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Carmen Martínez Bordiú, la amiga que cambió la vida de Isabel Preysler
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Carmen Martínez Bordiú, la amiga que cambió la vida de Isabel Preysler

Ricas y famosas. Corrían los primeros 70 cuando Isabel Preysler y Carmen Martínez Bordiú se conocieron e iniciaron una amistad que esta semana ha vuelto a

Foto: Carmen Martínez Bordiú, la amiga que cambió la vida de Isabel Preysler
Carmen Martínez Bordiú, la amiga que cambió la vida de Isabel Preysler

Ricas y famosas. Corrían los primeros 70 cuando Isabel Preysler y Carmen Martínez Bordiú se conocieron e iniciaron una amistad que esta semana ha vuelto a dar muestras de su perdurabilidad en la portada de la revista ¡Hola! Las dos ‘reinas’ del papel cuché de nuestro país acudían a una cita con el mismísimo Carlos de Inglaterra, en una cena de agradecimiento a la firma Porcelanosa que se celebraba en Londres. Las dos posaron juntas, como en los viejos tiempos pero con un poco de ayuda del Photoshop, en una sesión fotográfica en el Hotel Ritz de Londres. Amigos de su círculo íntimo desde hace cuarenta años, cuentan a Vanitatis la fuerza de una amistad que cambió, fundamentalmente, la vida de Preysler más que la de Bordiú. “Eran uña y carne, para bien y para mal porque se retroalimentaban la una a la otra y eso no siempre era algo positivo”, aseguran.

A pesar de que se conocieron siendo solteras, como la propia Preysler ha recordado estos días en la publicación, fue durante los matrimonios de ambas cuando su amistad alcanzó la plenitud. Jóvenes, ricas, recién casadas y con ganas de pasarlo bien. Esos atributos fueron suficientes para que las dos se hiciesen inseparables. Por entonces, Bordiú se había casado con Alfonso de Borbón e Isabel con Julio Iglesias. La segunda sufría las ausencias prolongadas de su marido: “Isabel se refugió en Carmen ante las continuas galas de Julio, que lo llevaban a recorrer todo el mundo. Yo pienso que esa fue, sin duda, la gran base de la amistad de ambas”, asegura uno de estos amigos.

La sombra de la duda planeaba en muchas ocasiones sobre la figura de Julio Iglesias, que no dejaba de viajar por todo el mundo y conocía a cientos de mujeres que quizá también suponían cientos de tentaciones. “Julio era joven, guapo y admirado, y eso despertaba los celos de Isabel. Tanto que recuerdo muchas tardes en las que querías verla y ella te decía que no podía. La verdadera razón de que no la viésemos era que se iba a llorar sus penas a la casa de Carmen Martínez Bordiú, en el centro de Madrid”.

El particular consultorio sentimental que Bordiú era para Preysler a menudo resultaba contraproducente. “Una de aquellas tardes, Carmen le dijo a Preysler que no tenía por qué estar ‘como una monja’ encerrada en su casa cuando su marido estaría haciendo Dios sabe qué”. Acostumbrada a hacer lo que le daba la gana, Bordiú quería que Preysler también se aplicase el cuento . “Salían juntas a todas horas, yo creo que incluso llegaban a dejar bastante solos a sus hijos, que más o menos habían nacido al mismo tiempo. Siempre utilizaban cualquier excusa para estar en la calle”, asegura otro conocido de ambas.

Según estos amigos, “aunque el divorcio de Julio Iglesias e Isabel estaba escrito por las ausencias de él, Carmen colaboró en cierta medida al convertirla a ella en una persona que necesitaba continuamente salir a tomar el té, de fiesta o a una vida alegre a la que no estaba acostumbrada a su llegada a España. A muchos nos hace gracia que siempre se crea que fue al revés y que Isabel transformó a Carmen”, afirma. La cosa fue a más cuando Preysler tuvo que viajar a Nueva York para tramitar su separación de Julio Iglesias en 1978. “Allí era donde realmente se soltaban la melena. No tenían familiares ni gente de la que preocuparse. Podían hacer lo que les daba la gana sin temor a que la prensa pudiese captarlas”

¿Qué relación hay, por tanto, entre el cambio de vida de Preysler y su amistad con Carmen Martínez Bordiú? “Mucha. Podríamos decir que toda. Isabel era casi una niña asustadiza, nueva en el país, antes de ser amiga de ella. Seguramente Carmen es la persona que más ha influido en su vida. Incluso más de lo que ella cree”. Pasadas cuatro décadas, estas dos amigas se han convertido en un binomio respetable y glamouroso que acaparan  las portadas de las revistas del corazón. Ni por asomo parecen ya “esas dos chicas ricas que “se bebían  el mundo a grandes sorbos”. Ahora esos sorbos están en las lujosas fotografías de las revistas del corazón, de las que ambas se han convertido casi en un sinónimo.

Ricas y famosas. Corrían los primeros 70 cuando Isabel Preysler y Carmen Martínez Bordiú se conocieron e iniciaron una amistad que esta semana ha vuelto a dar muestras de su perdurabilidad en la portada de la revista ¡Hola! Las dos ‘reinas’ del papel cuché de nuestro país acudían a una cita con el mismísimo Carlos de Inglaterra, en una cena de agradecimiento a la firma Porcelanosa que se celebraba en Londres. Las dos posaron juntas, como en los viejos tiempos pero con un poco de ayuda del Photoshop, en una sesión fotográfica en el Hotel Ritz de Londres. Amigos de su círculo íntimo desde hace cuarenta años, cuentan a Vanitatis la fuerza de una amistad que cambió, fundamentalmente, la vida de Preysler más que la de Bordiú. “Eran uña y carne, para bien y para mal porque se retroalimentaban la una a la otra y eso no siempre era algo positivo”, aseguran.

Isabel Preysler