Estos son los mejores hábitos para mejorar la memoria a partir de los 50 años, según Harvard
Pequeños olvidos pueden parecer inofensivos, pero a medida que cumplimos años se vuelven más frecuentes. Adoptar hábitos adecuados es clave para fortalecer la memoria
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- Hábitos fundamentales para mejorar la memoria a corto plazo
- Cuatro hábitos muy comunes que nos hacen perder la memoria
La memoria es una de las funciones cognitivas que más se resienten con el paso de los años, pero la neurociencia ha demostrado que se puede fortalecer con hábitos adecuados. Pequeños olvidos como no recordar dónde se han dejado las llaves o qué se iba a comprar en el supermercado pueden parecer inofensivos, pero a partir de los 50 años, la frecuencia de estos lapsos aumenta, lo que hace fundamental adoptar estrategias para mantener la agilidad mental.
Según datos de Eurostat, que recoge el medio especializado 'Redacción Médica', España es el séptimo país de Europa con mayor prevalencia de problemas de memoria, afectando a casi un 20 % de la población. A partir de los 50 años, este porcentaje se eleva, lo que pone de manifiesto la importancia de incorporar hábitos que ayuden a fortalecer la memoria y prevenir su deterioro.
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Lisa Genova, neurocientífica formada en Harvard y autora del libro 'Remember: la ciencia de la memoria y el arte de olvidar', sostiene que mejorar la memoria es una habilidad accesible si se aplican ciertas estrategias. Entre ellas, destaca la importancia de visualizar la información y asociarla con experiencias personales. Por ejemplo, si cuesta recordar un nombre, vincularlo con un rasgo característico o un evento significativo ayuda a reforzar la retención.
El descanso es otro pilar esencial. Durante el sueño, el cerebro consolida los recuerdos y los almacena en la memoria a largo plazo. No dormir lo suficiente puede hacer que los recuerdos sean confusos o incluso que desaparezcan. Los expertos recomiendan entre siete y nueve horas de descanso diario para un rendimiento cognitivo óptimo.
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Controlar el estrés también es clave. La tensión crónica afecta la capacidad de concentración y recuperación de recuerdos. Técnicas como la meditación, el mindfulness o la práctica de ejercicio físico han demostrado ser eficaces para mejorar la memoria y la claridad mental.
Además, el ejercicio regular no solo favorece la salud cardiovascular, sino que también estimula la creación de nuevas conexiones neuronales. Actividades como caminar, nadar o bailar durante al menos 30 minutos al día pueden contribuir a mantener la agilidad mental con el paso del tiempo.
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Por último, el uso de herramientas externas como listas, calendarios o recordatorios digitales no solo facilita la organización diaria, sino que también reduce la sobrecarga cognitiva, permitiendo que la memoria se concentre en lo verdaderamente importante.
Si bien estos hábitos pueden marcar una gran diferencia en la salud cognitiva, es importante recordar que cada persona es única y que, ante cualquier preocupación sobre la memoria, lo más recomendable es acudir a un especialista. Un diagnóstico profesional permitirá evaluar la situación y ofrecer estrategias personalizadas para mantener el cerebro en óptimas condiciones.
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La memoria es una de las funciones cognitivas que más se resienten con el paso de los años, pero la neurociencia ha demostrado que se puede fortalecer con hábitos adecuados. Pequeños olvidos como no recordar dónde se han dejado las llaves o qué se iba a comprar en el supermercado pueden parecer inofensivos, pero a partir de los 50 años, la frecuencia de estos lapsos aumenta, lo que hace fundamental adoptar estrategias para mantener la agilidad mental.