La primera Navidad de Carlota y Adriá sin su padre, el entrenador Tito Vilanova

Desde que el pasado 25 de abril Tito Vilanova falleciera a los 45 años víctima de un cáncer, sus hijos Carlota y Adriá han intentado superar junto a su familia y amigos la triste desaparición de su padre.

Tras un verano que se convirtió en un bálsamo para ambos y en el que regresaron a la cala Sant Martí d’Empúries, el rincón preferido de Tito, y a L’Escala (Gerona) donde su familia posee una casa y sus abuelos paternos, Joaquim -exalcalde de la localidad- y María Rosa, regentan una bodega, Carlota y Adriá viven estas fechas tan familiares con el constante recuerdo a su padre.

Junto a su madre, Montse Chaure, los tres se han trasladado desde su casa de la elitista urbanización barcelonesa de Torremirona a la localidad gerundense de Puigcerdá en compañía de sus dos inseparables perros, Vida y Disset. Allí, han pasado casi desapercibidos y como antaño han hecho gala de una villa sencilla y sin grandes lujos a pesar de estas fechas.

Los tres han decorado la vivienda con motivos navideños y han colocado en el salón el típico árbol con luces, lazos y bolas de color rojo. Los hermanos Vilanova también han aprovechado estos días para disfrutar de la naturaleza y reunirse con varios amigos de la infancia.

Sin embargo, uno de los momentos más emotivos de estos días llegó el día de Navidad cuando Adrián y Carlota abrieron los regalos de Papá Noel. A pesar de la ausencia de Tito Vilanova, la vida continúa para su mujer y sus hijos, que disfrutarán de un viaje a Disneyland a principios de 2015. Una manera como cualquier otra de comenzar un nuevo año.