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Carlos Huéscar y Cayetano Martínez de Irujo, cada uno por su lado
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se hace patente su distanciamiento

Carlos Huéscar y Cayetano Martínez de Irujo, cada uno por su lado

No hubo encuentro público entre el futuro duque de Alba y su hermano, el jinete Cayetano, en la Madrugá sevillana.Ni siquiera tratándose de una noche importante para la familia

Foto: El duque de Huéscar y Cayetano, en una imagen de archivo (Gtres)
El duque de Huéscar y Cayetano, en una imagen de archivo (Gtres)

No hubo encuentro público entre el futuro duque de Alba y su hermano, el jinete Cayetano, en la Madrugá sevillana. Se trataba de una noche que siempre había sido muy importante para la duquesa y para el resto de la familia. La procesión del Cristo de los gitanos se detiene en el palacio de Dueñas y, como es costumbre, los Alba esperan en la puerta para recibir al Cristo de la Salud y a la virgen de las Angustias. Esta vez, hacían quinielas entre muchos amigos y conocidos para saber qué hermanos participarían en la tradición, dado que las relaciones entre Carlos y Cayetano son algo tensas tras fallecer la madre.

Huéscar, hombre de buen talante, no puso impedimentos para continuar con la misma liturgia que cuando vivía la duquesa y recibió a su hermana Eugenia, que acudió con su hija y el grupo de amigos. Todos ellos recién llegados de Marbella donde la pequeña de la saga se encuentra pasando sus vacaciones de Semana Santa. En Las Cañas tiene su propio bungalow, que decoró Jaime Parlade. Como era de esperar, el primogénito hizo la ‘Levantá’ del Cristo y Eugenia la de la Virgen.

Y para demostrar esa buena disposición, el duque de Huéscar también aceptó la presencia de la novia de su hermano, la nadadora Melani Costa que, por primera vez, presenciaba la ‘Madrugá’ sevillana en la puerta de Dueñas. Lo llamativo de la escena fue cuando Cayetano, que iba se nazareno acompañando al paso salió de la procesión, besó a su novia, a su hermana Eugenia, a la sobrina Tana y eludió saludar a Carlos, que formaba parte del grupo. Un detalle que no pasó desapercibido para los conocidos, que no entendieron el gesto del jinete con un hermano que, hasta ahora, ha demostrado gran generosidad incluso cediendo en determinados acuerdos.

Los hermanos tampoco coincidieron en el balcón del palacio Cuna, propiedad del marqués de la Motilla, punto de reunión en estas fechas. Carlos estuvo con su ex mujer, Matilde Solís, con Borja, el hijo que ella tuvo con su segundo marido, del que también se separó, con las amigas de su madre, Carmen Tello y las hermanas Cobo, y a las nueve de la noche apareció Eugenia con su grupo de amigos.

La duquesa de Montoro se mostró muy cariñosa con Carmen y con el resto de invitados, a los que comentó lo mucho que extrañaba a su madre. Eugenia y su hija durmieron como hacían siempre en Dueñas, mientras que Cayetano, Melani Costa y los niños, Amina y Luis, lo hacían en Las Arroyuelas, el campo que la duquesa le regaló y donde al día siguiente celebraba su cumpleaños con un almuerzo al que tampoco acudió ningún hermano.

No hubo encuentro público entre el futuro duque de Alba y su hermano, el jinete Cayetano, en la Madrugá sevillana. Se trataba de una noche que siempre había sido muy importante para la duquesa y para el resto de la familia. La procesión del Cristo de los gitanos se detiene en el palacio de Dueñas y, como es costumbre, los Alba esperan en la puerta para recibir al Cristo de la Salud y a la virgen de las Angustias. Esta vez, hacían quinielas entre muchos amigos y conocidos para saber qué hermanos participarían en la tradición, dado que las relaciones entre Carlos y Cayetano son algo tensas tras fallecer la madre.

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