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Mari Ángeles Grajal, la 'desconocida' esposa de Jaime Ostos
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Mari Ángeles Grajal, la 'desconocida' esposa de Jaime Ostos

Dos bodas en veinticinco años y un amor que ha llenado páginas y ha hecho correr ríos de tinta. La futura boda de Mari Ángeles Grajal

Foto: Mari Ángeles Grajal, la 'desconocida' esposa de Jaime Ostos
Mari Ángeles Grajal, la 'desconocida' esposa de Jaime Ostos

Dos bodas en veinticinco años y un amor que ha llenado páginas y ha hecho correr ríos de tinta. La futura boda de Mari Ángeles Grajal y Jaime Ostos en la finca de José Ortega Cano es la reconfirmación de una pareja que lleva un cuarto de siglo proclamando su amor a los cuatro vientos. Fue el 6 de marzo de 1987 cuando la pareja se unió por primera vez. Tan sólo tres años después, ella reclamaba una separación que nunca se hizo efectiva. El tiempo ha consolidado una relación en la que muchos no creían; una relación que siempre la ha mantenido a ella en un discreto y segundo plano, como el desconocido apéndice de un torero que ha pasado, como tantos otros, de los ruedos a las páginas de la prensa rosa.

El común de los seguidores de la pareja siempre ha pensado que Jaime Ostos lleva la ‘voz cantante’ en la pareja. Grajal no despejó en su momento la duda, ya que una de las razones que esgrimió para intentar separarse de Ostos en 1990 fue la de ‘maltrato’. Pronto se retractó de aquella acusación, lo cual es discutido hoy por muchas personas cercanas a su entorno. “Ella siempre ha parecido la parte débil de la relación pero no lo es para nada. Yo creo que en aquella ocasión pudo la furia de saber que Jaime no le hacía caso en asuntos más privados”.

Carácter no le faltó desde que era una niña. Para empezar, en la propia elección de su carrera. Nacida en Zamora en 1953, fue su determinación la que la llevó a estudiar, en Salamanca, Magisterio y más tarde Medicina. Su especialidad, Neumología, no nació de la casualidad o del libre albedrío. Fue lo que quiso estudiar desde el principio, aunque según el periodista, ella siempre quiso ser polifacética y, sobre todo, ‘protagonista’: “La prueba de que es ambiciosa es que, además de dedicarse a la medicina también quiso escribir libros y ha acabado haciendo cinco. Recuerdo la tarde de verano en la que me dijo que iba a publicar ‘Yo me asomé al escote de ‘El Viti’. A mí me parecía que aprovechaba el estar casada con un torero para saltar al mundo de la literatura entre comillas… pero ella no lo veía así. El tiempo me ha acabado dando la razón. La prueba es que la mayoría de esos libros han girado en torno a la profesión de torero y toda la parafernalia que la rodea. Hay uno que versa, justamente, sobre las mujeres de toreros”.

Los rumores de trifulcas y malos modos entre la pareja se han repetido desde el día en el que se casaron por lo civil. Hace pocos años, una supuesta amiga del matrimonio hizo unas polémicas declaraciones al programa Sálvame en las que aseguraba que ella “había sido infiel a Jaime Ostos hasta en cinco ocasiones”. “Dudo mucho acerca de la veracidad de esa infidelidad. Supondría un gran error para ella y es lo suficientemente lista como para ser infiel y salir perdiendo su estatus”, afirma otra conocida de la familia Ostos Grajal. Las Fallas de Valencia de 2006, a las que acudió el matrimonio, fueron también un ejemplo del carácter de ella y de que “en el caso de Ostos se cumple aquello de que no es tan fiero el león como lo pintan”. “Ella estaba bastante harta de que se arremolinase gente en torno a ellos y les pidiesen fotos y exigió a Jaime que se fuesen de allí, que ya no podía estar más al lado de esas personas. Él le hizo caso sin apenas rechistar. Durante todo ese viaje se hizo lo que a ella se le antojaba” cuenta .

Y así, a Grajal no le duelen prendas cuando tiene que dar conferencias sobre amores toreros, cuando tiene que acudir a quien sea para que le anulasen su matrimonio con  Antonio-Vicente Marín Pérez Tabernero. “En aquella ocasión llegó a pedir al Tribunal Eclesiástico del Obispado de Zamora que anulase su primer matrimonio que, hasta donde yo sé, no fue ni tan infeliz ni tan tremendo como para que ese paso, el de la anulación, estuviese justificado”. Grajal fue tajante a la hora de pedir la separación, una decisión que se supone beneficia esta segunda boda con Ostos.

¿Cómo se resumiría entonces la personalidad de la chica zamorana que llega a ser doctora y acaba casada con un torero? “El mejor ejemplo de lo que ella es lo ejemplifica ese dato. ¿Cuántas mujeres de torero son doctoras en algo? Me da la impresión de que ella siempre ha querido ser muchas cosas a la vez: la novia en la boda y el muerto en el entierro. Es muy protagonista y su unión con Ostos la ha favorecido. Yo no digo que no lo quiera, pero está claro que le ha venido muy bien durante años”.

Grajal se ha mantenido alejada, incluso, de las polémicas en torno a Consuelo Alcalá, primera mujer de Ostos que no titubeó a la hora de acusarlo de maltratador y de relatar el “infierno” que vivió junto a él. Sea como sea, Mari Ángeles Grajal es “una mujer muy lista y, en el fondo, mucho más inteligente que su marido”. Es la inteligencia la que ha mantenido a esta mujer de 60 años en un discreto segundo plano, siendo una persona tan popular y, al mismo tiempo, tan desconocida.

Dos bodas en veinticinco años y un amor que ha llenado páginas y ha hecho correr ríos de tinta. La futura boda de Mari Ángeles Grajal y Jaime Ostos en la finca de José Ortega Cano es la reconfirmación de una pareja que lleva un cuarto de siglo proclamando su amor a los cuatro vientos. Fue el 6 de marzo de 1987 cuando la pareja se unió por primera vez. Tan sólo tres años después, ella reclamaba una separación que nunca se hizo efectiva. El tiempo ha consolidado una relación en la que muchos no creían; una relación que siempre la ha mantenido a ella en un discreto y segundo plano, como el desconocido apéndice de un torero que ha pasado, como tantos otros, de los ruedos a las páginas de la prensa rosa.