La reina Letizia, vista y no vista: las anécdotas de la recepción real
Como cada año, el 12 de octubre se dan cita numerosas personaldiades de la vida política, social y cultural. Este año han sido muchos los protagonistas...
Como todos los 12 de octubre, día de la Fiesta Nacional, la recepción posterior en el Palacio Real se convierte en centro de noticias, chascarrillos, rumores, anécdotas y comentarios de todo tipo. Este año no ha sido diferente. Zarzuela envió cerca de 700 invitaciones que abarcaban todos los sectores desde el mundo empresarial, social, artístico, deportivo, político y representantes de asociaciones y ONGs. A la una de la tarde todos los convocados debían estar ya en el interior del palacio según las normas de protocolo enviadas previamente. Mientras llegaban los Reyes se sirvió un cóctel que se repitió tras el saludo del Jefe del Estado y la reina Letizia a los invitados.
Felipe VI y la reina comenzaron el besamanos a las 13.30. Si el año pasado doña Letizia eligió un vestido de lanilla a pesar del calor que hacía en el interior del Palacio Real, esta vez acertó con un Varela de dos piezas, falda vaporosas y los brazos al aire como es su costumbre.
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La presencia de doña Letizia en la recepción posterior fue vista y no vista. Esta vez no hubo corrillo ni posibilidad de hablar con ella como en otras ocasiones. La brevedad tuvo que ver con el viaje que horas después realizarían a Mallorca para visitar las zonas damnificadas. La reina se fue a Zarzuela a cambiarse mientras el Rey se quedaba en palacio.
Don Felipe se hizo selfies y saludó muy cariñoso a la presidenta de la Asociación de Victimas del Terrorismo, Maite Araluce. También se entretuvo con Pablo Casado y su mujer, e hizo lo propio con Albert Rivera y su novia, Beatriz Tajuelo. Antes de marcharse, Paloma Segrelles quiso saludarlo. Iba a estrechar la mano cuando el Rey le dio dos besos. Se conocen desde pequeños.
El futuro de Leonor
Al Rey se le iluminaba la cara cuando varios invitados le comentaban lo bien que se portaban sus hijas en público y los guapas que eran. “Son muy buenas”, respondía a los halagos. Confirmó que la princesa de Asturias no dará aún discurso en la entrega de los premios que llevan su nombre. Al recordarle que él tenía su edad la primera vez que lo hizo, respondió: “Cada cosa a su tiempo”. Este año ha sido la primera vez que como heredera Leonor lució el Toisón y ha presidido el desfile a la derecha de su padre.
La ministra Calviño se encontró al marcharse del cóctel con Diego Carcedo, que fue director de informativos, y Cristina García Ramos, directora y presentadora de la televisión pública cuando su padre, José María Calviño, fue nombrado director general de RTVE con el gobierno de Felipe González. Saludó al matrimonio y Carcedo le recordó algunas anécdotas de su padre.
La exvicepresidenta del Gobierno y portavoz con Rodríguez Zapatero, María Teresa Fernández de la Vega, comentaba con varias ministras del actual Gobierno lo que había ganado en calidad de vida desde que dejó la política: “En el Consejo de Estado se trabaja mucho pero no me despierto con titulares tremendos todos los días”. Su estilismo fue uno de los mejores.
Isabel Preysler acudió con Mario Vargas Llosa. El escritor llevaba la voz cantante en los corrillos en los que participaba mientras Isabel ejercía de novia sin hablar demasiado. El Nobel volvió a reivindicar el papel de los españolistas en Cataluña.
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El duque de Alba acudió en solitario y recibió las felicitaciones de muchos de los invitados por lo bien que había resultado la boda de su hijo Fernando. Algunos de los asistentes habían acudido el sábado anterior al palacio de Liria invitados por él.
La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, y la ministra de Justicia, Dolores Delgado, hicieron juntas el paseíllo para saludar a los Reyes. Alberto Nuñez-Feijóo presidente de la Xunta, acudió en solitario. Su mujer, Eva Cárdenas, prefirió quedarse en casa con el bebé, que en febrero cumplirá dos años.
La embajadora de Marruecos, Karim Benyaich, y su hija lucieron caftanes de pedrería que llamaron la atención por su elegancia. La dama acaba de llegar a Madrid para hacerse cargo de la legación de su país.
Como todos los 12 de octubre, día de la Fiesta Nacional, la recepción posterior en el Palacio Real se convierte en centro de noticias, chascarrillos, rumores, anécdotas y comentarios de todo tipo. Este año no ha sido diferente. Zarzuela envió cerca de 700 invitaciones que abarcaban todos los sectores desde el mundo empresarial, social, artístico, deportivo, político y representantes de asociaciones y ONGs. A la una de la tarde todos los convocados debían estar ya en el interior del palacio según las normas de protocolo enviadas previamente. Mientras llegaban los Reyes se sirvió un cóctel que se repitió tras el saludo del Jefe del Estado y la reina Letizia a los invitados.