La boda de Macarena inspirada en la Toscana y su vestido de novia con capa y puños de camisa
Antonio y Macarena se dieron el 'sí, quiero' en Madrid, primero en la iglesia de Santa Bárbara y después en la finca Soto Mozanaque convertida en un bosque encantado
Que tu pareja te haga reír, que te diviertas compartiendo cada segundo a su lado, es vital. Así lo confirma Macarena, una ingeniera de telecomunicaciones que, entre otras cualidades, se enamoró de Antonio por ser una persona tremendamente divertida: "Vivir con él es vivir en un ataque de risa constante". Se conocieron en Madrid, en una fiesta de cumpleaños celebrada en el hotel Suecia: "Cuando le dije a qué me dedicaba, no se lo creía, y así fue como empezamos a hablar".
Un corto pero intenso y estable noviazgo de un año y medio que desembocó en una petición de mano: "Me pidió matrimonio en nuestro viaje de verano en la Toscana, en un hotel rodeado de viñedos y viendo la puesta de sol. Recuerdo ese momento entre los más emocionantes de mi vida. Después me dijo: '¿Tienes planes para el 1 de julio de 2023? Espero que no, porque nos casamos en Santa Bárbara'. Me morí de la ilusión".
Hablamos de uno de los templos más solicitados de la capital y con larga lista de espera: "Es mi iglesia favorita de Madrid por su imponente escalinata y siempre había querido casarme ahí. Antonio, con la ayuda de mi madre y la suya, reservó el día un mes antes de pedirme matrimonio".
Tras la sorpresa y con la fecha ya fijada, comenzaron a planificar su boda. Macarena y Antonio no estarían solos; de nuevo, el papel de sus madres fue clave. "Nos ayudaron con absolutamente todo, no sé qué habríamos hecho sin ellas. Además, contamos con Fit for Weddings para la organización, nos acompañaron en todo el proceso y fueron indispensables". ¿La temática del enlace? La Toscana, el lugar donde el experto en banca de inversión pidió su mano.
Antes de llegar a ese 1 de julio de 2023, el día que uniría sus caminos para siempre, Macarena tenía que encontrar quién idearía y confeccionaría el traje de su vida: "Mi idea inicial era llevar un vestido más elegante para la iglesia y otros con más rollo para la fiesta. Así surgió el concepto de un vestido transformable. Creo que lo más importante es que una novia se sienta ella misma, que el look refleje su estilo personal. También quería que fuese atemporal. Poder ver las fotos dentro de 20 o 30 años y seguir sintiendo que es el vestido de mis sueños y que no ha pasado de moda".
Los artífices terminaron por ser Macarena y Javier de From Lista With Love. "Sentí un feeling instantáneo. Entendieron desde el primer momento el tipo de vestido que quería. Su estilo arquitectónico a la hora de diseñar vestidos me pareció muy original y al ser yo ingeniera me conquistó completamente", confiesa.
A partir de ese flechazo que la novia sintió por los diseñadores, arrancó el proceso de creación de su vestido: "Si lo tuviese que describir con una sola palabra, diría que fue divertidísimo. Me acompañaron mi madre, mi suegra y una amiga a las pruebas, y siempre estábamos más de dos horas riéndonos constantemente. Macarena y Zuma son geniales y tuvieron unas ideas que le daban mucha personalidad al traje".
Conformado por dos prendas, una capa y un vestido que llevó para entrar a la iglesia del brazo de su padre, y que después para el banquete transformaría sin capa y solo con la pieza base, le otorgaron a la ingeniera dos looks en uno.
"Lo mejor es que parecía un solo vestido, no dos, y esto creo un efecto sorpresa en el momento que entramos a la cena y me quité el abrigo con la cola. El vestido era en crepé ajustado y palabra de honor, con una tira de strass en la espalda. Se cubría con un abrigo con mangas de camisa y puños en gazar y con gemelos. De dicho abrigo salía la cola, también en gazar de más de 3 metros", explica la novia.
Con el vestido de la novia listo, tocaba seleccionar los accesorios que pondrían el broche de oro al outfit nupcial de Macarena. A sus pies, unos zapatos de salón a medida de Ceibo. "La tela era satén blanco con una pulsera con strass bordado", detalla la madrileña.
En cuanto a las joyas, cumplió con el 'algo prestado' al lucir unos pendientes de Suarez que pertenecían a su suegra y madre de Antonio: "Los dueños son íntimos amigos de la familia y las alianzas y mi anillo de compromiso también son de ahí".
Para el ramo, contó con Cristina Barreiros, de Aquilea, los mismos que se encargarían de la decoración floral de la finca. "Mi flor favorita es la peonía, y llevaba peonías blancas y mucho verde".
Solo quedaba la puesta a punto de belleza: "Me arreglé en casa de mis padres, un chalé con jardín en Madrid, y llevé un camisón y una bata de María Gadea. Me maquilló y peinó Álvaro Talayero. Siempre llevo el pelo suelto, diría que es como mi seña de identidad, me veo rara con recogidos. Por eso tenía clarísimo que iba a casarme con el pelo suelto. Talayero me peinó con ondas y movimiento en el pelo, justo como quería. Para el maquillaje le pedí que enfatizará más los ojos y labios naturales. Álvaro es el mejor, además transmite muchísima tranquilidad el día de la boda".
Macarena y su padre llegaron en coche a las inmediaciones de la iglesia de Santa Bárbara, en el barrio de las Salesas: "Uno de los momentos más especiales fue subir la escalinata de Santa Bárbara con mi padre y entrar a la iglesia de su brazo mientras veía la cara de Antonio al final, se me siguen poniendo los pelos de punto al recordarlo".
Una vez concluida la ceremonia religiosa, los recién casados y sus invitados se desplazaron hasta la finca Soto Mozanaque, ubicada a unos 20 minutos de la capital: "Elegimos esa finca porque tiene unos jardines espectaculares y una casa-palacete muy imponente".
Ya allí, Macarena y Antonio lograron recrear en su boda una decoración de inspiración italiana. "Con las flores de Aquilea y la iluminación de Orca logramos el efecto de bosque encantado. Jugamos con los árboles de la finca, iluminándonos y bajando la vegetación. Incluimos limones de decoración en todas las mesas como guiño a la Toscana. También hicimos un pasillo con limoneros de la zona del cóctel hasta la cena y velas, muchas velas en todas las mesas y rincones de la finca. Con Orca y Aquilea tuve la sensación de que da igual lo que les pidas, ellos lo hacen posible. Quedamos impresionados con el resultado. La decoración de las mesas llamaba la atención y combinamos mesas redondas con mantel y mesas alargadas de madera vista".
Sentados a la mesa, los invitados disfrutaron de un menú servido por el catering Ciboulette: "Con ellos el éxito está asegurado, el cariño y la dedicación que pusieron Ernesto Vazquez y Desiree Esgueva hicieron que no faltara ni un solo detalle". Para el final del banquete, una sorpresa: "Una mesa de postres en el salón de la finca, con una decoración imponente y candelabros de Ines Batlló, de Options. Los postres eran de Balbisiana y de Hojaldrería Estela, nuestros favoritos".
Como mención especial, la papelería de la boda: "Le dedicamos mucho tiempo. Gracias a César de la Fuente, de Invitarte, conseguimos que fuese especial y original. El 'seating plan' eran nombres de pueblos de la Toscana y especialmente llamó la atención la minuta, hecha con su máquina Pequeña Piccolo III y personalizada para cada invitado. La ilustración del Soto de Mozanaque en la minuta la hizo Bego de Pablos".
No faltó un regalo único y personalizado para cada uno de sus familiares y amigos. "Siempre había imaginado mi boda como el día más especial de tu vida para disfrutar con la gente que quieres. Y así fue. Por eso quisimos que todos nuestros invitados se sintieran especiales y agradecerles que estuviesen ahí celebrando con nosotros. Escribimos una carta a cada uno de ellos (un total de 350 personas) y se la dejamos en su sitio cuando se sentaron a cenar, fue precioso ver como muchos se emocionaron al leerla. ¡Fue un trabajazo! Pero sin duda alguna valió la pena".
El momento de entrar al banquete, fue inolvidable. Para entonces, Macarena se quitó el abrigo y lució el vestido de From Lista With Love como única prenda. También modificó los complementos, tanto el calzado como las joyas. "En la fiesta me puse unas cuñas blancas de Castañer. Con el segundo vestido, llevé otros pendientes hechos a medida. Eran flores de nácar blancas con cinco piedras de aguamarinas incrustadas, a juego llevé un brazalete con la misma flor, todo de Joyerías Marquise".
El novio sumó a su chaqué de Lander Urquijo una boina. "Antonio regaló a sus amigos íntimos y sus hermanos una boina de 'Peaky Blinders' con el mote de cada uno bordado. Todos llevaban las boinas puestas y fue un momento brutal. Para la fiesta contamos con Adrián Lozano como DJ, que, como siempre, es un acierto seguro"
El primer baile transcurrió entre momentos con el padre de la novia, la madre del novio y el matrimonio. "Decidimos hacer el baile en el exterior, yo bailé 'My Way' con mi padre y Antonio bailó con su madre 'Something Stupid', ambas de Frank Sinatra, y luego juntos, 'I Don’t Want to Miss a Thing' de Aerosmith".
¿Un consejo para futuras novias? "Que al final todo siempre sale bien y que cuando se dedica tiempo y cariño a una boda, los invitados lo notan y lo agradecen. Pero lo más importante es que la gente que quieren esté bien de salud, todo lo demás es secundario. Que se preparen para disfrutar el mejor día de sus vidas".
Que tu pareja te haga reír, que te diviertas compartiendo cada segundo a su lado, es vital. Así lo confirma Macarena, una ingeniera de telecomunicaciones que, entre otras cualidades, se enamoró de Antonio por ser una persona tremendamente divertida: "Vivir con él es vivir en un ataque de risa constante". Se conocieron en Madrid, en una fiesta de cumpleaños celebrada en el hotel Suecia: "Cuando le dije a qué me dedicaba, no se lo creía, y así fue como empezamos a hablar".
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