Las 'secretas' redes sociales de los royals
Algunos miembros de la realeza europea se integran en un mundo donde quieren sentirse como uno más, disfrutando de las redes sociales como cualquier persona desconocida
Si echamos la vista atrás en el tiempo, hace unas cuantas décadas no existía internet ni redes sociales. Tampoco conocíamos el actual término followers, ni nada de esas cosas que hoy en día a más de uno le crean ansiedad, simplemente por el hecho de no estar dentro de esa continua exposición cibernética. De manera que, quien no sea partícipe de toda esta estructura digital, quedaría como persona descatalogada de toda vorágine que, a día de hoy, parece que sigue sin freno.
Tanto es así, que hasta los miembros pertenecientes a la 'sangre azul', en este caso los royal europeos, quieren de igual modo seguir los pasos de toda una sociedad encaminada hacia el mismo interés: Tener su propia cuenta en alguna red social. La diferencia es que ellos son conscientes de que son distintos al resto e intentan también estar dentro, pero de manera clandestina o discreta, y hasta alguno de ellos con pseudónimos.
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Aunque hay que recalcar que todos los que manejan este tipo de redes sociales son los más jóvenes de las familias reales, entre ellos existe el denominador común de que sus gustos y preferencias son similares con respecto al mundo cibernético.
Entre ellos se encuentran Olympia de Grecia, Rania de Jordania, o Alexia de Holanda. Ellas no han dudado en hacerse alguna cuenta de Facebook, Twitter o Instagram. A veces la han abierto de manera oficial (siendo las que menos) y otras de forma secreta, intentando mantenerse alejadas de la esfera pública.
Haciendo un pequeño análisis, no es nada negativo que alguien quiera salvaguardar su intimidad en las redes sociales, aunque nos pueda llegar a resultar algo contradictorio. Una vez que estás dentro de todo ese círculo es, a veces, difícil controlar el anonimato, llegando a que te ‘pillen’ y te descubran tarde o temprano.
Un caso muy diferente ha sido el de Alexia de Holanda, que a su temprana edad (13) se ha abierto una cuenta de Instagram de manera oficial y, según dicen, lo ha hecho para desacreditar las cuentas falsas que existían sobre ella y, de paso, consultar estilismos. Al parecer, Vivian Kramer, una periodista holandesa, lo ha hecho público y no sabremos si la cerrará o la seguirá manteniendo activa.
De hecho, no sería ni la última ni la primera vez que pillan a alguien. El príncipe Enrique de inglaterra se creó una cuenta de Facebook, bajo el pseudónimo Spike Wells, con la que llegó a tener hasta 400 amigos con los que conversaba. Se dice que la tuvo durante cuatro años, hasta que la cerró definitivamente, tras ser descubierto. Además, su mujer, Meghan Markle, tuvo que eliminar todos sus perfiles sociales, una vez que formó parte de la casa real inglesa.
No se esconden de nada
No todos optan por la discreción. Es el caso de las hijas de Sarah Ferguson, Eugenia de York y Beatriz de York. Las hijas del príncipe Andrés son usuarias oficiales de Instagram, comportándose de manera normal y siendo activas en las redes, sin miedos a esconderse o al qué dirán.
Otros miembros de la realeza que no se esconden son Rania de Jordania y la princesa Magdalena de Suecia. Tanto una como otra comunicaron la apertura de sus respectivas cuentas. Aunque ellas mismas la utilizan para que todos sean partícipes de su día a día, se aprecia claramente que su finalidad es comunicar asuntos institucionales de interés internacional.
La redes sociales menos oficiales, o las que menos siguen el protocolo real, son las de Olympia de Grecia, que fue la primera en posar en bañador, o Marious Borg, hijo de Mette-Marit, que se muestra muy natural en todo momento, declarando incluso su amor, y alejándose, en gran medida, de la vida institucional de su madre.
Lo que sería realmente interesante es saber si la reina Isabel II tiene alguna cuenta en alguna red social, aunque no sería de extrañar porque siempre se ha adaptado a las nuevas generaciones.
Está claro que todo el mundo quiere subirse al mundo de las nuevas tecnologías, siendo parte de ellas, creándose cuentas en las redes sociales, de manera clandestina o no, pero que, aunque sean de sangre azul, quieren sentirse activos y partícipes de un mundo digital que se encuentra más vivo que nunca.
Si echamos la vista atrás en el tiempo, hace unas cuantas décadas no existía internet ni redes sociales. Tampoco conocíamos el actual término followers, ni nada de esas cosas que hoy en día a más de uno le crean ansiedad, simplemente por el hecho de no estar dentro de esa continua exposición cibernética. De manera que, quien no sea partícipe de toda esta estructura digital, quedaría como persona descatalogada de toda vorágine que, a día de hoy, parece que sigue sin freno.