Cinco años de uno de los peores momentos de la vida de la infanta Cristina
Declaró en el juicio por el caso Nóos y respondió con evasivas hasta 579 veces. Lo pasó muy mal y hasta preguntó al abogado del exsocio de Urdangarin si lo había hecho bien
“No lo recuerdo bien”. Así contestaba ya a la primera pregunta del juez. La infanta Cristina hizo historia con su declaración en el proceso judicial del caso Nóos. Y no solo por ser el primer miembro de la Casa Real en sentarse en el banquillo de los imputados -desde su declaración cambió la ley y se les llama investigados-. La hermana de Felipe VI respondió con evasivas al interrogatorio judicial hasta en 579 veces. Este viernes hace cinco años de aquel momento y el imaginario popular sigue calificando las actitudes despistadas como 'hacerse un infanta'. Todo un hito.
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El aniversario lo pasa doña Cristina lejos de España, tal y como ha podido saber Vanitatis. Poco querrá recordar la hija del rey Juan Carlos I el mal momento que pasó en aquellos días. Lo contaban miembros de su entorno cercano, que la veían decaída y nerviosa. Estaba desesperada, decían entonces, tanto que al terminar la declaración se acercó al abogado del exsocio de Iñaki Urdangarin, Diego Torres, para preguntarle cómo lo había hecho. Así lo recuerda incluso el propio letrado, dejando constancia de la trascendencia del momento.
La declaración de la Infanta se alargó durante seis horas y tuvo tiempo de contestar con más concreción algunas preguntas. Pero la mayoría de sus respuestas sirvieron para pronunciar los ya famosos “no lo sé”, “no me acuerdo”, “lo desconozco”. Siempre con un correcto “señoría”.
"Por ser hija del Rey"
Con una educación férrea a prueba de todo contratiempo, los nervios no consiguieron derrumbar a la Infanta. Es más, tuvo tiempo para decir algunas de las cuestiones que más le preocupaban. “Precisamente por ser hija del Rey -dijo tras una pregunta-, quizá se me ha sometido a un escrutinio mayor y se me ha mirado con más detalles todos los temas relacionados con la administración y con temas delicados y referentes a la Hacienda”.
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Cargó toda la culpa en la gestión de su marido y descargó a la Casa Real, una estrategia de defensa que sorprendió a muchos. “Yo me ocupaba de los niños, sus actividades, de la escuela y de todo lo que tenía que ver con ellos, con médicos y demás, y mi marido se ocupaba de toda la parte de los gastos”, dijo en otro momento. “Nunca he recibido instrucciones de la Casa Real”. Tras su declaración, casi todo el mundo dio por bueno que la sentencia sería muy desfavorable a su marido. Y así fue.
Hubo que esperar un tiempo. No fue hasta pasados casi cuatro años, en junio de 2018, cuando se dictó sentencia y aunque fue absuelta de casi todos los delitos, se la consideró responsable civil subsidiaria a título lucrativo, lo que supone que se consideraba que había usado dinero logrado de forma ilícita. Por ello, la sentencia marcó que debía devolver 136.950 euros por el título lucrativo de los delitos de malversación de caudales públicos y de fraude a la Administración por los que fue condenado su marido.
Quedó absuelta de su responsabilidad por los delitos fiscales. Lo curioso es que, como ya había depositado algunas cantidades en los juzgados, 'le salió a devolver' y los juzgados tuvieron que reingresarle dinero. No corrió la misma suerte su marido, que fue condenado por hasta seis delitos a una pena de casi seis años de cárcel y desde el pasado verano está preso en el centro penitenciario de mujeres de Brieva. Otro hito en la historia reciente de España.
“No lo recuerdo bien”. Así contestaba ya a la primera pregunta del juez. La infanta Cristina hizo historia con su declaración en el proceso judicial del caso Nóos. Y no solo por ser el primer miembro de la Casa Real en sentarse en el banquillo de los imputados -desde su declaración cambió la ley y se les llama investigados-. La hermana de Felipe VI respondió con evasivas al interrogatorio judicial hasta en 579 veces. Este viernes hace cinco años de aquel momento y el imaginario popular sigue calificando las actitudes despistadas como 'hacerse un infanta'. Todo un hito.