aseguran. Con Homeland y Hay una cosa que te quiero decir como duros competidores en la noche de los miércoles (la primera batalla por la audiencia la ganó Jorge Javier Vázquez)  el propio equipo de MasterChef se enfrenta al mayor desafío de todos: que su ‘plato’ sea del gusto de una audiencia cada vez más fragmentada y siempre impredecible. ¿Lo conseguirán? A juzgar por la camaradería y las ganas que derrochan los jueces o Eva González y pese al discreto estreno, parece que no está todo el pescado vendido…

El miércoles por la noche, más de un directivo de Televisión Española cruzó los dedos. MasterChef, un ‘talent show’ que ha dado la vuelta al mundo, llegaba a España y se estrenaba en la pública. El programa es el más publicitado de la historia de la televisión, con ‘moscas especiales’ insertadas en otros espacios o resúmenes de los castings que han llevado a los participantes, aficionados a la cocina, a concursar en un programa que devuelve el entretenimiento a Televisión Española. Vanitatis acude al lugar elegido para devolver ese entretenimiento, los estudios Buñuel en los que también se hacía el mítico ‘Un, dos, tres’ o ‘Qué apostamos’. “Aquí se grababa, precisamente, Con las manos en la masa”, asegura la conductora, Eva González, al tiempo que se arranca a cantar la mítica canción del no menos mítico programa. Tanto ella como los jueces o el equipo de producción de Shine aseguran a este portal que estamos ante el programa que va a revolucionar la primavera televisiva