Así puedes evitar que descienda la vitamina D de tu organismo en los meses más fríos del invierno, según la medicina
Dar paseos por la mañana aprovechando las horas de más sol o tomar complementos nutricionales, ayudarán a mantener tus niveles de vitamina D
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El descenso de las temperaturas y la reducción de horas de luz solar en invierno pueden afectar a nuestra salud física y emocional. La falta de exposición al sol disminuye la producción de vitamina D, algo que puede generar fatiga, dificultad para concentrarse e incluso afectar el estado de ánimo, ya que este nutriente es esencial para el organismo al intervenir en la absorción de calcio.
El cuerpo humano produce vitamina D cuando la piel entra en contacto con los rayos ultravioleta tipo B, este proceso ocurre cuando el colesterol presente en la piel se transforma en un precursor de la vitamina, que luego es metabolizado en el hígado y los riñones para volverse activo.
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Sin embargo, durante el invierno, se produce una reducción en la capacidad del cuerpo para sintetizar la vitamina debido a la menor exposición a la luz solar, reduciendo así la producción natural del nutriente.
Más allá de la falta de sol, la temperatura de la piel también juega un papel clave en la absorción de radiación ultravioleta, ya que cuando la piel está caliente, la síntesis de esta vitamina es más eficiente. Por el contrario, en climas fríos, este proceso se ralentiza. La edad también influye en este proceso, las personas mayores presentan una menor capacidad de síntesis.
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Un nivel insuficiente de vitamina D puede afectar el bienestar general y está relacionado con problemas óseos, alteraciones del sistema inmune y trastornos del estado de ánimo. Algunos de los síntomas más comunes son fatiga y cansancio persistente, dolor muscular, ser más propenso a las infecciones y tener dificultades para dormir.
Por ello es muy importante aprovechar los momentos de luz solar para estimular la producción de vitamina D, pasando entre 10 y 15 minutos al día al aire libre. También se deben incluir alimentos ricos en vitamina D para compensar la falta de exposición natural a ella.
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Algunos de estos alimentos son los pescados grasos como el salmón, los productos lácteos y la yema de huevo. En situaciones donde la dieta y la exposición al sol no sean suficientes, los suplementos de vitamina D pueden ser una alternativa eficaz, pero su consumo siempre debe estar supervisado por un profesional de la salud.
Para evitar un déficit en vitamina D es recomendable aprovechar la luz solar, incorporar alimentos ricos en este nutriente, ya que mantener unos niveles adecuados de esta vitamina es clave para el bienestar general, especialmente durante los meses más fríos.
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El descenso de las temperaturas y la reducción de horas de luz solar en invierno pueden afectar a nuestra salud física y emocional. La falta de exposición al sol disminuye la producción de vitamina D, algo que puede generar fatiga, dificultad para concentrarse e incluso afectar el estado de ánimo, ya que este nutriente es esencial para el organismo al intervenir en la absorción de calcio.